Luego del triunfo alucinante en las urnas de Cristina Fernández el pasado 23 de octubre, el Ejecutivo está implementando un conjunto de medidas no comunicadas con antelación que tienen a buena parte del los trabajadores y el pueblo argentino bajo una inquietud palpable. Un rumor expectante transita en las calles de Buenos Aires, en las […]
Luego del triunfo alucinante en las urnas de Cristina Fernández el pasado 23 de octubre, el Ejecutivo está implementando un conjunto de medidas no comunicadas con antelación que tienen a buena parte del los trabajadores y el pueblo argentino bajo una inquietud palpable. Un rumor expectante transita en las calles de Buenos Aires, en las ferias libres, en el transporte público, en las universidades y lugares de trabajo. Uno de los pueblos latinoamericanos con mayor capacidad de movilización cuando apremia la economía, aprieta el cinturón o se inculcan derechos, manifiesta un desasosiego inadvertido hace sólo unas semanas.
Las regulaciones respecto del dólar, los anuncios sobre la reducción de los subsidios a empresas clave (y otras, mucho menos) y los dichos de la Presidenta en la Cumbre del G20 en Cannes, Francia, resumen la coyuntura dominante mientras la primavera por fin comienza a tomar el poder atmosférico en Argentina.
Para capturar fotográficamente el momento que atraviesa el país, quien suscribe se entrevistó con el economista y académico bonaerense, Fernando Azcurra.
-Los medios de comunicación hegemónicos han instalado majaderamente una perspectiva catastrofista en relación a la intervención de la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) en materia de compra de dólares. ¿Qué hay tras esa política gubernamental?
«El gobierno ha señalado que el objetivo es fiscalizar el origen de los fondos y no su destino, por cuanto ha detectado operaciones que no se corresponden con transacciones en el marco del desempeño normal de la compra-venta de divisas, en particular del dólar. Ocurre que existe una presión de los sectores especuladores del empresariado respecto del tipo de cambio. Ellos argumentan que el dólar está apreciado y que prácticamente se encuentra ‘planchado’. Es decir, que no acompaña el crecimiento de los precios.»
-¿Y se condice con la realidad?
«Sin ser exactamente así, tiene visos de verdad. En efecto, el tipo de cambio no camina a la par de los precios, pero tampoco está descontrolado. El nivel de cambio efectivo hoy, continúa resultando competitivo para las empresas. Quizás un poco menos que en meses anteriores.»
-¿Qué demanda el gobierno al empresariado?
«Que en vez de pedir devaluación mediante presiones cambiarias, el empresariado invierta y cree empleo. En general, las corporaciones están habituadas no a invertir, sino a especular. Para los grandes propietarios es más seguro realizar una transacción de carácter cambiario y sacar los dólares del país hacia paraísos fiscales o a sus casas matrices, que invertir en planes de expansión de sus empresas o sucursales porque eso lleva más tiempo y un compromiso con el mercado interno.»
-¿Qué efectos inmediatos tiene esta política?
«No creo que, por lo menos hasta febrero o marzo de 2012, concurramos a una brusca devaluación en Argentina. De ninguna manera. Ahora bien, de aquí a marzo pueden variar las decisiones del gobierno que no estoy en condiciones de adelantar.»
-¿A quién impacta perjudicialmente la fiscalización gubernamental sobre el tema dólar?
«A los especuladores que hacen operaciones con títulos y bonos nominados en dólares que les permiten hasta ahora comprar bonos internos y venderlos en el exterior.»
-La prensa ligada a Clarín, por ejemplo, ha abarrotado páginas y páginas con casos de gente común y silvestre que ha sufrido dificultades a la hora de realizar sus pequeñas transacciones en dólares. Claramente no se trata de grandes especuladores…
«Evidentemente la aplicación fiscalizadora es molesta para quienes necesitan comprar mil o dos mil dólares para viajar a otro país y la AFIP les indica que por su declaración de ingresos o por su no declaración, no están en condiciones de realizar su operación. Sin embargo, el objetivo no es el ‘chiquitaje’, el jubilado, el trabajador. De hecho, con el correr de los días, las incomodidades a esa escala ya están disminuyendo. Una de las soluciones rápidas al respecto se observó en el pago de los compromisos hipotecarios. Lo mismo pasó con los turistas.»
