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La economía criminal y la economía del crimen en México (I). Explotación infantil.

Fuentes: Rebelión

Dedico este trabajo a mi tío Silvano y a todos mis amigos asesinados o que fueron consumidos por las cosas que a diario ocurren en los barrios marginales. Introducción El capitalismo ha sido visto por algunos pensadores, hasta la actualidad, como un proceso que de forma inmanente lleva hacia un «progreso civilizador». Sin embargo al […]

Dedico este trabajo a mi tío Silvano y a todos mis amigos asesinados o que fueron consumidos por las cosas que a diario ocurren en los barrios marginales.

Introducción

El capitalismo ha sido visto por algunos pensadores, hasta la actualidad, como un proceso que de forma inmanente lleva hacia un «progreso civilizador». Sin embargo al observar con detalle algunos procesos particulares de la historia, como el paso de la economía fundamentalmente rural, – imperante en Europa durante los siglos XVI al XVIII – hacia una economía industrial, con su fase intermedia preindustrial. Así como las diferentes estrategias familiares que impuso y los diversos roles asignados a los niños dentro de ésta. Y que, comparados con algunos sucesos como la trata de personas o la prostitución infantil, que actualmente siguen padeciendo miles de niños y adolecentes, podremos percatarnos de que en realidad es muy cuestionable el mentado «progreso civilizatorio», si es que lo hay.

Así, es menester destacar que dentro de la conformación de la «civilización de comerciantes» que actualmente impera. El nacimiento de la industria rural fue de enorme importancia para los niños, en cuanto que acrecentó su «utilidad económica». Contribuyendo la industria rural a absorber la oferta de trabajo infantil campesina excedente. Puesto que muchos niños no trabajaban en sus propios hogares y fueron «acogidos» en las casas de otros campesinos o artesanos de la región, con el fin de que aprendiesen sus oficios.

En Inglaterra, por ejemplo, donde casi el 60 por ciento de la población comprendía entre los quince y los veinte cuatro años. Cerca de un tercio de los hijos continuaba viviendo con sus padres y para ayudar en los gastos de la casa la mayor parte de esta población trabajaban como criados. Siendo dentro de las familias campesinas sin tierra donde los hijos marcharan primero, debido a que de ningún modo podían contribuir a la economía familiar.

Mismas razones por las cuales en los condados occidentales de Inglaterra los niños eran cedidos a un agricultor a la edad de nueve años, permaneciendo con él hasta los veintiuno. Pero si la familia del niño tenía ocupación artesanal alterna o era poseedora de tierra, de manera que los hijos mayores pudieran heredar, no había tantos motivos para marcharse de casa. Sin embargo, serán los hijos intermedios los que se verán obligados a abandonar en primer lugar los hogares [1] .

En tanto que en los hospicios y otras instituciones similares como las workhausesinglesas – desde el siglo XVI – los hospicios y casas de misericordia, creados en Italia y España tras el Concilio de Treno y los hospitales generales franceses de 1650, introdujeron el trabajo manual de los niños pobres o abandonados de ambos sexos con fines moralizadores.

Comenzándose a conocer a dichas instituciones en el Siglo de las Luces, como escuelas de trabajo. Se instituyeron varias de estas en Francia durante los años sesenta del siglo XVIII, de manera que en 1789 existían en Lyon seis de estos centros. Siendo bien vistas la presencia de estos centros ante la opinión pública, ya que veían en ellas «ventajas para los niños», ante el hecho de que podían ser habituados aun trabajo regular.

Conforme a tales hechos, las autoridades también se vieron beneficiadas por que las ganancias obtenidas con el trabajo infantil atenuaban los costes de la manutención de los niños, a la vez que conseguían un control social sobre los niños. De lo cual se siguió un uso intensivo de los niños por parte de los industriales, quienes recurrieron en mayor medida al empleo masivo del trabajo infantil [2] .

Por consiguiente, en Postdam, tal mecanismo opero en el orfelinato femenino, estipulándose un contrato con dos mercaderes, en el cual éstos se comprometieron a «adiestrar» a doscientas o trecientas chicas en la fabricación de encajes. Las niñas permanecían como aprendices por un tiempo de siete años, con una jornada laboral de nueve horas, sin recibir ningún tipo de paga durante los primeros cinco años, aunque después de estos recibían una sexta parte de un salario normal.

