Recomiendo:
0

La izquierda mexicana, siempre débil en el juego del poder

Fuentes: Rebelión

1. Quizá no vuelva a presentarse otra oportunidad electoral en México -como la del año pasado con López Obrador- para que la centro izquierda o la socialdemocracia asuma el gobierno. Antes de llegar a las elecciones de 2012 pueden pasar muchas cosas que podrían cambiar la realidad nacional: otra guerra yanqui de invasión, el agudizamiento […]

1. Quizá no vuelva a presentarse otra oportunidad electoral en México -como la del año pasado con López Obrador- para que la centro izquierda o la socialdemocracia asuma el gobierno. Antes de llegar a las elecciones de 2012 pueden pasar muchas cosas que podrían cambiar la realidad nacional: otra guerra yanqui de invasión, el agudizamiento de la economía mundial, la cábala 2010 en México, un desplome no contemplado de Calderón o de la misma izquierda electoral, la recuperación del PRI, etcétera, etcétera. Pero regresar al panorama político de 2006 será casi imposible. Sin embargo nunca antes tantos jóvenes habían salido tantas veces a las calles en México y en el mundo proclamando sus ideales libertarios. Se autodefinen izquierdistas, pero no le tienen confianza a los aparatos y a los líderes esclerotizados y corruptos.

2. La izquierda política en México, aunque pequeña en número, se ha autoproclamado siempre ser la representante de los intereses de la gran mayoría del pueblo trabajador. Sin embargo nunca ha asumido el gobierno en el país y, en los seis estados donde lo ha ejercido, lo ha hecho como si fuera centrista o una tímida socialdemocracia.  La izquierda, como corriente de pensamiento y como organización parece nacer con la revolución francesa, pero es el marxismo -medio siglo después- el que comienza a darle forma y coherencia de pensamiento. La izquierda marxista-leninista sólo asumió el gobierno en Rusia, China, Cuba y Nicaragua, después de las revoluciones; pero como gobiernos de la Europa oriental, nacidos después de la segunda guerra o como izquierda socialdemócrata surgida de comicios, se implantó en decenas de países.

3. Antes que el marxismo llegó a México el pensamiento anarquista, eso puede verse en cualquier revisión histórica. Mientras Marx debatía frente a los anarquistas bakunianos en el seno de la Primera Internacional, éstos penetraban en varios países ayudando al movimiento obrero y a los artesanos en su lucha contra la explotación feudal y el capitalismo de libre competencia. Mientras los marxistas se confrontaban con los socialdemócratas y los leninistas en Rusia batallaban contra el gobierno zarista, en México los floresmagonistas publicaban su periódico obrero, organizaban círculos «liberales» y hacían estallar huelgas obreras en su lucha contra la dictadura de Díaz. Aunque los magonistas sólo se definirían abiertamente anarquistas hasta 1911, sus batallas llevarían a la organización de la Casa del Obrero Mundial con definición anarquista.

4. Fue hasta 1919, a nueve años del estallido de la revolución mexicana y a poco más de dos años de que impone sus leyes, cuando por consigna de la Tercera Internacional de Lenin, se fundó en México el Partido Comunista. Éste mismo que desapareció sesenta años después sin pena ni gloria, porque el poder político e ideológico del partido-gobierno, es decir de la poderosa burguesía, dejó sin espacios tanto a los partidos de izquierda como de derecha. Y no fue porque la represión violenta sea su constante, sino porque esa burguesía -con el discurso de la Revolución Mexicana- siempre estuvo armada de un gran aparato ideológico de mediatización y control. Pero también porque ni la izquierda ni la derecha crecieron independientes sino a la sombra y protección paternal del gobierno que siempre las cobijó.

5. Fue tal la debilidad y la casi nula influencia de la izquierda y la derecha en México, que muy poco se puede decir sin caer en el anecdotario de luchas reprimidas y líderes heroicos. Obviamente el caso de México es singular porque un solo partido -que se proclamó heredero de la Revolución Mexicana- mantuvo el poder durante 70 años. Por eso para muchos historiadores y analistas políticos ha sido más interesante encontrar en el partido oficial, el PRI y sus antecesores, las presiones internas de izquierda, centro y derecha que se registraron en el interior del partido de gobierno. Por eso han predominado estudios sobre el carácter del la Revolución, sobre el rumbo que le imprimieron Obregón, Calles y Cárdenas, sobre las luchas internas entre alemanistas, cardenistas y ruizcortinistas, comparaciones entre el PRI de los setenta y de los noventa, etcétera.

6. Durante el sexenio cardenista (1934-40) la izquierda estuvo dentro del gobierno pero solamente porque ese gobierno le abrió las puertas en cargos muy secundarios. El «socialismo cardenista» no surgió por las presiones de las masas en busca de justicia sino porque la burguesía nacionalista de entonces necesitaba de ese apoyo masivo para salir de su crisis y desarrollar su mercado interno mientras confrontaba su poder frente al imperialismo que buscaba engullírsela. Fue la puesta en marcha de reivindicaciones pendientes de la Revolución Mexicana, haciéndose acompañar del movimiento de masas, como se terminó corporativizado en organizaciones nacionales de obreros, campesinos y empresarios, mientras las poquísimas organizaciones independientes se integraban al carro del gobierno.

7. Después de 1940 la izquierda siguió tan débil y casi inexistente. En los siguientes 20 años mantuvo influencia en dos o tres sindicatos, mientras el PRI controlaba el 99 por ciento del poder de las organizaciones obreras y campesinas, de las organizaciones empresariales, de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Obviamente hay que decir que no solo la izquierda fue casi inexistente, sino que también otros partidos y organizaciones, entre ellos el PAN, apenas aparecían como pequeños grupos de presión que obtenían subsidios de gobierno. Así que la izquierda o la centro izquierda, con excepción del gobierno del DF, no tuvo alguna experiencia de gobierno en casi todo el siglo XX. Esos elementos explican en parte que sólo haya aprendido a luchar contra el poder y no a construirlo y que siga siendo tan débil como hace 80 años.

8. La izquierda ha cambiado mucho en los últimos 30 años en cuanto a su composición, sus objetivos y formas de organización. Ya no es más el aparato centralizado y jerarquizado que decide acciones para que los de abajo ejecuten. Mientras los partidos de centro izquierda parecen preocupados casi exclusivamente por los procesos electorales y por conquistar cargos en el gobierno, la izquierda radicalizada está en las luchas callejeras obligando al gobierno a realizar acciones en beneficio de los sectores pobres de la ciudad  y del campo. Todavía no queda muy claro como serán las luchas de la izquierda en los próximos años porque pareciera que cambian de acuerdo a cada circunstancia, pero lo que se ve es muy parecido a lo que los viejos anarquistas plantearon hace más de 150 años: la lucha es contra todo poder, toda autoridad. [email protected]


Pedro Echeverría V.