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La descolonización del campo político

Fuentes: Rebelión

Bolivia esta transitando el tercer tiempo político emancipatorio, de eso no hay duda. Los inicios de esta «transición» se marcaron con las guerras del agua y del gas, momentos de despliegue organizativo y rebelión social, de instinto y capacidad de movilización efectiva y -para evidencia histórica-, con plena voluntad de poder, por ello mismo ininterrumpida […]

Bolivia esta transitando el tercer tiempo político emancipatorio, de eso no hay duda.

Los inicios de esta «transición» se marcaron con las guerras del agua y del gas, momentos de despliegue organizativo y rebelión social, de instinto y capacidad de movilización efectiva y -para evidencia histórica-, con plena voluntad de poder, por ello mismo ininterrumpida y perforante de los «sentidos comunes» sobre los que se erigía el neoliberalismo. El imaginario elitesco de un modelo económico neoliberal todopoderoso había sido hecho trizas y así los tiene hoy la historia, hechos trizas, aunque finjan unidad, al fin y al cabo su unidad o su dispersidad partidaria, no depende de ellos mismos sino de lo que decidan los yu-eseis

Su segunda etapa interna, quizá la más llena en eso que se llama «la conquista del poder», se da entre los gobiernos de Carlos Mesa y Rodríguez Veltzé, momentos donde la política tal cual había sido conocida entra en un agotamiento social que devela y denuncia la naturaleza colonial de la democracia y partidocracia boliviana. Embajada yanqui decidiendo la suerte de los partidos políticos, la CIA decidiendo los golpes de mano y las transnacionales financiando ambas tácticas.

La tercera etapa esta siendo encarada -exitosamente hasta el presente-, por Evo Morales Ayma, este proceso esta visibilizando datos de poder antes ocultos, encubiertos e invisibilizados con el fino propósito de que los dominados (léase pueblo, indígenas, clase media incluida), no vean la realidad del campo político, un campo donde el colonialismo desataba todos sus infiernos, ofreciéndolos como paraísos…

A confesión de parte relevo de prueba… El campo político (concebido éste, como un lugar donde fuerzas políticas y sociales, se disputan el mayor espacio de ocupación simbólica y material, es decir de influencia ideológica y control del Estado), fue en la Bolivia neoliberal el lugar exacto donde las formas contemporáneas de dominación colonial se mostraban con toda su grosería y brutalidad

El «sistema» de partidos políticos, los «partidos» políticos y los «agentes» de su accionar… los políticos mismos, no eran mas que unos peleles que veían a la democracia como un realityshow, las elecciones como lugar de marketing y los agentes como productos de venta, en síntesis un mercadeo donde la embajada norteamericana tenía un sitial de preferencia, de exclusividad en el tiempo, de mando y decisión únicos en el espacio.

El caso de Goni, visible gracias a que una de las periodistas que trabajo con la empresa gringa de marketing electoral contratada por el mismo Goni, muestra con sinceridad cómo se planificaban las elecciones, cómo se planificaba el mercado político y cómo se planificaba el orden de los votos, y en ese contexto el video muestra cómo se planificaba la construcción de unos imaginarios colectivos en tal o cual sentido, al fin y al cabo, los ciudadanos eran vistos como agentes pasivos de una cancha donde el vencedor se decidía por el voto gringo, el único voto que decidía en realidad quien se hacía de la poltrona.

La embajada era dueña verdadera de la soberanía y la democracia, esa era la forma democrática y su correspondiente campo político…

MNR, ADN, MIR inicialmente, CONDEPA Y UCS en medio camino, NFR y PODEMOS en el momento final, no solo fueron cómplices bien pagados del imperialismo norteamericano, sino que instauraron un sistema de pasanaku (sistema donde a cada uno -por sorteo- le toca un premio igual al otro, pero en tiempos escalonados) donde el MNR, MIR y ADN fueron los favorecidos directos (CONDEPA, UCS y NFR) los «opositores felices de serlo» pues con uno o con otro ganaban, las alianzas solían ser inusuales, sorprendentes, admirables, corruptas y degeneradas, una especie de misoginia política incestuosa a la vez, a su turno la oposición era una mentira llena de simpáticos levantamanos cuyo costo era predecible «por esa boquita mentirosita».

En el lado de los votantes, se había erigido una lógica del más «vivo», del más pasapasa, del más tránsfuga. Estas formas sociales de comportamientos políticos en los electores buscapegas, eran vistas como algo bueno y no malo, como algo digno de alabanza y no de abucheo.

