Los aportes sistémicos para la comprensión de los fenómenos del sistema capitalista no han sido en vanos si consideramos al Geógrafo inglés David Harvey. Para lo que concierne a nuestra realidad local enraizada en una nueva versión del Neoliberalismo Argentino, el autor en cuestión – allá por el año 2006 – realizó una serie de […]
Los aportes sistémicos para la comprensión de los fenómenos del sistema capitalista no han sido en vanos si consideramos al Geógrafo inglés David Harvey.
Para lo que concierne a nuestra realidad local enraizada en una nueva versión del Neoliberalismo Argentino, el autor en cuestión – allá por el año 2006 – realizó una serie de afirmaciones que son relevantes a la hora de entender el acontecer de nuestro tiempo considerando que los sucesos no son azarosos, sino que tienen una intencionalidad especifica.
Las siguientes afirmaciones darán la ilustración necesaria para reafirmar la serie de argumentos que se vienen explicitando desde variadas posiciones tanto académicas como políticas con respecto a la crisis argentina.
‘Durante las crisis capitalistas, el capital se ve devaluado, lo cual significa que los valores del excedente y eventualmente los excedentes que yacen detrás de él son disminuidos o destruidos.’
‘Las crisis de devaluación proveen múltiples oportunidades para adquirir bienes en las rebajas – cuando están baratas – y aquellos con el poder de capear las crisis pueden emerger enriquecidos.’
‘El control financiero a través del endeudamiento es hoy la principal herramienta de imposición de la devaluación del capital en otros lugares’.
‘La devaluación es, entonces, especifica en un lugar – Argentina Post 2001 -. La senda de los efectos geográficos a través de las regiones o estados es registrado como desarrollo geográfico desigual’.
La afirmado registra la lucha inter capitalista por la adquisición de mercados, empresas y bienes externos a su origen y es por medio de la legitimidad de la devaluación – impulsada por los dictámenes de los organismos internacionales que piden liberación del tipo de cambio y del flujo de capital – absorben dichos capitales gracias a los excedentes obtenidos en los países centrales y se retroalimenta el proceso de concentración y centralización del capital, soslayando el supuesto poder del capital nacional que se ve impulsado para su supervivencia a la perdida de poder no solo económico sino también político dentro de su propio terruño.
Los fenómenos devaluatorios son de carácter local, afirma Harvey, dados los mecanismos internos de manejo de política macroeconómica y que son también expresiones de interés de clase político/económica al mando del poder del Estado algo evidente en la Argentina desde diciembre de 2015.
Existe también un efecto externo cuando el sistema acopla dichas devaluaciones, pero el origen de estas es local, algo que en función de las condiciones de los distintos países determina el grado de penetración del fenómeno en sí mismo.
Las geografias resultantes enfatizan los procesos de desarrollo geográfico desigual al darse a lugar los centros de acumulación distantes de los centros de generación del excedente y de como finalmente ese excedente se distribuyen desigualmente alrededor del planeta.
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