“Quiero un lugar donde mis sirvientas no sean mi autoridad”.
Consigna ultraderechista
Cada semana nos sorprenden emociones producidas por los hechos que como novelas de suspenso van ocurriendo y resolviéndose como jugadas de ajedrez. La partida lleva apenas una cuarta parte pero pareciera que ha recorrido más de ochenta años restañando heridas, solo imagino lo emocionante cuando esté a punto de terminar. Mientras tanto se afianza una nueva forma de llevar a cabo la partida.
Lo desconocido es lo que sorprende a algunos. Durante la etapa neoliberal los críticos del actual gobierno no veían anormal que la obra pública, por ejemplo, estuviera catalogada como una actividad corruptora que desplegaba recursos públicos en beneficio de diputados, presidentes municipales, gobernadores, constructoras y empresarios pero en perjuicio de la sociedad pues las obras calculadas en cien por ciento si acaso llegaban al cincuenta por los moches y tajadas para su ejercicio: Calles arruinadas, drenajes obsoletos, patrullas inservibles, edificios mal construidos, hospitales arrumbados pero… funcionarios con ranchos; diputados con mansiones en zonas de lujo, constructoras y empresas cotizando en las bolsas de valores del mundo.
Tampoco fue extraño para esos críticos la construcción de las reformas peñanietistas con la compra de voluntades. Para ellos, pareciera, fue algo “normal”. Con la extradición y juicio de Emilio Lozoya se abrirán nuevos casos que paulatinamente, además de desmantelar redes de complicidades, permitirán conocer a los autores intelectuales de esas y otras acciones de las llamadas “reformas estructurales” que no fueron otra cosa que la entrega de bienes nacionales a los privados con una enorme corrupción.
El lavado de dinero que se llevaba a cabo en empresas pantalla, en bancos y otras instancias privadas nunca les sorprendió y mucho menos hubo señalamiento alguno.
La red de “empresas” factureras al servicio de la simulación y la corrupción tampoco fue vista o acusadas aquellas de daño alguno.
Desde el gobierno de Fox al de Peña Nieto, pasando por el de Calderón las aduanas en las fronteras, puertos y aeropuertos fueron el lugar ideal para introducir la droga que llegaba de Sudamérica o los componentes para fabricar las drogas sintéticas que venían del Sudeste asiático. Altos funcionarios de esos gobiernos estuvieron involucrados y son cómplices y beneficiarios del trasiego de drogas y otras mercancías ilegales.
El llamado “mando único” logró que el gobierno de Peña Nieto tuviera el monopolio de la relación con todos los cárteles de la delincuencia organizada. Nunca fue el objetivo su combate sino tener los hilos para la negociación con aquellos.
La Guardia Nacional con un nuevo enfoque y una presencia mucho mayor y más efectiva es clave en el combate a la delincuencia. Con acciones concretas en cada entidad federativa permite de manera inmediata enfrentar al crimen con cuarteles en todos los estados.
Las acciones de inteligencia financiera como motor del combate a las organizaciones delincuenciales está desmembrando su corazón al impedir la circulación de los recursos económicos que son básicos para su existencia. En el mediano y largo plazos estas acciones lograrán su destrucción y extinción. Seguir la ruta del dinero siempre ha sido la primera de las acciones que cualquier gobierno debe llevar a cabo en el combate a la delincuencia organizada y solo ahora, después de décadas de supuesto combate al crimen, se logra ejecutar.
Lo anterior embona con el control de aduanas por parte de la Marina y el ejército para cortar otra de las arterias del crimen organizado.
Los años perdidos por la complicidad y la corrupción terminaron. Aunque para los críticos del gobierno actual poco les importó el crecimiento monstruoso de las mafias, nunca estuvo en su visión pues de alguna manera eran beneficiarios de ese modelo de gobierno que convivía con los delincuentes y trataba de manera generosa a los medios, columnistas e “intelectuales” que alababan a esos gobiernos mafiosos.
La rabia exacerbada mostrada en los últimos días y que seguro seguirá creciendo es muestra de la preocupación que tienen por los resultados de la lucha contra la corrupción de la cual muchos fueron partícipes.
No quisiera terminar mi columna sin referirme a ese juego de amnesia que algunos tienen respecto al comentario del presidente López Obrador sobre aquellos que se gradúan en escuelas del extranjero particularmente norteamericanas. Solo basta echarle un ojo al artículo que en la década de los veintes del siglo pasado hizo Robert Lansing que se refería a otorgarle becas a mexicanos ambiciosos para que de manera subrepticia se les fuera educando en ser admiradores de ellos (los norteamericanos) para luego ponerlos a su servicio, dejo el link de la carta para que se comprenda el contexto de las palabras del presidente.