Después de mucho transitar por las veredas de la política, es difícil creer en las coincidencias. Que una muchacha estadounidense traiga 500 proyectiles en su equipaje, al mismo tiempo que arrecie la parafernalia separatista de los comiteístas de la «media luna» y que esto ocurra cuando se producen bloqueos de diversas carreteras, no puede ser […]
Después de mucho transitar por las veredas de la política, es difícil creer en las coincidencias. Que una muchacha estadounidense traiga 500 proyectiles en su equipaje, al mismo tiempo que arrecie la parafernalia separatista de los comiteístas de la «media luna» y que esto ocurra cuando se producen bloqueos de diversas carreteras, no puede ser casualmente simultáneo.
Bastaría recordar las incidencias que precedieron al derrocamiento y muerte violenta del presidente Salvador Allende en Chile, para darse cuenta que no hay tales coincidencias. Es más: similares hechos se provocan en la Venezuela del presidente Hugo Chávez. Los métodos no cambian ni cambiarán, porque uno mismo es el conspirador o, peor aún, los seguidores de éste se limitan a ser copistas.
Los proyectiles «deportivos»
Una joven sale de Estados Unidos y llega a La Paz, portando un paquete de proyectiles que son descubiertos por la aduana boliviana. Es imposible suponer que haya salido de su país sin que, en cualquiera de los aeropuertos de Estados Unidos de Norteamérica, se haya detectado esa abierta infracción. Porque, a título de resguardar la seguridad nacional, se ha suprimido prácticamente toda privacidad de las personas en Estados Unidos. De modo que habrá de concluirse que trajo esos proyectiles con permiso expreso de las autoridades.
¿Cuál era el propósito? La antedicha ciudadana, según ratificó el embajador norteamericano, traía ese paquete por encargo de un funcionario militar de la embajada. Pero ¿acaso no podía haberse incluido en la valija diplomática?
De todo esto se desprende que se trataba de crear un conflicto para decir, precisamente, lo que ha declarado el embajador Goldberg: no reclamen por nuestros abusos, pues nosotros podemos revisar la ampliación de vigencia del ATPDEA y de la Cuenta del Milenio. Es decir: el gobierno de Bolivia tiene que someterse a nuestra voluntad.
Por si fuera poco, algún funcionario boliviano acostumbrado a ese vasallaje, se adelantó a decir que se trataba de proyectiles deportivos, como si hubiese diferencia entre los que se usan en combate y los de práctica deportiva. No está demás decir que, aún si hubiesen sido «de salva», la provocación tenía el mismo propósito. ¿Acaso hubo reclamación diplomática cuando detuvieron, en Estados Unidos, a dos ciudadanas bolivianas que llevaban billetes de alasitas?
La «ciudadanía cruceña»
Como si no viniese al caso, en estos días, se publicitó una propuesta de estatuto autonómico propiciado por el Comité Cívico pro Santa Cruz y recibido con entusiasmo por el prefecto Costas, que reclama poco menos que la independencia de ese departamento. De hecho, pide autonomía para manejar sin reservas los recursos naturales, recuperables y no recuperables, así como los recursos técnicos y también los humanos. Exige la «ciudadanía cruceña»; así como lo lee: «ciudadanía cruceña» y derecho a normar y determinar el ingreso de personas provenientes de otras regiones del país.
Tal acumulación de exigencias separatistas, no ha podido ser sostenida ni siquiera por sus promotores, que prefirieron callarse o, cuando fue necesario, decir que se trata de una propuesta para la Asamblea Constituyente. Podría decirse que hubo un celo mayor que lo instruido, por quienes redactan textos para los líderes comiteístas. De ser así, en algún momento se hubiese impedido su publicación.
Por lo tanto, ha sido una provocación más. No es extraño que venga desde ese Comité; la consonancia entre ambos provocadores es absoluta.
Bloqueos orquestados
Hay bloqueos y bloqueos. Unos, cansados de esperar la solución de sus problemas, iniciaron las acciones que imponen atención del gobierno. Otros, sin embargo, crean problemas sobre temas sensibles y obtienen granjerías que no corresponden; obligado por tales circunstancias, debe ceder en las demandas.
Pero, lo que llama la atención es la simultaneidad de todos los paros y bloqueos que están ocurriendo en el país. Sólo en el tema de tierra y territorio: los colonizadores piden títulos de tierras; las asociaciones municipales exigen usar las reservas forestales; los guaraníes demandan autonomía indígena. Están, de otra parte, los universitarios que, en un afán insólito de darle carácter nacional a su demanda particular, se trasladan a la sede de gobierno en marcha de protesta. Es más: los transportistas que distribuyen GLP en garrafa, bloquearon carreteras y lograron concesiones del gobierno. Los mineros hicieron lo suyo también.
Habrá que establecer, cuando sea posible hacerlo sin equivocarse, cuáles demandas son legítimas y aquellas que no. Lo que debe destacarse es lo simultáneo de estas acciones. Hay, por detrás, una orquestación. Se hace presionando a algunos sectores, convenciendo a otros, subvencionando a aquellos y fabricando esotros. El resultado es un caldo de cultivo propicio para cualquier aventura.
La respuesta popular
Creyendo encontrar cifras que hagan evidente el deterioro de la gestión de gobierno, las empresas dedicadas a las encuestas, publican índices que, para disgusto de todos ellos, son favorables al gobierno. El pueblo está consciente de la voluntad de cambio que hay en el país y ve un futuro mejor; tiene el convencimiento de que se irán superando las deficiencias, solucionando los problemas y avanzando en el camino del cambio.
Lo que me hace concluir que, pese a todos los inconvenientes, marchamos adelante. Por supuesto que no es fácil, ni nadie esperaba que lo sea. Seguimos en el camino.