Cabo Pulmo es de esos lugares paradisíacos que dejan a uno con la boca abierta cuando los ve. Situado cerca de Baja California Sur, este arrecife coralino posee una variedad de especies marinas (5.000) inigualable en México. Según Greenpeace [1] , tiene una productividad biológica cinco veces mayor que el promedio de los arrecifes en […]
Cabo Pulmo es de esos lugares paradisíacos que dejan a uno con la boca abierta cuando los ve. Situado cerca de Baja California Sur, este arrecife coralino posee una variedad de especies marinas (5.000) inigualable en México. Según Greenpeace [1] , tiene una productividad biológica cinco veces mayor que el promedio de los arrecifes en el Golfo de California. Cabo Pulmo, de hecho, podría ser el arrecife más viejo del Pacífico americano. Es uno de los tres únicos arrecifes vivos que quedan en Norteamérica.
No sólo cuenta con una enorme variedad marina y un escenario natural único, sino que cuenta también con una comunidad humana que está dispuesta a protegerlo. Hace más de 15 años, los pescadores de la zona decidieron abandonar su labor para dedicarse enteramente a su preservación. Según la organización Cabo Pulmo Vivo, «la protección y recuperación de la comunidad marina y el arrecife ha permitido el regreso de especies migratorias como el tiburón ballena, las mantas gigantes, las ballenas jorobadas y las tortugas marinas [2 «. Es más, en esta zona anidan cinco de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo, algunas de ellas en peligro de extinción. En 1995, se declaró como Parque Nacional Marino con una reserva marina de 7.111 hectáreas. Y en 2005 empezó a formar parte de la lista de Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.
Tres años después, en 2008, se inicia el conflicto cuando la empresa Hansa Urbana pide una autorización para construir un complejo turístico, llamado Cabo Cortés, cercano al Parque Nacional. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) lo aprobó. En 2011 se amplía el proyecto permitiendo a Hansa Urbana la construcción de, entre otras cosas, dos campos de golf, un complejo de 27.000 habitaciones, un puerto marino con 490 amarres. Todo ello sobre una extensión de 3,800 hectáreas. Es decir, se estaría permitiendo la construcción de un complejo similar al de Cancún, que cuenta con 33.000 habitaciones de hotel, con la diferencia de que el terreno y la localidad de Cabo Pulmo es muchísimo menor (sólo 150 habitantes). Además, la SEMARNAT permitió que la empresa duplicase sus tiempos de construcción y cumplimiento de condiciones, lo cual supone una violación de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo.
En el caso de Cabo Pulmo, las asociaciones ecologistas, los científicos y académicos y, en especial, los habitantes de la región, han solicitado al Gobierno que frene este proyecto. Se les ha negado y recientemente lo han vuelto a intentar por segunda vez. El tema volvió a los medios en marzo pasado tras la protesta de activistas de Greenpeace en el Zócalo de la Ciudad de México [3] . De momento, esta organización internacional encabeza una lista de 14 asociaciones que cuenta con más de 100.000 firmas que se entregarán a las autoridades. Alejandro Olivera, coordinador de la campaña de Océanos y costas de Greenpeace en México, denuncia que «después de esto no cabe duda de que Elvira Quesada y Mauricio Limón [titular de la dependencia y subsecretario] siguen defendiendo Cabo Cortés». «Elvira dijo en su comparecencia ante senadores de la República que iba a ser respetuoso de la ley pero esto lo contradice. Ya existen suficientes elementos e ilegalidades para cancelar el proyecto turístico, ¿qué más necesitan?» cuestionaba en rueda de prensa [4] .
