La ofensiva de la derecha venezolana y mundial contra la revolución bolivariana se encuentra en una nueva etapa, ha asumido un tinte claramente insurreccional cuyo objetivo único e innegociable es derrocar a Nicolás Maduro. Desde hace dos meses aproximadamente se han recrudecido las guarimbas, así se llama a las protestas violentas de la oposición consistentes […]
La ofensiva de la derecha venezolana y mundial contra la revolución bolivariana se encuentra en una nueva etapa, ha asumido un tinte claramente insurreccional cuyo objetivo único e innegociable es derrocar a Nicolás Maduro. Desde hace dos meses aproximadamente se han recrudecido las guarimbas, así se llama a las protestas violentas de la oposición consistentes en trancar las calles con barricadas, destruir mobiliario público, atacar e incendiar diversos edificios gubernamentales (sedes del poder judicial, mercados, escuelas, hospitales), el incendio de autobuses de transporte público), el ataque y la agresión a simpatizantes del chavismo reales o supuestos, los cuáles han incluido linchamientos bárbaros, entre otras cosas. Desde siempre, la oligarquía venezolana y sus partidos han contado con el respaldo y cobertura de la derecha del mundo entero y de los grandes monopolios mediáticos para que estos actos que bien podemos calificar como terroristas, sean presentados ante el mundo como protestas pacíficas, de una oposición democrática y dialogadora. Hasta el día de hoy, las guarimbas han cobrado la vida de medio centenar de personas, la gran mayoría chavistas, policías y ciudadanos ajenos al conflicto; sin embargo, la prensa ha convertido lo blanco en negro: los asesinatos cometidos por las bandas opositoras son achacados al gobierno, y las víctimas, que en gran parte son chavistas, sin más son contadas como opositores. Por sus métodos, los protagonistas de las guarimbas se asemejan a las bandas fascistas y nazis que amedrentaban a italianos y alemanes y, sobre todo, hacían el trabajo sucio de reprimir al movimiento obrero. Adicionalmente, cuentan con el apoyo financiero de los Estados Unidos (a través de agencias como la USAID) y de adiestramiento militar similar al que han recibido las bandas neonazis en Ucrania.
Sin embargo, en esta nueva etapa hay algo nuevo: los venezolanos de derecha que residen fuera de su país han decidido organizarse y realizar acciones más o menos violentas que emulan a las guarimbas con el fin de hostigar a las organizaciones y colectivos que alrededor del mundo se solidarizan con la revolución e incluso, a sedes diplomáticas.
Un pequeño recuento nos muestra que se trata de una acción concertada:
– En México, el 6 de mayo un grupo de venezolanos, con la ayuda del diputado Jorge Romero del Partido Acción Nacional (PAN), reventaron un evento de apoyo a la revolución en Venezuela organizado por el Colectivo Buzón Ciudadano. Este colectivo lleva 11 años realizando cada sábado debates y mesas de reflexión sobre diversos temas políticos, en el parque del cartero, en la delegación Benito Juárez, Ciudad de México. Desde siempre han enfrentado el asedio y sabotaje de la Delegación, gobernada por el PAN. Pues por primera vez en 11 años se impide por completo un evento del Buzón Ciudadano. Es evidente que la policía (a las órdenes del PAN que fueron a revenar el evento) decidió no actuar cuando un grupo de venezolanos impidió a los mexicanos ejercer la libertad de expresión, pensamiento y reunión en la vía pública y en su propio territorio.
https://www.youtube.com/watch?v=_LONRJQSPE0 – El 9 de mayo un grupo de venezolanos opositores al presidente Nicolás Maduro boicoteó un evento en apoyo a la revolución en la Universidad de Costa Rica, lo cual representa un evidente atentado contra el espíritu plural de las universidades.
https://www.facebook.com/
689836971079748/videos/ 1460487320681372/?hc_ref= PAGES_TIMELINE – El mismo día 9 de mayo, otra banda de opositores venezolanos intentó boicotear otro evento en la Universidad de Panamá; sin embargo los estudiantes panameños reaccionaron enérgicamente y los expulsaron del lugar.
