No se trata de significar que la derecha boliviana, es menos o más obsesiva en la defensa de sus privilegios de clase solamente en alguna parte del país, es decir en el oriente o en el occidente, sino que dentro de sus objetivos de ser y su codicia de explotación, ella sabe donde se generan […]
No se trata de significar que la derecha boliviana, es menos o más obsesiva en la defensa de sus privilegios de clase solamente en alguna parte del país, es decir en el oriente o en el occidente, sino que dentro de sus objetivos de ser y su codicia de explotación, ella sabe donde se generan las riquezas principales de una nación y ahí es donde asientan su comando de acecho, agresión y acumulación.
En Bolivia se dan las características de que en el oriente del país, concretamente en Santa Cruz de la Sierra y hacia el sureste está la ciudad de Tarija en ambos departamentos, hoy por hoy son los principales productores de petróleo y del gas que va especialmente a la exportación y se convierte en una de las principales fuentes de divisas para el País.
Como una escueta ayuda memoria para tratar de comprender las actitudes de la derecha boliviana, heredera del coloniaje español y hoy agente del capitalismo internacional. Recordaremos que Bolivia se independizó aparentemente de España el 6 de agosto del año 1825 y durante gran trecho en su vida republicana nuestro país fue regido por gobiernos de caudillos militares, en contubernio con las oligarquías de la época y en beneficio exclusivo de ambos sectores de poder, cuya diferencia entre ellas no era el factor económico entre conservadores y liberales, sino como dijo un escritor de entonces sólo era «su hora de escuchar la Santa misa».
En la década del 30 del siglo pasado, como consecuencia del fracaso en la guerra del Chaco contra del Paraguay, conflicto bélico propiciado por dos transnacionales que se disputaban contratos para la explotación petrolera, el país comenzó a cuestionarse y a buscar culpables de ese conflicto, que como toda guerra costo miles de muertos de ambos lados. No quedaron dudas que los principales culpables fueron las clases dominantes civiles y militares, que en obediencia a intereses foráneos no les importó llevar al sacrificio a un pueblo que no tenía las condiciones para asistir a ese conflicto internacional, y que tampoco las tenía el pueblo paraguayo.
Fue una guerra entre hermanos, en igualdad de condiciones de pobreza para complacencia de intereses antinacionales. Este hecho histórico lamentable, sirvió a los bolivianos para darse cuenta de la necesidad de comenzar a forjar la conciencia nacional, en la búsqueda de una respuesta de lo ocurrido en la guerra del Chaco y de la necesidad de cómo mejorar las condiciones, de una Nación sumida en el atraso y la miseria del pueblo que identifica como sus responsables a la rosca minero feudal.
En consecuencia y en medio de esas circunstancias en que se encontraba la Nación se gesta la revolución nacional de abril del año 1952, que fue producto de una insurrección popular armada donde los trabajadores y campesinos tuvieron un rol preponderante en la derrota (de un ejército que siempre estuvo al servicio de la oligarquía minero feudal), especialmente el sector minero y fabril de las ciudades. No fue la primera ni la última vez que una revolución es traicionada o desviada en sus objetivos, por la conducción pequeña burguesa de sus dirigentes y la carencia de una sólida conciencia revolucionaria de las masas.
Sin embargo sería tonto negar los beneficios de esa revolución y su proceso democrático burgués que cumplió con sus postulados propios de una Nación que salía de un conflicto bélico donde las clases comenzaron a reconocerse y especialmente el sector proletario minero se dio cuenta que era necesario luchar para cambiar las condiciones de explotación de una oligarquía minero feudal, que ya no se correspondía con los nuevos tiempos y con el crecimiento de la conciencia nacional, sobre la necesidad de conquistar espacios de mejores condiciones de vida, así como el problema de la tierra y la democracia.
Fue la lucha de los sectores populares a la cabeza del líder de la clase obrera, Juan Lechín Oquendo dirigente de los mineros y conductor de las masas en la revolución de abril quienes obligaron con sus luchas y las armas en mano, que se implante el voto universal, la nacionalización de las minas y la reforma agraria, medidas que nadie podrá negar fueron trascendentales para su época.
