La enseñanza ¿ quien no lo sabe?Es ante todo una obra de infinito amor.José Martí Alienta el espíritu saber que en Bolivia los integrantes de los pueblos indígenas , los trabajadores , campesinos , estudiantes , las mujeres , la población humilde y los sectores de estratos medios y altos concientes del desastre social y […]
Es ante todo una obra de infinito amor.
José Martí
Alienta el espíritu saber que en Bolivia los integrantes de los pueblos indígenas , los trabajadores , campesinos , estudiantes , las mujeres , la población humilde y los sectores de estratos medios y altos concientes del desastre social y ambiental del modelo neoliberal , acudieron a las urnas a votar una nueva Constitución ideada para adelantar un proceso que ponga fin a la segregación de muchos años.
El resultado del referendo que aprobó la nueva Constitución boliviana este 25 de enero de 2009, consolida el proceso, inédito en la región, de revolución democrática con base nativa. Un hecho extraordinario que acontece en el marco de un proceso de largo aliento orientado hacia el logro de la genuina independencia y el vivir bien como unidad de sentido cultural y espiritual de nuestra América. Sin los procesos iniciados en Cuba , a partir de 1959 , y en Venezuela , a partir de 1998 , no sería fácil que hubiese podido sostenerse esta sorprendente revolución cultural que reconoce e incluye a los pueblos indígenas y que se inició con el ejercicio presidencial de Evo Morales en enero del 2006.Además , también es imprescindible tener en cuenta en la comprensión de las raíces del acontecimiento boliviano la asombrosa y prolongada resistencia espiritual y cultural de los pueblos nativos de los Andes.
En Colombia , andina , amazónica y caribeña esquina subcontinental , en la que los pueblos nativos han experimentado con especial rigor las dinámicas de conquista , colonización y neocolonización – por habitar en un territorio contemplado como estratégico desde el siglo XVI en el control del Sur de América – los resultados del proceso boliviano y el texto constitucional aprobado ameritan especial estudio y reflexión. Tan solo el hecho de que este histórico documento – visionario por la franja de luz que abre a los pueblos nativos – haya sido aprobado , significa una potentísima voz de aliento y esperanza para los pueblos nativos de este territorio y de toda Abya Yala.
La aprobación de la Nueva Constitución Boliviana coincide con conmemoración de los 200 años del levantamiento popular contra las autoridades de la Real Audiencia de Charcas , acontecimiento conocido como la revolución de Chuquisaca o la chispa de la liberación americana , con esta conmemoración se inaugura este año un formidable proceso de memoria esclarecedora en todo el Sur de América acerca de lo logrado y lo birlado en términos de genuina independencia y cuidado de los pueblos y la naturaleza.Además, el proceso de comunicación y cooperación entre los pueblos nativos de América que fue interrumpido hace siglos con la barbarie , se esta reanimando , y la memoria de la raíz espiritual común rebrota con fiera intensidad en estos tiempos necesitados de una nueva relación con la tierra que relegue la calamitosa idea de propiedad que ha imperado y ubique en el primer lugar de las tareas conjuntas la curación y cuidado de los territorios y las semillas , junto a la curación y cuidado de las comunidades y el respeto a las otras formas de vida.
El Preámbulo de la Nueva Constitución recoge el sentido de suma qamaña : vivir bien, noción con múltiples significados articulados de armonía , sencillez , reciprocidad y fraternidad que se ubica en las antípodas del bienestar comprendido como consumo excesivo y propiedad individual en contextos de feroz competencia ; relega al pasado el Estado colonial , republicano y neoliberal ; asume el reto de construcción del Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario ; declara el propósito de ser una Bolivia portadora e inspiradora de la paz , y reconoce la fortaleza de la pacha mama en la tarea de refundar Bolivia.