http://www.prensa.com/politica/Golpes-empujones- Venezuela-Universidad-Panama_ 0_4753774618.html – Sin embargo, el suceso más grave fue el cerco a la embajada de Venezuela en España, en Madrid. España, el 11 de mayo. Marcos Roitman Rosenmann se encontraba en ese lugar y escribió una excelente crónica sobre este hecho. ( http://www.jornada.unam.mx/
2017/05/14/opinion/026a1mun ). Como bien apunta, días antes connotados dirigentes de los partidos de oposición venezolanos se reunieron en España con representantes del Partido Popular, de Ciudadanos y del PSOE para concertar las acciones de hostigamiento y agresión contra cualquier persona o colectivo que apoye al gobierno de Maduro, e incluso, contra la delegación diplomática venezolana. El día 11 de mayo miembros del Comité de Víctimas de la Guarimba darían su testimonio en ese lugar sin embargo estuvieron atrapados varias por horas por los manifestantes venezolanos (apoyados por la derecha española) los cuales se dieron el lujo de lanzar objetos contra la embajada y amenazar a de muerte a los asistentes a la charla. La policía española no movió un dedo para impedirlo con el insólito argumento de que nadie se lo había solicitado. – En estos días también se dio en España la agresión a un ciudadano peruano que manifestaba su apoyo a la revolución venezolana. En el video ( https://www.facebook.com/
SoyChavistaCarajo/videos/ 1937535979823139/?hc_ref= PAGES_TIMELINE ) se puede apreciar la agresividad y la histeria con que se conducen los opositores. – El 20 de mayo en Santiago de Chile un grupo de venezolanos intentó manifestarse frente a la embajada de su país, sin embargo diversos ciudadanos chilenos les cerraron el paso.
Al parecer, la derecha venezolana está convencida de que su lucha violenta por derrocar a Maduro no debe limitarse a las fronteras de Venezuela y se han arrogado el derecho de agredir a quien quieran, cuando quieran y en cualquier país del mundo. Frente a eso, las fuerzas políticas auténticamente democráticas del mundo entero deben responder enérgicamente. Primero, por elemental solidaridad con la revolución venezolana ya que pese a todos sus errores sigue siendo la esperanza de construir un mundo diferente al de la barbarie capitalista.
Por otro lado, la izquierda de Costa Rica, España, México y del mundo, debe poner un alto a los fascistas venezolanos en defensa propia. Ángel Guerra señala con toda razón que la caída del gobierno de Maduro provocaría «la creación de un ambiente profundamente fascistoide como el que vemos surgir en las derechas de la región, que impida el acceso a la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador en México, Lula da Silva en Brasil y -si decidiera lanzarse- Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, candidatos a los que parece imposible frenar por medios legales y legítimos» ( http://www.jornada.unam.mx/
La derrota de la revolución bolivariana implicaría una derrota para todas las fuerzas populares del mundo. En el caso de México, si no por solidaridad, por interés propio, toda la izquierda y en particular Andrés Manuel López Obrador y su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), deberían ser absolutamente claros y tajantes en su defensa de la revolución en Venezuela y en el rechazo a la violencia opositora porque si la revolución cae, su triunfo en las elecciones presidenciales de 2018 en México se daría cuesta arriba, en un ambiente internacional más adverso que nunca. Y si lograra ganar, enfrentaría una oposición contaminada con los métodos violentos de la venezolana. Este es el otro punto en el que deseamos insistir.
Pongamos el caso de México, la colaboración del PAN con la derecha venezolana no es nueva. La Senadora Gabriela Cuevas ha recibido a Lilian Tintori en el senado como si fuera una heroína de la libertad. En noviembre de 2010 se realizó en nuestro país la llamada «Fiesta mexicana», una reunión donde instructores serbios adiestraron a «estudiantes» venezolanos para realizar acciones violentas y derrocar al gobierno. Sin embargo, ahora estamos frente a algo nuevo, ahora los venezolanos opositores están ensayando esas tácticas violentas en otros países. La oposición venezolana es aliada de la «mafia del poder» de la que habla Obrador, y en este caso el amigo de mi enemigo, es mi enemigo.
Los vínculos de la derecha venezolana con el PAN son tan estrechos y profundos, se identifican por su racismo, su desprecio al pueblo y su admiración fanática por todo lo europeo y estadounidense. No es descabellado pensar que la colonia escuálida compartirá con el PAN el know how de la guarimba y también los contactos financieros, políticos y de adiestramiento que la han hecho posible. Así, no descartemos que en el caso de que MORENA gane las elecciones y emprenda transformaciones más o menos serias que pongan en peligro al modelo neoliberal y los intereses estadounidenses, en algún momento los panistas salgan a las calles de México a hacer sus propias guarimbas contra el «régimen» de López Obrador. Tampoco descartemos que al menos en los lugares donde el PAN gobierna y le brinda protección, la colonia escuálida en México (en Venezuela a los antichavistas se les llama escuálidos) en las elecciones presidenciales de 2018 quiera intervenir contra AMLO y su partido y contra todo lo que huela a izquierda (como la vocera indígena del CNI). La colonia escuálida en México es el germen de una derecha realmente fascista.
La derecha venezolana forma parte de una oleada mundial de resurgimiento de la derecha fascistoide. Ahora se propone exportar sus métodos violentos y es muy probable que las derechas de otros países los adopten. No conforme con incendiar Venezuela, la derecha venezolana ahora quiere prenderle candela a otros países.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.