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La crisis político-constitucional sigue su curso

Fuentes: Prensa Obrera/Rebelión

Tal como lo previmos en nuestro primer editorial de 2010, Cleto Cobos tuvo que volver a desempatar. Argentina integra con Islandia y Grecia el primer pelotón de Estados en los cuales la crisis mundial ha derivado en una crisis constitucional. También en esto es candidata al Oscar. A diferencia de lo que ocurrió en el […]

Tal como lo previmos en nuestro primer editorial de 2010, Cleto Cobos tuvo que volver a desempatar. Argentina integra con Islandia y Grecia el primer pelotón de Estados en los cuales la crisis mundial ha derivado en una crisis constitucional. También en esto es candidata al Oscar.

A diferencia de lo que ocurrió en el conflicto sojero, esta vez Cobos desempató en favor del gobierno. Ahora, el título de «traidor» que le propinaron en 2008 se elevó a una categoría universal; los radicales protestan porque violó la posición contraria del partido que supuestamente lo llevaría de candidato a la Presidencia en 2011. El voto del vicepresidente, que «no es de aquí ni es de allá», es un trofeo a la estafa política porque avala la remoción de Redrado por razones que no tienen nada que ver con la oposición de éste al Fondo del Bicentenario para pagar la deuda pública. Peor aún es que Redrado ni siquiera habría intentado resistir a los K si no hubiera recibido para ello un respaldo de Cobos y de los bloques opositores del parlamento. Todos ellos se pronunciaron contra la sustracción de reservas del Banco Central para el pago de deuda pública y dicen que se opondrán a que el decreto de necesidad y urgencia que lo creó pase la criba del Congreso cuando se reanuden las sesiones en marzo. Como dicen los K, el vice Cleto «sacrificó un alfil», que en ajedrez puede ser el anuncio brillante de un mate imparable. De todos modos, el manotazo no se transformará en ley tal cual lo concibió la Presidenta con su marido, porque necesitará hacer modificaciones que le otorguen una mayoría en alguna de las cámaras del Congreso.

Todo esto ha llevado a una degradación institucional que no tiene precedentes, pero no a la que se refiere la infatigable Carrió con su sanata mentirosa sobre la transparencia, que es absolutamente imposible en un régimen burgués -como lo demuestra el secreto que rodea al salvataje de los bancos. Con dos votos de desempate (y todavía habrá un tercero), el vicepresidente se ha convertido en el impensado árbitro político en Argentina, relegando al Ejecutivo a la posición de jefe de una de las fracciones en disputa. Por eso es que Cleto Cobos no quiere dejar el cargo. El voto positivo para los K, que emitió el vice en el caso Redrado, hace aún más patente la dependencia de los K de un subordinado que llegó al lugar sin concurso previo. En la carpeta de los K se amontonan los temas litigiosos que deberán pasar por el Congreso y, eventualmente, por el voto fatídico de su vice: la pelea por Telecom -de la cual depende el gran negocio de la década, que es el servicio de triple play (televisión, telefonía, Internet)-; el destino de Papel Prensa, donde Guillermo Moreno tiene que compartir la sociedad con La Nación y Clarín; la situación de YPF-Repsol, donde los españoles (los accionistas de Repsol-SacyrVallehermoso y la Caixa de Cataluña) quieren vender pero los K no lograron reunir la plata ni los votos legislativos para comprar; el presupuesto 2010, que tendrá que ser revisado como consecuencia de la crisis y de los cambios que habrá en el fondo K. Frente a semejantes negociados, que podrían cambiar la base de la política patronal en Argentina, se yergue el obstáculo del maratonista de los 10 kilómetros, Cleto Cobos, que llegó a vice en la maratón de la borocotización kirchnerista previa al estallido de la crisis capitalista mundial. La descomposición del régimen político luce implacable; sin embargo, cualquier acuerdo o pacto para llegar a octubre de 2011 tendría un carácter precario y debería ser forzado por una presión inusual de acontecimientos.

La crisis constitucional generada por el choque con el Banco Central (sólo falta que la Corte se vea obligada a dirimir el conflicto) fue aprovechada por el centroizquierdismo de Solanas para reclamar una investigación de la deuda externa en la que ellos mismos no creen. Los gobiernos democráticos han sepultado las huellas del crimen en un listado de bonos públicos anónimos que cambian de manos diez veces en una semana en los mercados internacionales. La democracia ha convertido un asunto con posibilidades jurídicas en un tema político al respaldar con su voto y, luego, con la reforma de la Constitución, los delitos de la dictadura y los que luego cometieron Menem (con las privatizaciones), Cavallo (con los megacanjes) y Kirchner-Lavagna (con la indexación de la deuda). El no pago de la deuda usurera se conecta así con la superación del régimen político pseudo-democrático que encubrió su origen y multiplicó cien veces su monto (computando lo pagado). La demagogia barata del centroizquierdismo chocó, sin embargo, con un revés inesperado: sus potenciales aliados se pronunciaron por seguir ‘honrando’ la usura e incluso en favor del Fondo del Bicentenario, que no es un fondo ni va a durar doscientos años. Para añadir un insulto a la injuria propinada por Binner, que apoyó el Fondo K, y Juez, que dice que no, la ex radical Stolbizer le dijo a Solanas que no vale nada un «frente chico», que hay que hacer oposición con las ligas grandes -o sea la UCR y compañía (lo mismo piensa Binner). Lejos de compartir la idea de que «Pino instaló el tema de la deuda», lo cierto es lo contrario: lo desplazó a la politiquería jurídica y ha sembrado confusión con sus alianzas políticas inciertas o infieles.

La relevancia de subrayar el carácter constitucional de la crisis consiste en que la caracteriza como una crisis de régimen político, o sea de la forma de dominación de la clase capitalista. La relación con la crisis mundial es ahora muy clara con la onda de crisis fiscales desencadenada por los rescates de bancos por parte de los gobiernos y por la caída de la recaudación impositiva provocada por la recesión. La Unión Europea acaba de romper con el frente de países que aboga por continuar con la emisión de moneda, y por lo que el Banco Central Europeo ha puesto fin a la subasta de préstamos a los bancos a tasas del 0,5% anual. Esta medida deflacionaria no hace más que acelerar la crisis en los Estados más endeudados – como Irlanda, España, Portugal y Grecia (más aquellos que ya estaban en la cola, como los del Báltico, Ucrania y el este de Europa), pues sin refinanciación del BCE, los bancos no pueden refinanciar a los Tesoros nacionales. Lo mismo ha empezado a hacer China, desatando una caída en las Bolsas que deberá reforzarse en las semanas próximas. En este marco, la crisis social deberá agravarse más: los desocupados españoles empiezan a dejar de cobrar el seguro al desempleo; los griegos, la atención de los servicios públicos; el FMI exige la reducción de los salarios para evitar el estallido del euro. Europa es ahora el epicentro de la cadena de sismos que forma la crisis mundial. La huelga general en Turquía, un Estado profundamente represivo, es la segunda advertencia luego de la sublevación de la juventud griega a principios del año pasado.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.