El Capitalismo Tardío es causa de la inmigración debida a los des-gobiernos, y del narcotráfico Una gran mayoría poblacional de Estados Unidos, es insaciable frente a dos recursos que provee México: la mano de obra esclava y semi-esclava en que se convierten los contingentes de inmigrantes «ilegales», y el blanco polvo con el que se […]
El Capitalismo Tardío es causa de la inmigración debida a los des-gobiernos, y del narcotráfico
Una gran mayoría poblacional de Estados Unidos, es insaciable frente a dos recursos que provee México: la mano de obra esclava y semi-esclava en que se convierten los contingentes de inmigrantes «ilegales», y el blanco polvo con el que se prepara el alimento balanceado para gringos.
El sistema capitalista es el origen de las tribulaciones que emergen, tanto en Estados Unidos, como en México. Pero, las angustias desatadas afectan, no sólo a los habitantes de los países de las Américas, sino a todo el planeta, aunque para este texto, el detalle de los escenarios queda restringido a Estados Unidos y México.
Las oleadas de inmigrantes, así como las miles de víctimas de asesinato, secuestro y desaparición, están causadas por los sucesivos des-gobiernos mexicanos. Desde el 2007, son 22.610 desapariciones, de las cuales 9.612 son responsabilidad de Peña Nieto; 4.514 en el 2013 y 5.098 hasta diciembre 10 del 2014 (ver al respecto la infografía completa publicada por RT en: http://tinyurl.com/o9v2m4a ) .
Por su parte, el mencionado polvo blanco, es parte indisoluble del narcotráfico, del lavado de dinero y de las fortunas malhabidas con las que el Capitalismo Tardío produjo el enriquecimiento ilícito de los banqueros que manejan la Banca Delincuente que converge en Wall Street, así como el de algunos generalotes y el de una serie de principales personeros del Pentágono y de la Casa Blanca.
La narcocracia también convirtió a México en una interminable esquela necrológica
Un resumen de la situación tan penosa, lo expresó Perseo Quiroz Rendón, director ejecutivo de Amnistía Internacional en México, en una rueda de prensa, el pasado 10, Día de los Derechos Humanos:
(Infografía de Russian Today -RT-, en: http://tinyurl.com/o9v2m4a)
«Las desapariciones de más de 22.000 personas y, en particular, el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, han revelado la peor crisis de derechos humanos en los últimos 50 años».
El representante de AI «…exigió al presidente mexicano reconocer la deplorable situación en la que se encuentra el país y lamentó que en el Día de los Derechos Humanos Enrique Peña Nieto no esté en México para reconocer los problemas que azotan la nación, sino refugiándose en otros lados, donde no haya críticas, en referencia a la visita del líder mexicano a Perú» (En: http://tinyurl.com/nfeupl6 ) .
Y Javier Hernández Valencia, representante en México del Alto Comisionado de la ONU, advirtió del peligro que su vez se cierne sobre los padres de los 43 normalistas desaparecidos, al ser entrevistado por el diario ´The Guardian´: «… en las redes sociales algunos están empezando a difamar e insultar a los estudiantes desaparecidos, y a demonizar a sus padres y sus demandas. La gran ola de protesta generada por el caso de los 43 estudiantes necesita ser protegida» (En: http://tinyurl.com/lbkjtmc ).
En lo que atañe al peor nieto de los Peña, el narcopresidente Enrique Peña Nieto, es un nieto que, en un principio, con su sonrisita de plástico, su aire de bobalicón y su abundante ignorancia, daba risa.
Más adelante, y con afinidad a uno de sus apellidos, empezó a dar pena. Pero ahora, y aunque no rime con sus nombres, después de convertir el palacio de gobierno en un putadal, y demostrar la connivencia de su des-gobierno, con la delincuencia, sólo produce asco.
Acerca de los dos sentidos del vocablo «despeñarse»
México lindo y querido, en las zarpas de la narcocracia con Peña Nieto al frente, va directo rumbo al abismo, esto es, uno de los dos sentidos del vocablo «despeñarse».
Aunque, si la insurgencia de toda la parte noble del Pueblo de México rebrotara y saliera a la calle unida, podría aprovechar la ocasión y despeñarse.
Pero, en el otro sentido del vocablo «des-peñarse»: quitarse de encima a Peña Nieto.
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