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La derecha Yucateca: empresarios, iglesia, medios, escuelas

Fuentes: Rebelión

1. La derecha en Mérida, Yucatán es poderosa, mucho más que la de cualquier ciudad del sureste, llámese San Cristóbal, Tuxtla, Oaxaca, Villahermosa, Campeche, Chetumal o Cancún. Aunque tengo idea, no sé «a ciencia cierta» como es la derecha en los estados del centro de la República donde los cristeros empuñaron las armas para luchar […]

1. La derecha en Mérida, Yucatán es poderosa, mucho más que la de cualquier ciudad del sureste, llámese San Cristóbal, Tuxtla, Oaxaca, Villahermosa, Campeche, Chetumal o Cancún. Aunque tengo idea, no sé «a ciencia cierta» como es la derecha en los estados del centro de la República donde los cristeros empuñaron las armas para luchar contra el presidente Calles, la Constitución y el régimen de gobierno. En Yucatán no hubo guerra cristera, pero tampoco hubo revolución. Después de ser asesinado Carrillo Puerto en 1924 los llamados «socialistas» institucionales se acomodaron a «la realidad yucateca» dominada por los hacendados, la iglesia y la prensa escrita, para gobernar en paz. El gobierno de Torre Díaz (1926-30) sirvió de manera directa a los intereses de la «casta divina» (alianza de hacendados y clero) y no fue necesaria ninguna guerra cristera.

2. En Yucatán no hubo cristiada, como tampoco movimiento de Independencia, Reforma o Revolución, pero sí un poderoso Porfiriato (1876-1911) que convirtió al estado yucateco en un gran exportador de henequén, en el poseedor de más medios de transporte y con una poderosa clase rica de hacendados henequeneros dueños de enormes extensiones de tierras y de miles de personas que en calidad de peones las hacían producir. De hecho la Revolución Mexicana (1910-17) no pudo profundizarse en Yucatán porque los compromisos de los gobiernos «revolucionarios y socialistas» se impusieron. Con un porfiriato fuerte, una revolución secuestrada, un gobierno priísta profundamente penetrado por los empresarios y una poderosa Iglesia, el dominio sobre la población fue total, tanto desde el punto vista político como religioso.

3. Los hacendados -unas 300 familias «católicas» poseedoras de alrededor de mil grandes haciendas- mantuvieron bajo su control a decenas de miles de familias «acasilladas» que vivían en sus territorios, mientras las Iglesias dominaban la mente de los pueblos que pertenecían a sus parroquias. El dominio económico e ideológico del estado, en especial de su capital, fue abrumador. A través de las décadas los yucatecos fueron sufriendo un gran poder encima de ellos que sentían que les imposibilitaba moverse o hacer algo contra esa dominación. Paralelo a ello la Iglesia extendió su trabajo de convencimiento sobre toda población con el fin de que fije sus esperanzas en el cielo y no en la tierra, para que se olvide la explotación, las injusticias y su miseria material y se dedique a buscar su felicidad y la de su familia en el más allá.

4.  Hasta los años setenta la educación pública, laica y gratuita -producto de la Revolución Mexicana- fue dominante en la República, pues el 95 por ciento de la población fue educada en ella. A partir de 1982, con la implantación del neoliberalismo en el país, la educación privada creció aceleradamente al mismo ritmo en que la escuela pública era abandonada en presupuesto y planeación. La educación privada creció en todos los niveles educativos hasta alcanzar un 40 o 45 por ciento, mientras la escuela pública de 95 se redujo a 60 por ciento en matrícula escolar, sobre todo por rechazar -mediante exámenes de admisión con ese propósito- a millones de solicitantes. La escuela privada se fortaleció como formadora de cuadros políticos de la derecha panista. Sería el centro de difusión de la ideología empresarial y clerical.

5. Los medios informativos, que surgen en Yucatán -como en muchos estados de la República- en la segunda década del siglo XIX, fueron propiedad de comerciantes y hacendados. Su orientación fue siempre empresarial y religiosa. Con excepción de dos o tres publicaciones de orientación liberal, que dejaron pasar algunas críticas al poder, todos los medios impresos de la época eran de clara orientación conservadora. Diario de Yucatán (DY), que nació en 1925, pero cuyos antecedentes vienen de 1869, es el ejemplo del periódico conservador que viene del siglo XIX, fundado por hacendados, amigo del Porfiriato y enemigo de la Revolución, religioso, así como destacado formador de la conciencia de los yucatecos.  Durante más de siete décadas DY fue un crítico radical del priísmo, pero al triunfar el PAN se convirtió en un diario a su servicio.

6. La realidad es que la mayoría de los yucatecos -a pesar de vivir en condiciones de pobreza y miseria- al ser formados con una ideología conservadora, tienen mucha más identidad con el panismo. Solo porque el PRI estableció una dictadura política por décadas, porque protegió durante todo el tiempo los intereses empresariales y porque el PAN sólo fue un partido de presión, el priísmo pudo dominar. La izquierda nunca ha podido crecer en número y, a pesar de su discurso muy identificado con los explotados, ha sufrido mucho rechazo porque la ideología de derecha ha penetrado profundamente. Los valores anticomunistas difundidos masivamente en la Iglesia, por los sectores empresariales y por los medios de información (televisión, radio y prensa escrita) penetraron extensamente entre las familias de los trabajadores explotados.

7. La mayoría de los yucatecos -como en todo el país- participan masivamente en peregrinaciones, en concentraciones religiosas, en ferias o siguiendo a sus artistas favoritos. Políticamente también participan cuando el PAN y el PRI los acarrean en cientos de camiones y autobuses a sus actos políticos, previo pago de una pequeña cantidad de dinero. En lo primero intervienen por convicción, en política por necesidad, oportunidad e ignorancia.  Sin embargo, a través de las décadas, sus luchas de protesta han sido poco numerosas, de baja participación y escasa combatividad. Pareciera que prefieren aguantarse el coraje a luchar por algo que ellos consideran imposible de lograr. Las débiles batallas yucatecas en las últimas décadas han sido de defensa o protesta no luchas para exigir alguna mejora o para avanzar en prestaciones.

8. En Yucatán -quizá más que en otros estados del país- es necesario una batalla contracultural que permita cuestionar a fondo y transformar los valores establecidos en la familia, en la escuela, en la sociedad. Si no se logra penetrar masivamente entre los sectores de masas la derecha panista y empresarial fácilmente seguirá imponiendo sus intereses a toda la sociedad. Es grave que los trabajadores, particularmente los profesores, no alcancen ver o entender los intereses antipopulares de la derecha en el campo educativo, de la salud, de la vivienda, etcétera. Pero las masas no lo podrán comprender si no se profundiza una gran batalla cultural y política que permita superar el funesto trabajo de los medios masivos de información y del sector de la alta clerecía. La izquierda tiene que realizar un intenso trabajo por ese camino.


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