El miércoles 24/6 el diario La Nación publicó una editorial contra la Federación Universitaria de Buenos Aires que contiene más mentiras que palabras («FUBA: ¿fraude o negocios?», http://www.lanacion.com.ar/1804388-fuba-fraude-o-negocios ). La labor periodística, que supone la investigación y recopilación de fuentes, es sustituida por la acumulación de acusaciones burdas, copiadas de los panfletos que reparte Nuevo […]
El miércoles 24/6 el diario La Nación publicó una editorial contra la Federación Universitaria de Buenos Aires que contiene más mentiras que palabras («FUBA: ¿fraude o negocios?», http://www.
La campaña sucia de La Nación comienza por afirmar que el Congreso de la FUBA no se sustanció debido a «un clima de violencia». Como un loco que se contesta a sí mismo, el diario se pregunta si es legítimo que la conducción de una federación universitaria se dirima a través de «escaramuzas». ¿De qué habla La Nación? Si el editorialista se hubiera tomado el trabajo elemental de revisar las actas del Congreso, o al menos consultar a la presidencia de la FUBA, hubiera descubierto que el mismo no se realizó por la simple falta de quórum. Los bloques que pretendían desplazar a la actual conducción de izquierda -Frente «Por Otro 1918», integrado por la UJS-Partido Obrero, La Mella, La Corriente, Izquierda Socialista y Cauce- no lograron reunir una mayoría y optaron por vaciar el Congreso. En estas condiciones, la Junta Representativa de la Federación refrendó la continuidad de la actual dirección que preside ocho de los trece centros de estudiantes y acreditó el 45% de los delegados al Congreso. ¿Fueron entonces «escaramuzas» o un mandato contundente que nuestros contrincantes no pudieron superar?
La Nación insiste con falsear la realidad para crear datos que justifiquen sus ataques. La editorial dice que «hace tres años que la FUBA no logra votar su conducción». Lisa y llana mentira, puesto que las actuales autoridades fueron electas en el Congreso del año 2013. La nota oculta que tanto en 2014 como en 2015 la conducción de la FUBA cumplió con su responsabilidad de convocar a Congreso luego de las elecciones estudiantiles, tal cual fija el estatuto. Si estos congresos no pudieron renovar autoridades se debió exclusivamente a la política de boicot coordinada entre Nuevo Espacio, PRO y La Cámpora, que apunta a paralizar la organización de los estudiantes. La Nación tampoco dice que estas tres agrupaciones cuentan con funcionarios bien pagos en el rectorado «amplio» que conduce Barbieri, que hasta hace muy pocos meses tenía como vice al ex «señor 8» y abogado de Boudou, Darío «SIDE» Richarte.
Sin preocuparse por contrastar afirmaciones con hechos, La Nación «dice que Nuevo Espacio dijo» que tenía 60 delegados sobre un total de 130. Las declaraciones públicas de esta agrupación muestran, sin embargo, tan sólo la mitad. A la inflación de los delegados le sigue la inflación sobre los fondos de la Federación. La Nación vuelve a tomar como fuente a estos corruptos probados para afirmar que la FUBA «maneja 54 millones sin rendir cuentas». El ladrón cree justificarse argumentando que son todos de su condición. Si los Mitre o sus amigos de Nuevo Espacio creyeran lo que escriben deberían radicar una denuncia en la Justicia. ¿Por qué no lo hacen? Porque la pretensión es bastante menor: con el agua hasta el cuello, los «buenos muchachos» de Lousteau apenas aspiran a enchastrar a la FUBA con un poco de su basura. Pero la corrupción que brota de las oficinas del rectorado es inocultable. La semana pasada el periodista Alejandro Bercovich fue amenazado por una patota de Emiliano Yacobitti -capo de Nuevo Espacio y secretario de Hacienda de la UBA- en la facultad de Económicas. Lousteau reconoció sus vínculos con esta mafia al ser entrevistado por Ámbito Financiero (ver «Lousteau reconoce su amistad con el cuestionado Yacobitti» en http://www.ambito.com/
Este punto es ilustrativo porque La Nación, con su ataque sin fundamentos a la FUBA, opera objetivamente para desviar la atención de estas denuncias que comprometen por igual a oficialistas y opositores. Es curioso que la editorial mencione «negociaciones» entre Unidos y Organizados y el Frente Por Otro 1918 -por referencia a nuestra exigencia a las agrupaciones K de que dieran quórum al Congreso de la Federación-, pero se olvide de mencionar los negociados entre los funcionarios de Nuevo Espacio y el gobierno, denunciados por el propio diario meses atrás. Al parecer, la visita de Scioli a Barbieri impactó fuertemente en los Mitre, que se suman con esta nota al «pacto de Estado» para conservar el régimen de camarillas que está pudriendo a la Universidad. Las autoridades corruptas de la UBA tienen los huevos en todas las canastas, y pretenden blindar sus intereses tanto sea con la «continuidad» de Scioli como con el «cambio» de Macri y la UCR. Por el lado de la FUBA, cualquier estudiante sabe que lo que hacemos es asumir una responsabilidad abandonada por el Estado, que consiste en brindar becas y materiales de estudio económicos. No deducimos de ello ganancia alguna, como puede verificarse en los balances públicos que presentamos periódicamente, y que nuestros difamadores no tuvieron siquiera la intención de revisar (el balance del último semestre puede encontrarse ingresando a este link https://issuu.com/
La Nación elije para su editorial un cierre grotesco que roza el surrealismo: simula reivindicar los «principios e ideales» de la Reforma del 18, a pesar de que los Mitre apoyaron, en tiempo real, al reaccionario episcopado cordobés. De Uriburu a Videla, La Nación estuvo siempre en el campo de todas las dictaduras militares contra la democracia y el movimiento popular argentino. Hoy como ayer, necesitamos liberar a la Universidad de un régimen decadente y corrompido hasta los tuétanos. Mal que le pese al rectorado, al gobierno y a sus voceros, esta es y seguirá siendo la lucha de la FUBA.
Unión de Juventudes por el Socialismo – Partido Obrero
Presidencia de la FUBA