En la primera parte de la Nueva Constitución se declaran como lenguas oficiales el castellano junto a todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena originario campesino que son el aymara , araona , baure, bésiro, canichana , caviteño , cayuvava, chácobo, chimán, ese ejja, guaraní, ……y otros muchos que constituyen una bellisima y desconocida polifonía , como sucede con la diversidad ignorada de los pueblos nativos de Colombia : muisca , guane , nasa, yanaconas , yariguies , wiwas , kogis , kankuamos , emberas , muinanes , laches , chitareros , wayuus , pijaos , bari …….junto a otros muchos que aquí hoy , a diferencia de Bolivia, enfrentan la dinámica de la cara oculta del modelo neoliberal en la que el poder avasallador del dinero tiene una poderosa fuente de nutrición , además de la subasta internacional de la tierra de los pueblos , en los tráficos de cocaína , seres humanos y armas , articulados al modelo de control regional basado en la guerra contra las drogas.
En el Capitulo Segundo sobre Principios , Valores y Fines del Estado , el artículo 8 declara que el Estado asume y promueve como principios ético morales de la sociedad plural : ama qhilla, ama llulla , ama suwa ( no seas flojo , no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña : vivir bien , el ñandereko (vida armoniosa) , el teko kavi (vida buena) , el ivi Maradi (tierra sin mal) y el qhapaj ñan (camino o vida noble).
Este capitulo de la Constitución Boliviana tiene un significado especial en Colombia, donde la crisis espiritual y ética – enraizada de una parte en la brutal imposición de una moral en la que la palabra iba de un lado , el pensamiento por otro , y la acción por uno distinto, y por otra parte en un embate cultural en el que la codificación del deseo y la manipulación de la población ha sido lograda acudiendo al uso pérfido de todos los conocimientos del positivito en las ciencias sociales – ha sobrepuesto los umbrales de lo monstruoso.
En la sección II del Capitulo Sexto, contiene un texto que contrasta radicalmente con lo que hoy acontece en Colombia. El articulo 384 señala: «El Estado protege a la coca originaria y ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social; en su estado natural no es estupefaciente. La revalorización, producción, comercialización e industrialización se regirá mediante la ley.»
Mientras la Constitución de Bolivia consagra este reconocimiento y abre un proceso de respeto , revalorización y uso de la hoja de coca en beneficio de las comunidades – en especial en estos tiempos en los que el hambre y la desnutrición se expanden – , en Colombia la propaganda oficial atiza la satanización de la hoja con el mensaje » La Mata que Mata» , sosteniendo una política delirante de exterminio total de una planta considerada sagrada por los pueblos nativos y cuyo uso milenario por las culturas andinas y amazónicas jamás ha producido nada semejante a la catástrofe humana y social generada por el consumo adictivo de la cocaína sintetizada por primera vez en Austria en 1860. La satanización de la planta ha servido para destruir las chagras y las culturas de los pueblos nativos, incrementar en términos reales el consumo de cocaína en franjas cada vez mas jóvenes de los pueblos europeos y estadounidense , desplazar poblaciones sospechosas de ser desafectas al régimen imperante en Colombia ,sacrificar las vidas de decenas de miles de jóvenes condenados a los oficios de la guerra y el narcotráfico , expandir una cultural infernal del dinero fácil , los manejos truculentos y el consumo ostentoso , pero no ha servido, como lo revelan las cifras , para disminuir un centímetro las miles de hectáreas dedicadas al cultivo industrial de la hoja de coca para la producción de cocaína.
En este sentido no deja de ser significativo que la nueva constitución boliviana encuentre una de sus raíces originales en el movimiento cocalero, en el cual se formo Evo Morales.Un liderazgo que ha dado reiteradas muestras de comprender, valorar y encarnar la tradición cultural nativa, y de orientar su programa de gobierno a favor de la tierra y de las comunidades largo tiempo excluidas.
Se inicia ahora en Bolivia un largo y arduo camino que exigirá un colosal esfuerzo de unidad para que los derechos y garantías consagrados en el nuevo texto constitucional, no queden, como sucedió en Colombia con la Constitución de 1991, como letra inerte. La conservación de la unidad territorial del estado boliviano también exigirá una excepcional sabiduría política para lograr consensos que eviten polarizaciones y situaciones de ruptura que afecten un proceso extraordinario que forma parte de una dinámica de transformación social en la región ejemplar para el mundo por su potencia ética y por significar una nueva relación con la tierra.