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Agua convertida en cerveza

La pelea del «Comité 5 Salidas» de Tiquipaya

Fuentes: Rebelión

Esta es la crónica de un conflicto anunciado. El año 2007, la investigadora Rocío Bustamante, en el marco del Seminario «Modelos de gestión del agua en ciudades y comunidades de los Andes (La Paz-Bolivia)» del 5 al 8 de noviembre organizado por el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) [2] , puso en crítica la […]

Esta es la crónica de un conflicto anunciado. El año 2007, la investigadora Rocío Bustamante, en el marco del Seminario «Modelos de gestión del agua en ciudades y comunidades de los Andes (La Paz-Bolivia)» del 5 al 8 de noviembre organizado por el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA) [2] , puso en crítica la visión del gobierno y de varias organizaciones y sectores sociales respecto al derecho al agua, al entenderlo como un paradigma de reproducción del capitalismo basado en la propiedad y la exclusión. Hoy, luego de que mucha agua corrió bajo el puente, se visibiliza un conflicto -de los cientos que existen- sobre unas fuentes de agua que enfrenta a un sector poblacionalmente mayor de migrantes y campesinos y otro menor de campesinos regantes y que incluye a la Fábrica de Cerveza Taquiña, actualmente propiedad de una transnacional.

El día 30 de septiembre [3] , vecinos pertenecientes al «Comité 5 salidas» y comunarios de Lunqu Pata, se enfrentaron con regantes y vecinos de Taquiña Norte por las fuentes de agua, fundamentalmente la del río Taquiña que éstos últimos desvían para alimentar a la Fábrica de Cerveza Taquiña en base al polémico, pero legal argumento de «usos y costumbres» que permite a los campesinos regantes ser dueños de las fuentes de agua. Revisemos brevemente este conflicto.

Derechos y necesidades

El «Comité de Agua 5 Salidas», de reciente institucionalización (2011), se conformó entre 11 Organizaciones Territoriales de Base (OTB) de las cuales permanecen 9 y entre las cuales se encuentra la comunidad de Villa Satélite y el Comité de Agua Hermógenes Aguilar (COMAPHA) que comprende 5 OTB y que en su conjunto brindarían agua, según José Grágeda, dirigente de Villa Satélite, a unos 15 o 17 mil habitantes, una diferencia exponencial comparada con la población a la que representarían los regantes que en su conjunto, según la misma fuente, que llegarían a los 2 mil habitantes.

El conflicto no sería nuevo, sino que el mismo habría tenido sus inicios antes del año 1994, cuando la empresa Taquiña se comprometió en varios aspectos, pero que siempre reclamó su derecho a la utilización de las aguas de esas fuentes por el derecho que le permiten los «usos y costumbres» del Sindicato Agrario Taquiña.

Evidentemente, los llamados «usos y costumbres» han dado a los campesinos regantes propiedad sobre las fuentes del agua que nacen o incluso cruzan por sus territorios. En mi criterio se ha tergiversado, en la recuperación de las tradiciones andinas, el papel de los jueces de agua del mundo andino, quienes cumplían la misión de resolver las disputas por el agua en base a criterios de distribución justa entre las comunidades en disputa, pero nunca asumiendo que una u otra comunidad fueran dueñas de las fuentes, aunque éstas nazcan en sus respectivos territorios. De hecho, en el mundo andino el agua no podría menos que entenderse como un bien común, lo que es de todos y de nadie.

Paradójicamente, las fuentes nacen en la Comunidad de Lunqu Pata, cuyos dirigentes han aprobado el proyecto de «5 salidas» y que también han reclamado su derecho sobre las fuentes, aunque, en mi perspectiva, bajo una mirada de solidaridad más cerca a entender que el agua es de todos y de nadie. La propiedad de la fuente habría sido tradicional y legalmente atribuida, bajo un proceso legal que no vale la pena describir, a los regantes de Taquiña Norte y a los regantes de Chilimarca, aunque éstos último más nominativamente gracias a que el territorio se modificó drásticamente y lo que hoy es Chilimarca queda disminuido a unas cuantas hectáreas.

Tanto los regantes de la OTB Taquiña Norte, que pertenecen a la jurisdicción del Cercado (Municipio de Cochabamba), como los de Trojes y Chilimarca (Tiquipaya) tienen una muy disminuida área de riego, ya que la expansión urbana ha ganado terreno en los últimos años, sin embargo, los «usos y costumbres» refrendados en las normativas les dan privilegio y poder sobre las fuentes. Aunque las fuentes en disputa no tienen nada que ver con las que Trojes y Chilimarca usan para el consumo humano o para el riego. Entonces, ¿Cuál es el motivo por el cual están en conflicto? ¿Por qué no ceder un poco más de caudal a las OTB que lo requieren? ¿Están los derechos por encima de las necesidades de la gente?