Según los opositores a este macro proyecto, su construcción supondría un riesgo vital para el ecosistema del lugar. Aumentaría de manera escandalosa la contaminación marina con la navegación de numerosas nuevas embarcaciones. Los vertidos de residuos (basura, aguas residuales, etc.) al mar sería un peligro para la supervivencia de las especies marinas. La demanda de agua potable se volvería mortal para la zona, que ya cuenta con problemas e insuficiente de agua potable. Además, ni el terreno ni el mar podrían soportar una presión demográfica tan fuerte como la que supondría un complejo de 27.000 habitaciones para turistas. «No estamos en contra del turismo, apoyamos el turismo de bajo impacto, el cual incluso es promovido por la comunidad de la zona», afirma Alejandro Olivera. De hecho, los habitantes de Cabo Pulmo promueven un ecoturismo limitado, ecológico y respetuoso. Rechazan, no obstante, el turismo depredador que conlleva proyectos como el de Cabo Cortés.
Estos complejos turísticos son numerosos en México. Los Cabos, Acapulco, Puerto Vallarta, Riviera Maya o Cancún son zonas especialmente receptoras de turismo internacional. Los habitantes de Cabo Pulmo conocen el impacto que ha tenido ese tipo de turismo en dichas zonas y no están por la labor de permitir que ocurra lo mismo en su hábitat. México posee zonas naturales de valor medioambiental incalculable tanto en el interior como en las costas. Los Gobiernos saben que el valor turístico de estos lugares es uno de los principales motores de su economía. Es por ello que las autoridades, una vez más, deben elegir entre preservar su naturaleza o explotarla al máximo para fortalecer la economía del país. Desgraciadamente, viendo lo que ha ocurrido en otros sectores (petróleo, minas, ruinas arqueológicas, macrocultivos) es de suponer que elegirán la segunda opción, que es la que da dinero. Con el tiempo se verá finalmente qué nos sale más caro.
¿Quién es Hansa Urbana?
El diario mexicano La Jornada acaba de publicar la denuncia de los investigadores y científicos que entienden que, en el caso de Cabo Cortés, esta empresa ha basado sus estudios ambientales para justificar su proyecto en información falsa. Hansa Urbana, por cierto, tiene en México otro proyecto del mismo tipo, en Quintana Roo, llamado Nuevo Cancún.
Hablamos de una empresa inmobiliaria española, firma de la familia Galea, con más de 20 años de trayectoria. La Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) posee el 30% de esta compañía, lo que le ha facilitado mucho las cosas en materia fiscal («se ha librado de declarar la suspensión de pagos gracias a que la entidad ha aceptado en pago por su abultada deuda varios terrenos en Zaragoza, Valladolid y México» [5] ). Llegó a tener en 2010 una deuda de 250 millones con los bancos (la ya mencionada CAM, el Banco Santander, el Sabadell y el Banesto estuvieron involucrados en esto) [6]. Es más, ha sido investigada por un fraude millonario [7] .
Esta inmobiliaria se ha caracterizado en España por ser promotora del ladrillazo en la costa mediterránea. Un caso es el Novo Carthago, complejo situado en Murcia con unas 5.000 viviendas, campos de golf y varios hoteles en una zona donde la falta de agua es notable. El proyecto está paralizado. Ahora que en España no hay cabida para la construcción, empresas como Hansa buscan sus oportunidades en nuevos terrenos extranjeros, como México, para llevar a cabo sus proyectos inmobiliarios y turisticos. Son su forma de recuperar ingresos y salir de una situación financiera crítica. La pregunta es ¿a costa de qué?
Notas:
[1] http://www.greenpeace.org/mexico/es/Campanas/Oceanos-y-costas/Que-amenaza-a-nuestros-oceanos/Turismo-depredador/Cabo-Pulmo-paraiso-en-riesgo/
[2] http://www.cabopulmovivo.org/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=2&Itemid=29&lang=es
[3] http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/c0c8c404194df61831d445d8185c0079
[4] http://www.oem.com.mx/elsudcaliforniano/notas/n2503266.htm
[5] http://www.levante-emv.com/economia/2012/02/12/relacion-privilegiada-hansa-urbana/880702.html
[6] http://www.diarioinformacion.com/economia/2011/07/06/hansa-urbana-renegocia-bancos-deuda-250-millones/1145714.html
[7] http://www.laverdad.es/murcia/20100511/economia/juez-investiga-presunto-fraude-201005111448.html
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