-Ciertos medios de comunicación hablaron inmediatamente de fuga de capitales…
«La expresión ‘fuga de capitales’ es por lo menos ambigua porque cuando se realizan adquisiciones vía importaciones hay que liquidarlas en dólares también. Se trata de dólares que naturalmente salen del país. ¿Es eso fuga de capitales? No. Se trata de pagos cancelatorios. Claro, son dólares que escapan del circuito interno y parten a otros países o al mercado mundial. Pero no puede hablarse de operaciones ilícitas. Sin embargo, otra cosa es exigir a quien va a comprar 10 o 50 millones de dólares los expedientes que acrediten que tiene ingresos suficientes como para justificar semejantes volúmenes.»
«PROBABLEMENTE SE AGUDICEN LAS FRICCIONES ENTRE LAS CENTRALES SINDICALES Y EL GOBIERNO, SI ESTE ÚLTIMO SE OPONE A UN AUMENTO SALARIAL»
-La semana pasada el oficialismo informó sobre la jibarización de los subsidios (cuya existencia influyó notablemente en la victoria de Cristina Fernández) en diversas empresas estratégicas y en otras no tanto, que repercutirían de manera inquietante en la calidad de vida de la mayoría de los argentinos…
«Ello estaba en los planes del Ejecutivo reelecto antes del 54% de Cristina Fernández. Cuando se implementan estas políticas se tiene como fin intentar controlar el gasto público. Los gobiernos K han aumentando el gasto público y, por tanto, disminuyendo el superávit. Existen actividades incomprensibles de recibir subsidios como los casinos, las casas de juego, y las extractivas.»
-¿Y si se elimina el subsidio al gas, al petróleo, la telefonía?
«Incide en el bolsillo de la gente, obviamente. En términos económicos no debería influir en los precios. Porque el subsidio significa un ingreso para las empresas de modo que el precio final de venta no castigue la economía doméstica del consumidor final. Si un producto o servicio tiene un precio de mercado de 10 pesos y el Estado subsidia 3 pesos, se vende al consumidor en 7 pesos. El precio de mercado sigue siendo de 10 pesos. Cuando se elimina el subsidio, la tarifa no se alterará teóricamente dice el gobierno. Pero en concreto la mercancía aumentará 3 pesos. La gente tendría que pagar el precio pleno.»
-¿Y el empresariado podría aprovechar de aumentar el precio de mercado en medio de la eliminación subsidiaria?
«Lo puede hacer, pero es de suponer que inmediatamente el Estado tomaría cartas en el asunto, impidiendo el aumento de esa tarifa. Sin embargo, en la realidad dura, el gobierno sabe perfectamente que la desaparición de los subsidios impactará en la gente.»
-Sumando los recortes de subsidios, el salario de los trabajadores sufriría un mordisco visible…
«En efecto. No existe la menor duda.»
-Pero un gobierno que se autodefine como ‘nacional y popular’, ¿qué medidas debería adoptar para remediar el daño al salario?
«Como mínimo tendría que ofrecer un aumento general de salarios, o permitir que en las convenciones colectivas de trabajo los sindicatos puedan pactar incrementos salariales compensatorios.»
-Pero ello a su vez podría elevar los precios de los servicios y los productos…
«Eso forma parte de la lucha distributiva. Y se está ante relaciones democráticas cuando, aunque el ingreso de la población se vea afectado negativamente, existe la posibilidad de que los sindicatos puedan recuperar su poder adquisitivo.»
-Es decir, la compensación de la pérdida del poder de compra de los trabajadores con la eliminación de los subsidios queda en manos de los propios trabajadores organizados, como no organizados…
«Sí. Ahora bien, habría que esperar que el gobierno no tuviera una mirada distinta a esa demanda de los trabajadores. Si no, estaríamos frente a una contradicción.»
-¿Qué es lo determinante para el caso? ¿La conducta de los trabajadores o del gobierno, o ambas?
«Probablemente se agudicen las fricciones entre las centrales sindicales y el gobierno, si este último se opone a un aumento salarial o a ponerle un tope. En rigor, esta política redundará en mayor conflictividad social y un superior agrietamiento entre la dirigencia sindical y el gobierno.»
-¿Y un gobierno puede poner límite a las ganancias del capital?
«Totalmente. Es una medida política. La cuestión es si la administración de turno está en condiciones y disposición de enfrentar la reacción del empresariado ante una decisión de esa naturaleza.»
