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La desintegración andina

Fuentes: Rebelión

Las casualidades no existen en política. Alan García, al suscribir un TLC con EEUU, aceptar la instalación de una base militar de EEUU e impulsar la venta de tierras comunales ratifica que es un instrumento de Bush y de la oligarquía limeña. Tampoco es casual que su canciller, José García, denigre al ex presidente Juan […]

Las casualidades no existen en política. Alan García, al suscribir un TLC con EEUU, aceptar la instalación de una base militar de EEUU e impulsar la venta de tierras comunales ratifica que es un instrumento de Bush y de la oligarquía limeña. Tampoco es casual que su canciller, José García, denigre al ex presidente Juan Velasco Alvarado, quien, junto a Alfredo Ovando, de Bolivia, Lleras Restrepo, de Colombia y Velasco Ibarra, de Ecuador, impulsaron, en 1969, la histórica «Decisión 24″ del Pacto Andino».

Esa «Decisión» determinó que Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia establezcan reglas comunes frente a los capitales extranjeros, prohíban a las transnacionales invertir en servicios básicos e impidan exportar utilidades por encima del 14 % de su inversión. Programaron el desarrollo de la metal mecánica y determinaron que el Estado sea partícipe cada vez más decisivo en los emprendimientos estratégicos.

Washington y los militarismos brasileño y argentino, sometidos al Pentágono, derrocaron, con el concurso de la oligarquía cruceña y la ultra izquierda, influenciada por James Petras, al régimen Ovando-Torres, en 1971. En 1975, EEUU reemplazó a Velasco por el conciliador Morales Bermudez. Con esos cambios, impidió que las esperanzas liberadoras del cono sur se enriquecieran con la victoria de Allende, en Chile, en 1970, y de Héctor Cámpora, en Argentina, en 1973.

Si de comparaciones se trata, Alan García desarrolla políticas económicas similares a las de Menem, Sánchez de Lozada y Pinochet. Velasco Alvarado, en cambio, nacionalizó el petróleo, controló a la Banca foránea, repartió los latifundios a los campesinos y puso límites al abuso de los medios de comunicación, digitados por las metrópolis. Es, junto a Ovando y Allende, el visionario de la integración latinoamericana, basada en una democracia de autodeterminación nacional, ya que la otra, la neoliberal del Consenso de Washington y Alan García, desemboca en baños de sangre, como el causado por «Sendero Luminoso».

El canciller de «Torre Tagle» compara a Evo Morales con Velasco Alvarado. Infelizmente, lo anterior no es totalmente cierto, debido a que las políticas del «Palacio Quemado» contra la exclusión social y por la recuperación de recursos naturales se estrellan contra el neoliberalismo del Ministro de Hacienda, Luís Arce, y los directores del Banco Central, para quienes Milton Friedman es el Sumo Pontífice.

En efecto, no tiene justificación alguna que 6.000 millones de dólares de las reservas monetarias de Bolivia (del total de 7.000 millones) y de los fondos de los jubilados estén prestados al 2% anual, según información oficial, a entidades financieras de EEUU, Alemania, Suiza, Gran Bretaña, Francia, Australia, Japón e Irlanda. Bolivia le presta dinero a la CAF al 2 % y recibe préstamos al 8 %. ¿Alguien puede entender semejante locura? Cuando se pide a los desvergonzados neoliberales que expliquen lo anterior, responden que «se trata de información confidencial». Añaden que no conviene tener dinero en Bolivia para no aumentar la inflación, lo cual es falso si se lo destina a proyectos productivos, como la siderurgia, refinerías, carreteras, fundiciones y gasoductos, financiados hasta ahora con préstamos usureros.

La demencia del régimen boliviano es compartida por casi todos los gobiernos de la región. El Presidente Correa del Ecuador ha revelado que los países latinoamericanos tienen prestados 200 mil millones de dólares al Tesoro de EEUU, transnacionales y Bancos norteamericanos, europeos y japoneses. ¿Hasta cuando no se creará el Banco del Sur? ¿Hasta cuando engordaremos a nuestros expoliadores?