Resultando así que, la explotación intensiva del trabajo de mujeres y niños, generalizada en la manufactura doméstica o los talleres manufactureros. Habitúo a la gente a que viera a los niños trabajando y propicio que cuando la industrialización comenzará a transferir los procesos productivos de la casa a la fábrica, se considerara «natural» usar a los niños pobres como un componente clave de la fuerza de trabajo. Así, John Lock, en su trabajo «Pensamiento sobre educación» (1693), aconsejaba que en cada parroquia se instituyeran escuelas profesionales en las que los niños, a partir de los tres años de edad comenzarán a ser adiestrados en el trabajo de las manufacturas [3] .

A lo cual se le sumo el hecho, de que durante las primeras etapas de la Revolución Industrial, el problema para el «reclutamiento» de la mano de obra no era sólo de tipo cuantitativo sino también cualitativo. Debido a que los obreros de las primeras fábricas eran por lo general jornaleros agrícolas sin trabajo o tejedores a domicilio. Inhabilitados para el trabajo regular, carentes de una disciplina manufacturera y una familiaridad con la máquina, por lo cual eran consecuentemente inestables e inadecuados por tales motivos, para las necesidades de los primero patrones capitalistas.

Y la solución que encontraron muchos empresarios fue la explotación infantil. Los niños sin formación, sin tradición, más dóciles e indefensos por su edad, que los adultos, se convirtieron pronto en una mano de obra fácil de disciplinar. Los patronos concebían que habilitándolos al trabajo de sus fábricas desde su tierna edad, los niños se convertirían más adelante en obreros estables y regulares. [4]

Y una vez establecido tal patrón, el uso de la mano de obra infantil fue desigual en las primeras etapas de la Revolución Industrial, dividida por sectores económicos. Aunque una gran parte de niños fueron empleados principalmente en la industria textil donde, solos o como ayudantes de las mujeres, preparaban los materiales o realizaban trabajos auxiliares: limpiar, devanar, bobinar, etc.

De forma que en cada telar eran colocados dos o tres niños que limpiaban las bobinas y unían las roturas que se producían en los hilos de algodón empleados en los telares. Estando bajo la supervisión de un hilador adulto o adolecente, que trabajaba las piezas y era el responsables de su calidad. Siendo el «fundamento técnico» de los patronos, para la utilización de niños, más allá de las distintas razones socioeconómicas, el hecho de que al tener los dedos más pequeños que los adultos, los niños de ocho a doce años reataban los hilos de una mejor manera, arrastrándose por debajo de los telares, además de que podían circular entre los estrechos pasillos que los separaban [5] .

Motivos similares hicieron que muchos niños fueran utilizados en proceso más «especializados» como el estampado de los tejidos de algodón, conocidos como indianas [6] . En dicho sector, el empleo de niños y muchachas resulto ser tan lucrativo que contribuyó al asentamiento de una vía «alternativa» para el desarrollo tecnológico. De forma que la técnica «tradicional» del estampado mediante bloques pervivió hasta mediados del siglo XIX, pese al desarrollo de la maquinaria para el estampado.

Siendo utilizados los niños para extender el líquido de color utilizando un tamiz y un pequeño cepillo. «Contratados» a partir de los seis años para esa tarea y otras tantas, repetitivas. Trabajo que además requería a menudo de catorce a dieciséis horas de trabajo, al cual también se le sumaba trabajo nocturno. No obstante resultaban peor las condiciones de trabajo de los niños en las minas, donde algunos de los cuales apenas habían cumplido los cuatro años [7] .

La industria del vidrio también utilizaba niños de entre cinco y los siete años de edad. Sabiéndose que algunos niños eran de origen italiano, que eran llevados a trabajar a otros países, constituyéndose como una verdadera trata de personas. Debido a que los niños perdían a sus familias, su lengua y su lugar de nacimiento. Para soplar cañas con las que se moldeaban los vidrios.

La industria siderúrgica parece utilizó la mano de obra infantil de manera periférica y más limitada. Debido al esfuerzo muscular requerido. Por lo que trabajaban los niños más bien en los bosques al lado de los leñadores, conduciendo las mulas y aplicando la leña o el carbón que posteriormente sería utilizado en las fundiciones. En tano que la industria algodonera inglesa en 1830, se encontraba compuesta por una fuerza de trabajo menor a los veintiún años. Donde los niños a partir de los siete años tenían que trabajar de doce a quince horas diarias, o nocturnas, durante seis días a la semana. En tareas inacabables donde se contaban dedos cortados y miembros aplastados por las ruedas de las máquinas [8] .

