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Con la ayuda de Lula

La derecha pugna por no desarmar a los paramilitares

Fuentes: La Epoca

Los mercenarios continúan dispersos en el oriente, encubiertos por los grupos delincuenciales allegados a las prefecturas. Branco Marinkovic no apareció para el pre-acuerdo, lo reemplazó el Cardenal. El diálogo y acuerdo propugnado por los prefectos y grupos delincuenciales contrarios al gobierno de los movimientos sociales, contiene varios puntos en negociación pero no incluye el desarme […]

Los mercenarios continúan dispersos en el oriente, encubiertos por los grupos delincuenciales allegados a las prefecturas. Branco Marinkovic no apareció para el pre-acuerdo, lo reemplazó el Cardenal.

El diálogo y acuerdo propugnado por los prefectos y grupos delincuenciales contrarios al gobierno de los movimientos sociales, contiene varios puntos en negociación pero no incluye el desarme de los asesinos a sueldo y otros esbirros empleados por la élite latifundista y agroempresarial, se advirtió en las últimas horas en medios parlamentarios.

Grupos de paramilitares brasileños y peruanos, además de francotiradores encubiertos por funcionarios allegados al prefecto Leopoldo Fernández, ya detenido, emboscaron y acribillaron hace una semana a dirigentes comunales en Pando, causando 14 muertos y 37 heridos, mientras que 104 personas se encuentra desaparecidas, según diversas versiones de prensa.

Los sicarios sembraron terror entre los campesinos y se presume que están asimismo desplegados entre las regiones copadas por la oligarquía y encubiertos entre los grupos de choque que, al influjo de los prefectos y terratenientes como Rubén Costas y Branco Marinkovic, asaltaron las oficinas estatales y agredieron a los migrantes de occidente en las ciudades y poblados de las tierras bajas.

Otras muertes acaecidas en Chuquisaca, durante los disturbios por la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado, fueron atribuidos a francotiradores, además de las de Huanuni, el 2006, cuando chocaron grupos de mineros cooperativistas y sindicalizados.

Curiosamente, Marinkovic perdió protagonismo en el último escenario en que se encontraron los adversarios del régimen constitucional con el cardenal Julio Terrazas para la firma de un pre-acuerdo. El jefe de la Iglesia Católica en Bolivia, a cuyo amparo dejaron los prefectos insurrectos el destino de su colega Fernández, pareció ocupar así la silla de Marinkovic, generalmente cercana al prefecto Rubén Costas.

MERCENARIOS Y FARANDULA

Tras la reciente cumbre de Unasur en Santiago -que vio renacer la hegemonía de Brasilia en Sudamérica, tradicionalmente conocida como el «subimperialismo brasileño»-, el presidente Evo Morales anunció que ante la inacción de los prefectos recurrirá a su colega Lula da Silva para contrarrestar a los mercenarios, muchos de los cuales, junto a allegados de Fernández, huyeron al vecino Brasil.

«Lula me prometió enviar (próximamente a La Paz) a su Ministro de Defensa para hacer esa acción conjunta», reveló Morales durante una conversación con su colega venezolano, Hugo Chávez. El reporte de la prensa internacional recuerda que el Presidente acusó a Fernández y a Tuto Quiroga, dirigente de la derechista Podemos, de «organizar» el grupo paramilitar «Fuerzas Expedicionarias» que ya desde 2002 ha desatado acciones violentas.

Fernández, que se mantuvo como un virtual dictador de la Amazonia boliviana durante el último cuarto de siglo, está sindicado de desviar, desde su antigua posición como ministro de Gobierno de Quiroga, armamento con destino incierto, y ya la primera ministra de Gobierno de Morales, lo acusó el 2006 de entrenar en Cobija, fronteriza con Brasil, cuadrillas de paramilitares con fondos públicos.

Los paramilitares están reforzando los grupos delincuenciales de los comités cívicos allegados a los prefectos, insistieron por otra parte líderes de los movimientos sociales que mantenían un cerco a Santa Cruz, la capital oriental, donde los agroempresarios allanaban las dificultades para inaugurar este viernes su Feria Exposición.