Usos y Costumbres y la Cervecería Taquiña

En los reglamentos de la ley de riego aprobados en 2006 [4] se prevé que a través de un registro de las fuentes de agua, se concederá su servidumbre por usos y costumbres. La necesidad de que un sujeto individual y colectivo, siguiendo a Bustamante, sienta la llamada «seguridad jurídica» corresponde a una lógica capitalista de propiedad, por lo tanto reñida con la cosmovisión andina.

Este hecho es evidente si es que se asumen las denuncias que hacen los dirigentes del «Comité 5 Salidas». Ellos acusan a los regantes de ceder las aguas que alimentan al río Taquiña a la fábrica de Cerveza para que ésta lave sus botellas, ya que una fábrica grande de este tipo utilizaría grandes cantidades de agua, que según un estudio de 2001 se redujeron a 8,6 de hectolitros de agua por 1 hectolitro de cerveza [5] . Esto quiere decir, según los datos a los que se pudo acceder, que toda la Cervecería Boliviana Nacional, que pertenece a una transnacional, que produce anualmente 360 mil litros de cerveza [6] (3600 hectolitros), gastaría 30960 hectolitros de agua, o sea, 3096 mil litros de agua aproximadamente. Claramente, este dato puede ser inferior con la mejora tecnológica, pero en todo caso demostraría de porqué la fábrica requeriría de estas fuentes de agua.

Los dirigentes del «Comité de agua 5 salidas» acusan también a los regantes de defender los intereses de esta empresa porque ellos mismos trabajarían en ella en calidad de obreros, y también, de que esta empresa, que ha construido una relación prebendal con éstos regantes a través de trabajos, construcciones [7] , obras [8] e incluso auspicio con cajas de cerveza para sus aniversarios, sería parte de una gran transnacional.

Esta última afirmación es más que evidente, ya que la fábrica Taquiña pertenece a la gigante transnacional cervecera: el grupo Anheuser-Busch InBev [9] . Esta transnacional es un monstro que tiene inversiones en todo el mundo y maneja gran parte del mercado mundial de cerveza [10] y que, en la sintonía de otras transnacionales, desarrolla grandes programas de la llamada «responsabilidad empresarial».

Al margen de todo, incluso en relación a la transnacional cervecera y el sentido antineoliberal que enarbolaron en las guerras del agua de Cochabamba (2000) y Tiquipaya (2003) los propios regantes, queda el hecho de que la trampa de los «usos y costumbres» permitiría legalmente algo ilegítimo: agua para la cerveza en vez de agua para la vida, lo que paradójicamente se contradice con la propia Constitución. Mientras, el gerente de Taquiña deslinda toda responsabilidad de su empresa [11] .

Por el agua como un bien común

En la actualidad se discute una nueva propuesta de ley de aguas en donde se delimite de mejor manera el tema de «usos y costumbres» y se priorice el consumo humano, ciertamente un avance, aunque no signifique un demarque de las lógicas capitalistas, la apuesta de asumir el agua como un bien común implica romper con la realidad actual en términos productivos e incluso en el propio concepto de «consumo humano».

En ello, como venía discutiendo con una compañera, vale la pena preguntarse, en un parafraseo de Walter Benjamin: ¿existe un futuro para una gestión comunitaria entendida como el instrumento de destello de luz en un momento de peligro, cuando es la excepción la regla? O en otras palabras: ¿podremos construir un no-capitalismo como horizonte desde nuestras experiencias reales de lo comunitario?

Personalmente me animo a pensar, abusando a Benjamin, que los momentos de relampagueo, de quiebre, de resquicio al capital, son parte de nuestra historia, por tanto, de nuestro futuro.

Mientras, aquí una lucha en donde es necesario actuar….



[1] Boris es representante de la Asociación Yaku en Bolivia

[2] http://www.ifeanet.org/

[3] http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2012/1001/noticias.php?id=73011

[4] http://www.lexivox.org/norms/BO-DS-28819.xhtml

[5] http://www.cpts.org/prodlimp/casosest/09TAQUINA.pdf

[6] http://www.cambio.bo/noticia.php?fecha=2011-04-24&idn=43728

[7] http://cbn.bo/noticias/inician-la-construccion-de-casa-comunal-otb-taquina-norte/

[8] http://cbn.bo/noticias/taquina-apoya-a-3-500-familias-con-agua-y-reciclaje/

[9] http://cbn.bo/sueno.php

[10] http://www.ab-inbev.com/go/social_responsibility/better_world_programs

[11] http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2012/1003/noticias.php?id=73212

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.