Pero las fábricas no fueron el único lugar de sufrimiento infantil a lo largo del siglo XIX. En Inglaterra, entre 1870 y 1930 se calcula que cerca de 100.000 niños recogidos de las calles y orfelinatos, en edades de apenas dos y tres años en adelante, fueron embarcados con dirección a las diferentes colonias del Imperio Británico, especialmente hacia Canadá y Australia. Siendo entregados a familias de colonos, fueron sometidos a una vida de trabajo no menos dura que algunos de sus coetáneos en Europa.

El capitalismo y el trabajo infantil en la actualidad.

No obstante los siglos de por medio en la explotación infantil indicada, esta sigue vigente en la actualidad aun en aras del «progreso civilizatorio». Por lo que cabe razonar acerca del avance del «capitalismo civilizatorio», toda vez que la prioridad capitalista sigue siendo el «crecimiento económico». Por ejemplo, durante muchos años las llamas economías «emergentes» como la mexicana fueron acusadas por los políticos de los países imperialistas, de ser dispendiosas, asumir riesgos excesivos y de adoptar medidas de política económica contraproducente. Y por lo cual se asumía que eran países no «desarrollados», como los países imperialistas.

Afirmándose desde los países imperialistas que el mal «desempeño»de la economía de los países dependientes era la causa de las crisis consecutivas y que así obstaculizaban el «crecimiento económico» de las demás economías «emergentes», debido al contagio económico que se propiciaba. Designando términos para denotar las consecuencias de los «contagios» de cada crisis como: el efecto tequila, para México; el efecto samba, para Brasil; el efecto tango, para Argentina; el efecto vodka, para Rusia; el efecto dragón, para las naciones del sureste asiático, entre otros.

Aseverando los políticos y empresarios de los países imperialistas que, al no seguir las «recomendaciones» en materia de política económica del llamado Consenso de Washington, América Latina estaba destinada al fracaso. Así, han venido siendo aplicadas medidas que incluyen privatizaciones (como las reformas estructurales impulsadas por Peña Nieto), el equilibrio presupuestal del gobierno, la desregulación de la actividad económica, la liberalización comercial, el rechazo total al rescate de empresas o instituciones financieras por parte del Estado, entre otras.

Y sin embargo haber adoptado estas medidas en el Tercer Mundo, una crisis de gran magnitud estalló en los Estados Unidos en el 2008, que sigue afectando hasta nuestros días. En aquel momento, durante meses el mundo estuvo en una incertidumbre financiera que, fue posible contener gracias al dinero de los contribuyentes. Llevando a cabo el gobierno estadounidense, el rescate de gigantescas instituciones financieras y empresas automotrices, es decir, hizo todo lo contrario de la fórmula decretada en el Consenso de Washington [9] .

Pero no obstante estos hechos, respecto a la «superación de la pobreza», en nuestro país se sigue indicando que lo idóneo es favorecer un crecimiento económico que permita «integrar» a los sectores más pobres a lo modernos circuitos de producción y de consumo mediante «empleos» bien remunerados o a través de un acceso real al crédito y la generación de un patrimonio reproducible. Para así, reasumir «la aventura del desarrollo», como se hizo en las décadas del Estado de bienestar, cuando se confiaba en apropiarse del futuro para reinventarlo a través del desarrollo y el planeamiento organizado. Por lo que no era un «fantasía organizada» el convertir a los habitantes del extremo occidente en contemporáneos de todos los hombres [10] (sic). Según ha dicho Rolando Cordera Campos.

Y conforme a estas nobles intenciones, empresarios como Luis Antonio Corral Pérez, quien ha sido consejero de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), ha declarado que para enfrentar problemas como la inseguridad y la violencia se requiere de todos, ya que el gobierno no puede solo. Por lo que los empresarios deben asumir su responsabilidad en la procuración de un mejor ambiente social.

Asumiendo que México es un país de altos «contrastes», donde los índices de pobreza extrema chocan con la realidad de tener a uno de los empresarios más ricos del mundo y por el otro lado personas muriendo de hambre. Luis Antonio Corral cree que sólo estamos «atravesando» por una etapa «muy difícil», que son simplemente ciclos. Y que desde 2011 solo estamos en el fondo un ciclo muy «pronunciado», pero confía en que hay una salida si todos, empresarios y sociedad en general, toman conciencia de las acciones para salir adelante. Considerando así, que una de las acciones más grandes en las que deben enfocarse los actores señalados es el rescate de los valores tradicionales mexicanos, en los cuales la familia juega un papel determinante para que no se trastoque el significado de lo «bueno y de lo malo» (sic) [11] .