Eran tiempos donde la doble moral, el doble discurso hacia que los políticos tejieran piruetas verbales realmente sorprendentes y hasta -en momentos- jocosas. Como eso de «cruzar ríos de sangre por puentes de democracia», dicha por Jaime Paz Zamora, o los «delitos cometidos por políticos son como errores humanos» como si los políticos fueran unos sobrehumanos que no cometen delitos solo «errores», o aquel de «hombre blanco nunca miente» del inefable Walter Guiteras, pero las mas de las veces era el mismísimo Goni, quien sin desparpajo decía cosas realmente absurdas, realmente dantescas y con un español horrible además.

Fuimos espectadores de un campo político, donde el «colonialismo de la democracia, los partidos políticos y los políticos mismos» era evidente, pero no eran advertidas como tales…

El neoliberalismo diseñó unos marcos de referencia, construyó unos imaginarios colectivos, donde esa lógica de la demencia y ceguera forzada era el único mundo posible, que no había nada fuera de él, que el comunismo y el socialismo habían fracasado, que las mayorías constituíamos una maldición dentro un Estado fallido, herederos de un pueblo enfermo y de unos indios levantiscos, que la única salida eran ellos, aunque no ganaran ninguna de las elecciones con mas del 50% , de hecho desde 1985 hasta el 2005, ningún partido político (de los mencionados arriba) llego mas allá del 35%, y fueron gobierno con contubernios, corrupción y plastilineadas increíbles e inadmisibles para el sentido común, aquel que tiene dignidad…

El neoliberalismo hoy en retirada, -estrepitosa retirada diríamos-, diseñó un modelo de democracia colonial, colonizada y colonizante, pero ese modelo constituía solo una variante más de las muchas que conocimos en la historia, una variante con discurso de modernización, desarrollo y lucha anticorrupción, pero con practicas absolutamente contrarias a su predica.

La descolonización de la política… Este tiempo de descolonización -como política pública-, iniciado el 2006, ha recuperado para el país, la ética política, a contrario sensu de lo que ocurría no hace mucho.

Este tiempo de descolonización ha demostrado que cuando se hace democracia con manos propias, con cabeza propia, con pies propios, los resultados suelen ser cualitativamente superiores en términos de resultados finales.

El campo político hoy, ya no depende de la embajada norteamericana, ni de los empresarios transnacionalizados, sino de donde siempre debió depender: del pueblo.

No hubo recetas teóricas previas, la descolonización de la democracia, se fue haciendo en el camino, a través de instinto y capacidad de organización, de dejar que la política sea de todos, para todos como síntesis de todos.. y no del grosor de la billetera.

La descolonización de la democracia se fue haciendo, siendo respondones e irreverentes a la embajada norteamericana y a todos aquellos que se creen poderes imperiales, siendo soberanos en el sentido estricto de la palabra.

La descolonización del campo político, hoy más que nunca, ha evidenciado la soledad de la derecha, su aislamiento de toda base social popular, ha evidenciado su fracaso como propuesta de organización institucional y programa de país, la derecha no tiene moral política ni estatura intelectual para enfrentar el presente electoral.

Su fracaso constituye el resultado inevitable, de una voluntad nacional de hacer el país a mano y sin permiso, hacerlo desde las viejas tradiciones políticas de aquellos que fueron históricamente despreciados, hacerlo también desde las tradiciones liberales, que hacen lo que prometen: libertad, igualdad y fraternidad y todo ello cada vez mas lejos del capitalismo.

La descolonización de la política y su campo de lucha, es hoy un lugar de teorización y practica revolucionaria que hace de la política algo que nos importa a todos.

La descolonización de la política y su campo de lucha, es hoy el lugar donde las fuerzas sociales encuentran su canal de expresión autónoma y libertaria.

La descolonización de la política, nos permite que, por primera vez en la historia de Bolivia sean los mayoritarios y las mayoritarias quienes definan el horizonte de proyección electoral y sus posibles resultados, y es allí precisamente donde la descolonización se hace carne política, sentido común.

La descolonización del campo político ha puesto en evidencia dos formas de pensar la política, la una enclaustrada en su dependencia de la embajada norteamericana y su financiamiento, la otra dependiente de su sola voluntad de cambio; la una dependiente de las encuestas mentirosas, la otra con la sola convicción de la victoria; la una dependiente de los kilos arroz y los regalos de favor, la otra con la dignidad por delante…

Las hilachas del neoliberalismo, representan la crónica de una muerte anunciada

Voto entierro es la consigna final contra una historia que nos dolió, que nos duele todavía, pero ya sabemos como quitarnos ese dolor, ya tenemos el antídoto: votando contra el neoliberalismo decadente y sus pregoneros también decadentes, votando contra el terrorismo y sus perros de guerra…