El poder económico del país se sustentaba fundamentalmente en la explotación minera como país mono productor, es decir el poder económico se concentraba en el occidente del país, donde la naciente burguesía fomentada por el partido que encabezó la revolución de abril (MNR) y que al final de los años sesenta cuando ya se había entregado
El imperio norteamericano el año 1964, decide que hay que terminar con el gobierno del MNR y las contradicciones internas imperantes en el país y usa como recambio de la situación a uno de sus testaferros del renovado ejército que fuera derrotado por el pueblo el 9 de abril del 52 y que nuevamente ya estaba a su servicio, al Gral. Barrientos, comenzando así lo que se vino a llamar «la revolución restauradora».
Desde ahí se inicia una nueva era de entrega de nuestras riquezas naturales a la voracidad extranjera, y es el inicio en esta parte del continente con apoyo directo de los norteamericanos de los golpes de estado, por el temor que despertó en las clases dominantes la guerrilla que inicio en el país El inmortal Che Guevara y que fue un impulso para el renacimiento de movimientos de los trabajadores y pueblos en América latina, para luchar en contra de la situación reinante de la época.
En Bolivia mediante un cruento golpe de estado el año 1971 en la ciudad de Santa Cruz, se inicia una dictadura fascista esta vez ya no eran reivindicaciones cívicas, la vieja oligarquía y la burguesía cruceña querían todo el poder y lo consiguieron, con una dictadura que duro 8 años y que fue parte de una serie de masacres y desaparecidos aún hoy en día sin conocerse el paradero de esas víctimas.
La burguesía cruceña a la cabeza del gobierno con uno de sus «hijos», el dictador General Hugo Banzer Suárez, consiguió fronteras libres para el contrabando de cigarrillos, bebidas espirituosas y todo lo que quiera traer especialmente del Paraguay y el Brasil. Obtuvo créditos a discreción para el desarrollo del campo, que no fueron utilizados para su cometido ni cancelados por sus beneficiarios y que luego por el favor político, fueron condonados por el mismo Banzer por el valor de más de 200 millones de dólares, suma bastante grande para el tamaño de la economía de nuestro país en aquel entonces y hoy mismo. Consiguieron además a titulo de donación de las mejores tierras productivas y en las cantidades que les vino en ganas, que en principio les servía para la especulación de la misma, vendiendo o alquilando a extranjero cuando se inicia el auge petrolero y el inicio de la producción socapada por el mismo gobierno de la cocaína y el respectivo trafico de la misma. El mismo festín se dio esta burguesía con la llegada al poder mediante otro golpe fascista del militar García Meza, el año 1980, que junto a su ministro de gobierno Arce Gómez hoy purgan una condena de 30 años de cárcel por todos sus crímenes cometidos.
Este es el marco contemporáneo (desde el año 1971) en que esta burguesía de Santa Cruz, comienza a acumular los beneficios de las regalías petroleras del 11 %, el narcotráfico se convirtió en una actividad cuasi legal, nunca lo vi personalmente pero hay demasiados testigos que en claro derroche de ostentación en varios locales exclusivos, en algunas mesas había un platillo de droga para sus clientes como una «cortesía de la casa».
Se sabe y es seguro que los norteamericanos conocen al detalle que el lavado de ingentes cantidades de dinero que provenía del narcotráfico en la época de dictaduras, y luego en los gobiernos neoliberales, era «lavado» principalmente en poner nuevas industrias, empresas agropecuarias e importación de bienes y empresas importadores de vehículos.
Es cierto también que hay una buena parte de esta burguesía cruceña que no participó del lavado de dinero del narcotráfico y que ha forjado su fortuna solamente en la explotación del hombre y en la frecuente evasión de impuestos como un «derecho adquirido» mediante el acostumbrado sistema de la doble contabilidad y además la cotidiana falsificación de planillas de sueldos de sus trabajadores, para evadir los aportes al seguro social, hechos que también son delitos. Si hay alguien que acumuló su fortuna sin recurrir jamás a ninguno de los métodos mencionados arriba, «que tire la primera piedra».