Y acorde con etas ideas, para hacerse responsable de su parte, el Estado mexicano firmó desde hace veintiséis años la Convención sobre los Derechos de los Niños y las Niñas de las Naciones Unidas, el 21 de septiembre de 1990. Donde el Artículo 27 indica que, los Estados firmantes reconocen que las niñas y los niños tienen el derecho a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social.

Pero no obstante tales «esfuerzos», según cifras dadas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, el 22 de abril de 1999, en México por esas fechas, existían al menos unos 32 millones de su población, menor de 15 años, de los cuales 12 millones vivían en situación de pobreza y pobreza extrema, con deficiencias nutricionales, en situación de calle, prostitución y pornografía infantil.

En tanto que 1.5 millones eran jornaleros agrícolas, de los cuales muchos se veían obligados a emigrar a los Estados Unidos. Mientras que 32 mil trabajaban y vivían en la calle, ejerciendo el comercio ambulante, la limpieza de autos, de zapatos, pidiendo limosna, de payasitos o vendiendo drogas [12] .

Respecto a la Trata de Personas en México, algunos de los casos más señalados han sido los de «Casitas del Sur» en el Distrito Federal o el de «Mamá Rosa», en Michoacán. Lugares donde se contaba con el apoyo financiero y la protección de gobiernos o instituciones. En el caso de «Mamá Rosa», se indico que menores de edad pobres eran sustraídos del seno familiar, incluso bajo coacción, para obtener «utilidades» en favor de los victimarios, donde se incluían la entrega en adopciones ilegales por las cuales cobraban.

De forma que, la casa hogar La Gran Familia, de Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, mejor conocida como Mamá Rosa, en Michoacán, surgió desde la década de los sesenta y perduro hasta el 2014. No obstante que, las condiciones en dicha casa hogar eran deplorables, con ventanas sin vidrios pero con barrotes, puertas con candados, cubetas arrinconadas que servían como excusados, camas sin colchón, pasillos cerrados con mallas, muros cubiertos con láminas para impedir las fugas, cuartos de castigo, comida agusanada, así como una fetidez provocada por el hacinamiento.

Pero a pesar de que Mamá Rosa mantenía a los infantes en tales condiciones, ésta resulto ser intocable, puesto que contaba con protectores como Marta Sahagún de Fox, así como con distintos gobernantes y empresarios. De los cuales obtuvo «becas» y «donativos» económicos, durante más de 20 años. Recibiendo además «subsidios» de la Secretaría de Educación Pública y «donativos» de los que no se sabe su origen. Obteniendo entradas económicas también de la Secretaría de Desarrollo Social de Michoacán, la cual entregaba a Mamá Rosa poco más de 200 mil pesos anuales, de acuerdo a Víctor Manuel Silva, quien fuera secretario de dicha dependencia.

Así, al momento del cierre de dicha casa hogar y la captura de Mamá Rosa en 2014, personajes como la presidenta municipal de Zamora Michoacán, Hilda Abascal, quien se había tomado fotos con Mamá Rosa en el patio de acceso al alberge, pasó de una débil defensa a una discreta «sorpresa» por lo que se descubrió en el alberge. Y el mismo titular de la Procuraduría General de la República de aquel entonces, Jesús Murillo Karam, le aplico la inimputabilidad, es decir, no se le podía inculpar de ningún delito en razón de un posible retraso o trastorno mental (sic) [13] .

Dentro de esta explotación infantil, también ha participado la iglesia, tal y como ocurría hace siglos también. Puesto en evidencia en México, tras la muerte de Marcial Maciel Degollado, ocurrida el 30 de enero de 2008, quien fuera líder de los Legionarios de Cristo. Desde el día de su muerte, no cesaron las denuncias de abuso sexual por parte de quienes se han señalado como sus víctimas, encaminándolas ahora hacia la propia Legión, por incurrir en los delitos de «encubrimiento» y «asociación delictuosa», pues, sostienen, la institución solapó los actos de pederastia de su fundador, Marcial Maciel. Tales se sustentaron en 97 testimonios y el libro de Alejandro Espinosa Alcala «El legionario», donde también da su testimonio.