SUBTE SIN SUBSIDIO
-El Ejecutivo central también explicitó que la administración del transporte subterráneo sería traspasada al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires conducido por el derechista Mauricio Macri, quien advirtió que sin subsidio, triplicaría el precio del boleto. ¿Qué hay políticamente tras una medida así?
-Se le arroja una ‘papa caliente’ a Macri. Si el gobierno de la Ciudad estuviera alineado con Cristina Fernández, probablemente el traspaso administrativo del transporte subterráneo sería con fondos y subsidios adicionales. Estoy seguro de eso. En el caso concreto, la medida llevará a Macri a aumentar el precio del pasaje. Hay que ver qué dicen los trabajadores del subterráneo y qué dice la población.»
-¿Cuál sería la reacción del pueblo porteño?
«Se provocaría una protesta generalizada.»
-¿Y qué pasaría con el transporte de ómnibus, de los colectivos?
«Subiría de precio también ante el aumento de la demanda.»
-¿Vale la pena imponer una medida antipopular para castigar al gobierno de Macri?
«Macri ya comenzó hace un tiempo su candidatura a la presidencia de Argentina. Y políticamente Cristina Fernández procura erosionar su figura de una manera que no aparece como flagrante, sino mediante un modo que hará enfrentarse a Macri con la población capitalina.»
-Pero por una reyerta palaciega, entre políticos, la factura la pagaría la gente…
«¿Y cuál es la novedad, Andrés?»
«EN ARGENTINA LAS TRANSACCIONES FINANCIERAS NO PAGAN NI UN SOLO PUNTO DE IMPUESTOS»
Hace muy poco, en la Cumbre del G20 efectuada en Francia a propósito de la crisis económica mundial, la Presidenta Cristina Fernández ofreció la opinión de que «Hay que volver a un capitalismo en serio. Esto es un anarcocapitalismo financiero donde nadie controla a nadie», y añadió que «Lo que hay que regular es al mercado financiero, para que en lugar de especular vuelque las inversiones a la economía real». ¿Cuáles serían los fundamentos de su intervención?
«El capitalismo verdadero, como declaró Cristina Fernández, refiere a la inversión productiva (crecimiento con empleo) por sobre la especulativa. Está haciendo alusión a lo que Keynes ya planteó en los años 30′ del siglo anterior respecto del ‘capitalismo de casino’. Keynes se manifestó muy en contra del capitalismo rentista. Esto no es nuevo. Lo que han cambiado son las circunstancias a favor cada vez más de las corporaciones financieras. Lo que hay que puntualizar es que el capitalismo financiero también es serio, a tal grado que ha producido una crisis mundial.»
-¿Y cuál es el movimiento del capital financiero?
«Se sabe que el capital ficticio y especulativo se ensaña en medio de contextos de absoluta desregulación. Si los gobiernos establecen controles y fiscalizaciones, el capital financiero se va a dar maña porque tiene un poder tremendo para violar, transgredir, comprar y desacatar todo tipo de regulación. En rigor, independientemente de las posiciones morales y los gustos, el enemigo principal del capitalismo es el propio capitalismo.»
-¿Cómo así?
«Porque el capitalismo ha accedido a niveles de expansión de su momento ficticio y especulativo que llega a dominar al capital real y productivo. Y no se trata de dos capitales diferentes; de hecho forman una sola corporación. Por eso, para que prevalezca la inversión productiva tendría que haber una gran ofensiva contra las grandes corporaciones-holding y del capital financiero. Pero ello no sucederá.»
-Si Cristina Fernández hace una reclamación de este tipo en el foro internacional, ¿cómo andamos por casa?
«Como en todo el mundo. En Argentina las transacciones financieras no pagan ni un solo punto de impuestos. Los trabajadores aquí tienen un mínimo no imponible y un impuesto a la ganancia, mientras las transacciones financieras no tributan nada. El Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, ha dicho que establecerá la famosa ‘Tasa Tobin’ (1% de gravamen) para las transacciones financieras. ¡Pero eso no va a significar nada!»
-¿Y qué piensas de la defensa que hace Cristina Fernández del capitalismo, más allá de la discusión sobre su momento financiero o productivo?
«Tanto Néstor Kirchner como ella, en su juventud querían cambiar el capitalismo. Las vueltas de la vida desembocaron en que el capitalismo los cambió a ellos.»
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