En medio de ganado seleccionado, azafatas y farándula, la tradicional Fexpo congrega durante dos semanas a millares de visitantes, incluidos los migrantes collas que pagan parte de los 117 millones de dólares que los agrroempresarios dicen mover en su mayor evento.

¿ALTO MANDO DISPLICENTE?

Mientras tanto, en La Paz, el Comandante en Jefe de las FFAA, general Luis Trigo se quejó lastimeramente de los cuestionamientos que desde Caracas le hizo el presidente Chávez sobre la pesadez con que se movió el Alto Mando antes del Estado de Sitio en Pando, lo que permitió, dijo, que la matanza se produjera 15 horas antes de su vigencia; y aún después, la quema de la alcaldía de Filadelfia, otro escenario de la masacre.

El general Trigo mantuvo una especie de «huelga de brazos caídos» y «en lugar de hacer cumplir el decreto del Estado de sitio, ordenó que las tropas se acuartelaran y abandonaran el aeropuerto» de Pando, situación reparada, «afortunadamente -según Chávez- por oficiales de otras jerarquías y soldados leales al gobierno» que «sí están cumpliendo la orden del presidente Morales».

El quejumbroso reclamo de Trigo al canciller David Choquehuanca no incluyó sin embargo explicación alguna sobre la presunta displicencia y el supuesto altercado de este Comandante con el Presidente, y se limitó a pedir una representación «para expresar la indignación de las FFAA ante tan desafortunadas declaraciones que mellan profundamente nuestra dignidad e integridad».

A seis días del Estado de Sitio, los militares no pudieron impedir asimismo la quema de otras instalaciones gubernamentales y de los movimientos sociales en Riberalta (la ciudad más importante de la Amazonia boliviana, después de Cobija), luego que dependientes del prefecto Ernesto Suárez, otro allegado a Fernández, emplazaran a representantes de la mitad de la población a abandonar este poblado por su presunta afinidad con el presidente Morales.

¿ Y LAS TROPAS DE ELITE?

Al amparo del Estado de Sitio y con los reclutas por delante, los militares recuperaban para el control estatal sectores de la capital pandina, pero no incursionaron en la selva, a donde se habían adentrado los mercenarios para rematar a los campesinos heridos, aunque ahora las autoridades suponen que forman parte de decenas de esbirros de Fernández, que alegando persecución política se refugian en la fronteriza población de Brasilea.

La Delegada presidencial en Pando, Nancy Texeira informó a La Prensa que la guarnición de Cobija alcanza a unos 1.500 efectivos, repartidos en tres unidades. Por su parte, los reclutas llegados sobre todo desde el altiplano, desconocen la zona.

«No conocen el monte, no saben cómo moverse, dónde pisar, adónde ir, qué rutas tomar, necesitan que se les guíe. Los dirigentes campesinos tenemos miedo que nos baleen», dijo al diario del Grupo Líder, Gladys Fariña, dirigente de las mujeres indígenas de la Amazonia,

Las descripciones denotaban la ausencia casi total de «satinadores» y otras tropas de élite del Ejército, formadas especialmente para afrontar grupos irregulares en la selva y francotiradores, favorecidos a la vez, junto con sus empleadores y patrocinantes por la inexistencia de un punto específico referido al desarme de estos grupos por parte de la extrema derecha.

Asimismo, las presiones por el diálogo y acuerdos se incrementaron de parte de diversos voceros de la cooperación internacional en Bolivia, mientras la oposición festejó la intervención de Lula en los contactos para llegar a acuerdos con el gobierno.

«Brasil es una garantía de solución para el conflicto. Esperamos que el presidente Lula pueda mediar´, dijo el prefecto Costas, al tiempo que los cívicos clamaban por el liderazgo regional de Brasil.

Según Lula, la salida a la crisis en Bolivia pasa por reconocer la vigencia del gobierno democrático de Morales y la tolerancia a los prefectos contrarios, aunque sin la posibilidad de aceptar su prácticas violentas.