En la época del neoliberalismo, esta burguesía ya más consolidada al operar a través de logias y a su regalado sabor, las 3 cooperativas de servicios públicos y con la alta producción mecanizada de un pequeño sector de la agricultura para la gran exportación de soya y el crecimiento industrial, en el Departamento de Santa Cruz y las regalías petroleras manejadas a su discreción como producto de la entrega de los recursos naturales a las transnacionales, cuya sedes principales están en esta ciudad. En ese tiempo de dictaduras y neoliberalismo se olvidaron y no necesitaban hablar de autonomías, pues ellos eran los dueños y parte de cada gobierno entreguista que se venía sucediendo y donde ellos siempre impusieron su ley hasta llegar al año 2005, cuando gracias al voto del pueblo boliviano lleva al poder «al indio Morales» como la burguesía lo llaman despectivamente.
De ahí a esta parte es una nueva historia que recién esta ocurriendo, no aceptan que otro dirija los destinos del país, la burguesía tiene en su memoria erróneamente que ellos son los predestinados por «mandato divino» para gozar de los beneficios del trabajo de los demás. Para la burguesía parasitaria y explotadora no avanza la historia ni las sociedades, se resisten a no reconocer que los trabajadores, son la contradicción principal que el capitalismo contiene en su seno como base para su destrucción y para la construcción de una nueva sociedad de iguales. Esa es su gran debilidad, por eso no trepidan en utilizar hasta el crimen para evitar que los pueblos sean dueños de regir sus propios destinos.
Esa es la obsesión fascista de la derecha cruceña que cree que en los Departamentos donde tienen una mayoría circunstancial son de su exclusiva propiedad y en beneficio de toda la derecha boliviana como agentes del capitalismo internacional a la cabeza de los EE.UU., que no quieren aceptar de que sus grandes privilegios a saquear, explotar, entregar riquezas, a regir la vida de los demás, obedecer ciegamente a los norteamericanos y acumular las riquezas productos del trabajo del hombre, evadir impuestos, y no respetar las leyes, ya se les acaba en Bolivia, Venezuela, Ecuador y Nicaragua, por no mencionar todo lo que ya está consolidado y todo lo porvenir como producto de las luchas de los pueblos en rebelión.
Es la misma obsesión desmedida de la derecha boliviana, para no aceptar el mandato popular que tiene el gobierno de Evo Morales, pese a que aún no se les acaba su manera de seguir haciendo sus grandes negociados, gracias a la recuperación de nuestros recursos naturales que significan ingreso considerable de divisas al país y que todavía están siendo canalizadas en gran parte para engordar a esa burguesía parasitaria y antinacional. Pues persisten los mecanismos perversos del capitalismo en el manejo de las finanzas a través de una banca especulativa, de un sistema de contratación de grandes obras que aun no tienen el respectivo control obrero y por que además gran parte de las finanzas del país siguen siendo manejadas por burócratas como herencia de gobiernos neoliberales y que tienen gran peso en el alto gobierno que con su «sapiencia » y «sus sabios consejos», consigue convencer al ejecutivo para no aceptar las exigencias salariales de los trabajadores, «para no perturbar el presupuesto de las inversiones y el desajuste de la macro economía nacional», una receta típica Fondo monetarista, que olvida que el pan de cada día para el pueblo está inscrito en lo que se llama, la «micro economía de subsistencia nacional » y eso es prioritario y debe estar siempre por encima de cualquier proyecto desarrollista, cuando se trata de un gobierno respaldado ampliamente por los sectores más vulnerables en su economía del país.
Así como la lucha del pueblo los trabajadores organizados y luego en el año 1952 aglutinados en la Central Obrera Boliviana, con su vanguardia los mineros, fabriles, constructores, petroleros campesinos y demás sectores laborales y revolucionarios en general, lucharon en contra de la rosca minero feudal, y luego en las calles para derrotar a las dictaduras fascistas, apoyadas por los EE.UU. y además lograron revertir la larga noche del neoliberalismo entreguista y privatizador; demuestra una vez más que el pueblo organizado y consciente es capaz de vencer todos los intentos de la derecha, sus aliados extranjeros y los incrustados de la quinta columna en el gobierno nacional, por retornar al pasado de entreguismo e indignidad nacional. El presente es de lucha de unidad y solidaridad latinoamericana en contra de la hegemonía de la dictadura del capitalismo mundial.
José Justiniano Lijerón es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)