Sin embargo, tal como ocurrió con el caso de Mamá Rosa, las víctimas se enfrentan al contubernio de los Legionarios de Cristo con la cúpula empresarial mexicana y la cúpula política. Así, se encuentran relacionados con los Legionarios, Carlos Slim; la familia Azcarraga, donde se incluyen los tres Emilios, abuelo, padre e hijo; la multimillonaria familia Garza Zada, principal accionista del Grupo Alfa; los hermanos Servitje, propietarios del grupo panificador Bimbo; Plácido Arango, fundador de cadenas comerciales como Vips y Aurrerá. Además de que también cuentan «colaboradores» prominentes, inmersos en la banca y las finanzas, tales como: Alfonso Romo, Jorge Hank Rhon, el fallecido Manuel Espinosa Yglesias, Manuel Senderos Irigoyen, Agustín Legorreta, Carlos Trouyet, Fernando Santibáñez, Manuel Somoza Alonso, Cabal Peniche, entre otros más [14] .

Los hijos del privilegio, la otra cara del capitalismo.

Para comprender a cabalidad la explotación a la que son sometidos en su mayoría niños pobres y desprotegidos, es menester tener en cuenta que el capitalismo en realidad funciona para unos cuantos «privilegiados». Muestra de ello lo da el hecho de que, a pesar de las «buenas» intenciones de los empresarios de la Coparmex y el Estado mexicano, es imposible pasar por alto (además del hecho histórico de la explotación infantil) políticas como las emprendidas en Argentina por Mauricio Macri.

Políticos como Mauricio Macrihan implantado distintas medidas para que existan multimillonarios como Carlos Slim en América Latina. En Argentina Macri implanto la reducción de impuestos a las exportaciones de cereales y oleaginosas, sector donde predomina la oligarquía de ese país. Impulso un fuerte aumento en las tarifas de electricidad, gas, agua y combustibles, que recaerán sobre la clase trabajadora. Reducción del «déficit fiscal» mediante la eliminación de subsidios [15] , entre otras medidas que afectan a la clase trabajadora y sus hijos, mientras que por el otro lado se favorece a la clase empresarial, en la cual se inscriben algunos gobernantes y sus hijos.

En tanto que en México, en aras de una mayor «productividad» ha imperado la visión de personajes como Carstens, gobernador del Banco de México, quien se ha opuesto al aumento del salario mínimo. Por lo que, desde 1981 hasta 2014, según la CEPAL, el salario mínimo real en México se ha devaluado un 70% -la mayor caída en este indicador en América Latina. Además de que, del total de trabajadores remunerados y asalariados que han especificado sus ingresos en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) levantada por el INEGI, la cantidad que percibe más de 5 salarios mínimos pasó del 13.9% al 7.4% entre 2006 y 2016.

Más aun, aunque entre 2008 y 2015 la productividad de la mano de obra en la industria manufacturera aumentó en un 10%, el salario mínimo real sólo aumentó 7.5% en el mismo periodo -según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos. Y, dentro de la misma industria manufacturera el porcentaje de trabajadores que ganó más de 5 salarios mínimos (del total que especificó su ingreso en la ENOE) cayó del 10% al 6% de 2008 a 2015, dándose tal contracción también en términos absolutos, puesto que en dicho periodo la cantidad de asalariados que ganó más de 5 salarios mínimos pasó de alrededor de 540 mil a alrededor de 400 mil.

Todo lo cual tiene una de sus causas en el debilitamiento en la tasa de sindicalización, la cual para el primer trimestre de 2016 representaba la mitad de su nivel de 1984. Dentro de tal lapso de tiempo, el porcentaje de la población económicamente activa afiliada a un sindicato ha pasado de 16.7% al 8.3%. Hecho que también ha posibilitado que la Ley Federal del Trabajo fuera reformada a favor del capital, al facilitar el despido y legalizara la subcontratación (outsourcing), tal y como ocurrió en septiembre de 2012 [16] .

