Mike Gonzalez, profesor de la Universidad de Glasgow, nos presenta una historia intelectual de José Carlos Mariátegui (1894-1930), considerado el marxista más original de América Latina. Aunque este libro se dirige principalmente a un público de lengua inglesa, su publicación reviste un especial interés para el mundo latinoamericano. Incluso, el autor señala que la «resurrección […]
Mike Gonzalez, profesor de la Universidad de Glasgow, nos presenta una historia intelectual de José Carlos Mariátegui (1894-1930), considerado el marxista más original de América Latina. Aunque este libro se dirige principalmente a un público de lengua inglesa, su publicación reviste un especial interés para el mundo latinoamericano. Incluso, el autor señala que la «resurrección de Mariátegui» está ligada no solo a la celebración de su centenario (1994) sino también al horizonte abierto por los movimientos indígenas -como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador o el Ejército Zapatista de Liberación Nacional del sureste mexicano- durante la década de los noventa.
Compuesto por diez capítulos, el libro de Gonzalez retoma los pasajes más significativos de la vida de Mariátegui (la «edad de piedra», el descubrimiento de América en Europa, el vínculo con la Universidad Popular Manuel González Prada, su relación con Haya de la Torre, su polémica con el Comintern, por mencionar algunos) y, por supuesto, su labor como intelectual orgánico del movimiento proletario peruano (fundación de diversas publicaciones como La Razón en 1919 o Amauta en 1926). Además, el autor aborda las diversas temáticas tratadas por Mariátegui: la importancia de la organización política («Frente único»), la cuestión indígena (problema fundamentalmente económico), la pulsión romántica expresada en su interés por el «mito» y la «tradición», la literatura en general y el surrealismo en particular y, por supuesto, el marxismo como método dialéctico.
Dentro de los aspectos que merecen ser destacados en este trabajo, me gustaría mencionar los siguientes. Primero, la manera de presentar cada faceta de Mariátegui. A partir de una temática específica («La crisis mundial» o «Amauta», por ejemplo), Gonzalez no solo articula la vida y la obra de Mariátegui, sino que además aprovecha para cuestionar algunos procesos sociopolíticos contemporáneos (The Pink tide). Segundo, el vínculo entre la noción de «mito» y la idea de «frente único», en el que tanto la religiosidad popular como las alianzas políticas juegan un papel fundamental en los procesos de emancipación (p. 81), es presentado como un rasgo particular en la perspectiva mariateguista. Tercero, el reconocimiento de Mariátegui como figura señera de la tradición marxista. Efectivamente, en algunas ocasiones Mariátegui ha sido comparado, de manera condescendiente, con autores de la talla de Antonio Gramsci o Walter Benjamin (p. 149). Sin embargo, en este trabajo, el pensador peruano es ponderado como un maître à penser del pensamiento crítico revolucionario.
Por nuestra parte, creemos que quizá, al ser el mundo de lengua inglesa el principal destinatario de esta obra, el autor soslaya las investigaciones producidas estos últimos años por sus homólogos latinoamericanos (Héctor Alimonda, Néstor Kohan, Miguel Mazzeo, Segundo Montoya, Gustavo Pérez Hinojosa o Flavia Pierina Ferretti, solo por mencionar algunos). Con esta observación queremos señalar la posibilidad de un encuentro o contrapunteo entre las ideas de Gonzalez y las de los investigadores citados. Por ejemplo, ¿qué implicaciones filosóficas (E. Gogol) involucra la relación entre raza y clase (p. 133)? ¿Cuáles fueron las condiciones (materiales y subjetivas) que propiciaron el «hallazgo del sujeto indígena» (M. Mazzeo) en su perspectiva revolucionaria? ¿Qué papel jugaron Pedro S. Zulen y Ezequiel Urviola (p. 11) en su giro decolonial (H. Alimonda)? ¿Cómo se articula el mito revolucionario y la mística (p. 76) en los procesos socio-políticos de liberación (Löwy)? ¿Qué implicaciones teológico-políticas acarrea dicha articulación (Allan da Silva Coelho)? ¿Cuál es la potencialidad del «nacionalismo» de los pueblos oprimidos (N. Kohan) en una lucha antiimperialista? Estas son algunas interrogantes que nos produce, desde una lectura latinoamericana, el trabajo de Gonzalez.
En términos generales, el texto de Gonzalez es una introducción muy completa tanto a la vida como a la obra de José Carlos Mariátegui y, en ese sentido, es una importante contribución a la historia intelectual de la tradición marxista. Huelga decir que coincidimos con Gonzalez cuando afirma que «la cuestión clave para los socialistas revolucionarios de ahora es cómo colaborar, en cuanto revolucionarios, con los movimientos sociales con horizontes muy variados y ahí Mariátegui tiene mucho que ofrecernos en esta discusión» (p. 4).
Efectivamente, los vientos del fascismo están siendo insuflados por una época donde el populismo autoritario parece reinar, por consiguiente, solo la organización desde abajo y a la izquierda podrá detener este proyecto de muerte. El pensamiento de Mariátegui seguirá teniendo eco en este siglo XXI y, por tanto, seguirá siendo una fuente de inspiración para nuestra generación. Sin duda alguna, su obra continuará acompañando las luchas venideras de los condenados de la tierra, de aquellas y aquellos que no sucumben frente a las entelequias del poder (y sus proyectos de muerte), ni claudican ante los potros de bárbaros atilas (conocidos hoy como empresas trasnacionales).
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