La Falange Socialista Boliviana estaría recibiendo fondos del grupo ultraderechista español con la intención de llevar al país a una guerra civil que considera «inevitable»
Según una carta interna de la Falange Española firmada por su Secretario General, Felipe Pérez, y a la que Kaos en la Red ha tenido acceso a través del periodista boliviano Wilson García y del colectivo Tlaxcala, la organización ultraderechista estaría apoyando económicamente a ciertos sectores del oriente boliviano con la intención de crear una fuerza de choque secesionista en el país.
En la misiva, firmada el pasado 20 de diciembre de 2007, el máximo dirigente de la organización ultraderechista pide a sus «camaradas» el apoyo económico para los grupos de la oposición boliviana dada la situación «prebélica» que vive el país sudamericano. Pérez señala en su escrito que los aportes económicos tratarán de equilibrar la presencia de «12.000 mercenarios venezolanos y cubanos, que ya están en Bolivia para seguir instrucciones de los dirigentes comunistas, y el apoyo financiero a los comunistas por parte de Chaves (sic)», en caso de que «el conflicto termine por desatarse abiertamente».
Hay que recordar que menos de un año después de escrita la carta, la derecha del bloque denominado de la «Media Luna» encabezó un golpe cívico cuyos sucesos más graves se dieron el 11 de septiembre de 2008 en la localidad de El Porvenir (en el Departamento de Pando) en donde varias decenas de campesinos fueron asesinados y un número indeterminado de ellos resultaron desaparecidos.
La carta va acompañada de la comunicación que Horacio Poppe Inch, Jefe Nacional de la Falange Socialista Boliviana – Unzaguista, dirige a su par español en la que señala como «inevitable una guerra civil de secesión para encontrar salida a la actual situación», dada la «frecuencia» con la que se realizan «asesinatos, hostigamientos y persecuciones por parte del régimen Comunista» de Evo Morales. Una situación que «no está siendo conocida a cabalidad en el extranjero, debido a que existe un monopolio oficialista en la selección y el manejo de la agenda noticiosa, al que servilmente se suman los medios privados de comunicación que -casi en su totalidad- son conducidos por la izquierda internacional».
Poppe Inch, que considera a los falangistas la fuerza de oposición «más temida por el Gobierno» debido a su «mística y convicción», acusa al gobierno de Morales de haberlo secuestrado y amenazado con el fin de que «abandone» su «posición». Y añade que ha seguido las sugerencias de Felipe Pérez «para lograr captar colaboración desde el extranjero», facilitando las instrucciones necesarias para hacerlo a través de las compañías Money Gram y Western Union, así como del Banco Ganadero, del cual facilita su dirección en Alemania.
¿Grupos paralelos?
La Falange Socialista Boliviana (FSB) fue fundada en 1937 por Óscar Unzaga de la Vega, cuya ideología, acusada de ser cercana al nazismo, fue importada desde Chile. La FSB mostró su momento de mayor fuerza en los años 50, cuando organizó grupos armados entrenados por nazis alemanes huidos de su país tras la II Guerra Mundial. En 1971 participó con el general Hugo Bánzer en el golpe de estado que, organizado en Santa Cruz, derrocó al régimen izquierdista del presidente y General Juan José Torres, imponiendo posteriormente una férrea dictadura. Asimismo, la FSB fundó en 1958 la Unión Juvenil Cruceñista (UJC) para luchar contra el «peligro comunista», vinculada desde su comienzo al Comité Cívico pro Santa Cruz y responsable de asaltos y actos constantes de violencia racista en la historia reciente de Bolivia.
La desarticulación el pasado 16 de abril de una cédula de mercenarios que tenían como objetivo la realización de diferentes atentados en contra de miembros del Gabinete de Evo Morales -incluido el mismo presidente boliviano- ha llevado a la Fiscalía boliviana a desentramar toda una red de apoyo a la causa secesionista por parte de dirigentes vinculados al Comité Cívico Pro-Santa Cruz, muchos de los cuales han huido del país. El propio Branko Marinkovic ha sido acusado por Juan Carlos Gueder y Alcides Mendoza, detenidos por la policía y miembros de de la ultraderechista Unión Juvenil Cruceñista, de aportar 200.000 dólares para la compra de armas y la realización de atentados no sólo contra miembros del Gobierno, sino también contra Rubén Costas, Prefecto de Santa Cruz, y el Cardenal Julio Terrazas, férreo opositor a Morales, ante cuya casa fue detonado un explosivo pocos días antes de que Eduardo Rozsa Flores -líder de la banda de mercenarios- muriera durante el dispositivo policial implementado en la ciudad de Santa Cruz.
A pesar de las conexiones históricas e ideológicas de los grupos dominantes de la oligarquía separatista del oriente boliviano con la FSB, no existen evidencias de que el grupo armado que estaría preparando esté relacionado con la trama que la fiscalía boliviana viene investigando durante las últimas semanas, por lo que es posible que existan diversos grupos divididos entre sí cuyo objetivo sea el de utilizar la violencia como forma de llevar a término sus objetivos separatistas.