«..que la historia se repite otra vez… «Esta parte de un canto popular utilizado en las competencias escolares y en los estadios de fútbol se ajusta a los acontecimientos y realidades políticas, económicas, laborales y sociales que se están verificando en las tierras del sur argentino, más precisamente la provincia de Santa Cruz.En 1916 cuando […]
«..que la historia se repite otra vez… «
Esta parte de un canto popular utilizado en las competencias escolares y en los estadios de fútbol se ajusta a los acontecimientos y realidades políticas, económicas, laborales y sociales que se están verificando en las tierras del sur argentino, más precisamente la provincia de Santa Cruz.
En 1916 cuando se aplica por primera vez la ley del voto universal, secreto y obligatorio llega a la presidencia de la Nación con un 45% de adhesión popular el radical Hipólito Yrigoyen, la Argentina salía así de una etapa triste y reaccionaria de su historia que fue el paso y liderazgo de Julio Argentino Roca en el poder, con el diseño de la distribución de las tierras y territorios junto al exterminio de los pueblos originarios.
Los comienzos del siglo XX no fueron fáciles para los trabajadores que fueron objeto de represiones sangrientas y que provocaron miles de muertos en los Talleres Metalúrgicos Vasena del barrio porteño de Parque Patricios en la semana trágica de enero de 1919, en el territorio nacional de la Gobernación de Santa Cruz entre 1920 y 1921 con la represión a los peones de campo; y en La Forestal en 1921 en la provincia de Santa Fe contra los trabajadores del quebracho.
Las luchas obreras de entonces se centraban principalmente en conseguir mejoras en las condiciones de trabajo, la jornada de trabajo a ocho horas, vivienda y vestimenta, las negativas a las constantes reducciones salariales y los despidos arbitrarios por parte de las empresas. Todo aquello en el marco de la represión del Estado con la Ley 4.144 de Residencia del año 1902 que establecía la expulsión o impedir el ingreso al país a todo extranjero que «perturbe el orden público».
En el caso del sur argentino, que nos ocupa, la propiedad de la tierra estaba, y lo sigue estando, en manos de la oligarquía nacional y de los poderosos establecimientos ganaderos propiedad de extranjeros que veían peligrar sus rentables negocios de explotación humana, tanto sea por la situación mundial reinante como por los reclamos de los obreros del campo y demás trabajadores sureños.
Como respuesta a las luchas obreras el gobierno nacional radical que conocía perfectamente la situación y que no pudo, ni quiso, llevar adelante las investigaciones por fraudes al Estado y la correspondiente reforma en la tenencia indebidas de tierras apeló a lo que siempre utiliza el poder cuando se trata de frenar los pedidos de reivindicación y justicia: la represión y la muerte. O sea, las armas.
A 86 años de aquellos hechos podemos advertir que la realidad es la misma, más allá que hayan cambiado el carácter de las explotaciones económicas y productivas. Ayer lana, hoy petróleo y recursos naturales. Ayer grandes estancias, hoy empresas transnacionales llegadas de la mano privatizadora y entreguista neoliberal. Ayer peones de campo, hoy trabajadores petroleros y mineros. Ayer miseria e indigna explotación, hoy hambre, indigencia, desempleo y exclusión social.
Nada es casualidad en la historia argentina, pues todo tiene una razón de ser y un por qué, podemos encontrar idénticas formas de hacer que la distribución del ingreso, los recursos y la renta sean para el bienestar de una ínfima parte de la población que no se detiene. Basta comprobarlo en las últimos datos estadísticos oficiales que nos informan sobre como se acrecienta el poder económico y bienestar de las minorías en detrimento de las mayorías.
Qué diferencia podemos encontrar entre aquellos policías, marinos y gendarmes enviados por el presidente Yrigoyen que defendieron los intereses oligárquicos y extranjeros con los que hoy, a centenares, son enviados por presidente Néstor Kirchner para defender los negocios de las empresas petroleras.
Que diferencia existe entre el gobernador Edelmiro Correa Falcón tan preocupado por asegurar los negocios y negociados de los asociados a la Sociedad Rural y la Liga Patriótica Argentina y terminar con el movimiento obrero en lucha con el gobernador Sergio Acevedo con su despreocupación total por su provincia y sus habitantes cuyo actuar es lo más parecido a una marioneta política del feudalismo imperante.
Qué diferencia podemos encontrar entre el Frigorífico Swift Internacional, The Monte Dinero y San Julián Sheep Farming Company, Banco de Tarapacá, Menéndez Behety, Braun y Noya con los actuales Repsol-YPF, Pan American Energy, Vintage Oil, Banco de San Juan, Bulgheroni, Pérez Companc y Tasselli.
Que diferencia existe en aquellos pedidos de «terminar con los elementos agitadores y extraños al elemento obrero» y los que hoy hacen las petroleras para que se envíen «más gendarmes para apostarlos en el interior de los pozos petroleros, en los caminos que llevan a las baterías de almacenamiento y en los balancines de extracción» para evitar los sabotajes.
Como ayer lo sostenía la Sociedad Obrera de Río Gallegos hoy debemos reiterarlo porque tiene vigencia que: «Opongámosle a la fuerza de sus armas la fuerza de nuestros razonamientos, la limpieza de nuestros procederes, la honradez de nuestras acciones, y el triunfo será nuestro».
Para que la historia no se repita otra vez.