A esto se le debe sumar, que al lado de la miseria de muchos trabajadores, mujeres y niños, el privilegio de los hijos de los gobernantes, que dicen representar a los mexicanos y gobernar para su bienestar. Resultado de que muchos funcionarios federales se han ido «heredando las plazas», de manera que hay parientes de expresidentes, hijos de exsecretarios de Estado o de extitulares de paraestatales. Caso paradigmático de tales hechos es el grupo Atlacomulco. Éste ha ejercido el poder en el Estado de México, durante seis décadas y sus integrantes han ocupado plazas heredadas como secretarios de Estado, subsecretarios, titulares de paraestatales y gobernadores, hasta alcanzar en 2012 la Presidencia de la República, en la figura de Enrique Peña Nieto.

Peña Nieto es hijo de Gilberto Enrique Peña del Mazo y María del Perpetuo Socorro Ofelia Nieto Sánchez. Y a su vez, Enrique Peña del Mazo fue hijo del extinto cacique de Acambay, Severino Peña, y primo del exgobernador mexiquense y exsecretario de Estado, Alfredo del Mazo González. En tanto que María del Perpetuo Socorro, es prima del exgobernador mexiquense Arturo Montiel. Siendo que del Mazo en 1987, así como Montiel en 2005 fracasaron en sus intentos por alcanzar la presidencia.

Y en la misma lógica, Alfredo del Mazo, hijo del exgobernador y primo de Peña Nieto, hoy dirige Banobras. Así como mediante parentesco político, el clan del Mazo también llegó a la Secretaría de Desarrollo Social, donde se designó subsecretario a Ernesto Nemer, cuya esposa es Carolina Monroy del Mazo, hija del influyente político Juan Monroy Pérez y sobrina de Alfredo del Mazo González [17] .

Bibliografía:

Fremantle Anne. «La edad de la fe». Ediciones culturales internacionales, 1989.

Hemerografía.

Revista, El Cotidiano. UAM-Azcapotzalco, número 173. Mayo-junio, 2012.

Revista, Ciencia. Volumen 61, número 4. Octubre-diciembre 2010.

Revista, Ágora. Volumen 4, número 3. 2011.

Revista, Exposición, la paz tras el cerco. Número 4. Primavera 2000.

Revista, Proceso. Número 2051, 21 de febrero de 2016.

Proceso, número 1908, 26 de mayo de 2013.

Revista, Contralínea. Año 8, número 168. Del 7 al 13 de febrero de 2010.

Revista, Urbe. Año 1, número 4. 19 de febrero de 2015.

Proceso, número 1969, 27 de junio de 2014.

Proceso, número 1631, 3 de febrero de 2008.

Rebelión, « La CNTE contra la utopía neoliberal «. Por: Ramón I. Centeno, 19-07-2016.

Rebelión. «El sufrimiento laboral se ha convertido en un grave problema social«. Por: Rafael Poch, 19-07-2016.

Notas:

[1] Fremantle Anne. «La edad de la fe». Ediciones culturales internacionales, 1989. Pág. 188

[2] Ibíd. Pág. 189.

[3] Ibíd. Pág. 188-189.

[4] Ibíd. Pág. 190

[5] Ibíd. Pág. 190

[6] Fábricas de indianas fueron unas instalaciones industriales que se establecieron en Barcelona desde 1738, pero especialmente a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, cuando su número se incrementa de forma importante; y hasta 1833, cuando la fundación de la fábrica Bonaplata supuso un salto tecnológico importante.

Se denominaron así por el producto que fabricaban: las indianas, un tipo de estampado sobre telas de algodón o lino, que inicialmente no se tejían en España, sino que se importaban de la India, y cuyo destino era, además del abastecer el consumo interior, la exportación a las colonias españolas de América («las Indias»). También se utiliza el término indianeríapara referirse a este ramo de la industria.

[7] Ibíd. Pág. 191.

[8] Ibíd. Pp. 193-194

[9] Revista, El Cotidiano. UAM-Azcapotzalco, número 173. Mayo-junio, 2012.

[10] Revista, Ciencia. Volumen 61, número 4. Octubre-diciembre 2010.

[11] Revista, Ágora. Volumen 4, número 3. 2011.

[12] Revista, Exposición, la paz tras el cerco. Número 4. Primavera 2000.

[13] Proceso, número 1969, 27 de junio de 2014.

[14] Proceso, número 1631, 3 de febrero de 2008.

[15] Revista, Proceso. Número 2051, 21 de febrero de 2016.

[16] Rebelión, « La CNTE contra la utopía neoliberal «. Por: Ramón I. Centeno, 19-07-2016.

[17] Proceso, número 1908, 26 de mayo de 2013.

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