En Bolivia la derecha se envalentona con los resultados del referéndum por la paz en Colombia, donde ganó, así sea por poco, el rechazo a los acuerdos alcanzados con los guerrilleros de las FARC-EP. Se ufana también por las elecciones municipales en Brasil, en las que el Partido de los Trabajadores sufrió duros reveses. Son […]
En Bolivia la derecha se envalentona con los resultados del referéndum por la paz en Colombia, donde ganó, así sea por poco, el rechazo a los acuerdos alcanzados con los guerrilleros de las FARC-EP. Se ufana también por las elecciones municipales en Brasil, en las que el Partido de los Trabajadores sufrió duros reveses. Son los aires de restauración neoliberal que soplan en Sudamérica, que comenzaron a tomar fuerza hace dos años con el triunfo en las presidenciales argentinas del empresario Mauricio Macri, continuaron después con la victoria de Pedro Kuczynski en Perú y la ilegal destitución de la presidenta brasileña Dilma Roussef.
Pero en Bolivia parecen atenuarse los efectos políticos del vendaval contrarrevolucionario que viene de afuera. ¿Por qué? Sostengo que se debe a que acá se efectuaron nacionalizaciones en los sectores de hidrocarburos, energía eléctrica, minería y metalurgia, telecomunicaciones y del sistema de pensiones. Gracias a esos procesos se ha fortalecido el pilar estatal de la economía, lo que ha permitido incrementar a sus mayores niveles históricos la inversión pública, convertida en el principal motor del crecimiento económico. Además, la realización de una Asamblea Constituyente permitió fundar un nuevo Estado Plurinacional consolidando al mismo tiempo el régimen democrático, robustecido en su legitimidad y con capacidad de soportar la creciente conflictividad social.
Es en momentos como este, de reflujo de los movimientos sociales en los países vecinos, cuando se hace más patente la necesidad de mantener la cohesión del bloque social revolucionario (indígena-obrero-popular) que es la base del proceso de cambios en nuestro país. Como se sabe, ese bloque se ha debilitado por el efecto erosivo de los casos de corrupción en el Fondo Indígena, en cuyo manejo se implicaron las dirigencias de las organizaciones campesinas. Además, en el último tiempo, el conflicto con los obreros fabriles originado en el despido de 800 trabajadores de la Empresa Nacional Textil (Enatex), ha distanciado del gobierno a algunas organizaciones sindicales que son parte de la Central Obrera Boliviana (COB). Sin embargo, este desgaste del proceso se puede revertir, en el primer caso siendo implacables en sancionar a los culpables de los actos corruptos; en el segundo caso, aprobando nuevas medidas gubernamentales que beneficien a los trabajadores, demostrando así que el de Evo sigue siendo un gobierno de los movimientos sociales.
No se puede caer en el engaño de pensar que puede haber políticas económicas y sociales neutrales; en una sociedad de clases toda decisión de gobierno afecta a unos y beneficia a otros. Si algunas de las decisiones que se toman constituyen concesiones programáticas a una fracción de la burguesía, inmediatamente repercutirá en un resquebrajamiento del bloque histórico transformador. Esta fue la razón de fondo por la que en su momento afirmé que los acuerdos alcanzados con la burguesía agropecuaria ponían en peligro la continuidad del programa de la revolución agraria y del modelo económico social comunitario.
A propósito de la cuestión agraria, el efecto combinado de la sequía que golpea al país como consecuencia del calentamiento global, y la incesante actividad de habilitación de nuevas tierras para cultivo a costa de las áreas forestales, en un proceso genéricamente denominado «ampliación de la frontera agrícola», ha llevado a un preocupante incremento de las quemas forestales durante la gestión 2016, comparada con las dos gestiones anteriores, según reportó el 17 de agosto la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT). El agronegocio, que controla la burguesía organizada en la Cámara Agropecuaria del Oriente, tiene una importante cuota de participación en el desbosque y el chaqueo; sin embargo la CAO no deja de reportar supuestas pérdidas millonarias en sus actividades, al sólo efecto de eludir el pago de beneficios laborales y con el objetivo de conseguir mayores concesiones del Estado.
El compañero Evo tildó de exageradas las cifras en rojo de los empresarios agropecuarios. Yo también soy incrédulo de ellas, porque no es cierto que el agropoder cruceño únicamente se sustente de la tierra, pues en tal caso no merecería llamarse burguesía. En realidad los agroempresarios diversifican sus negocios con lo que reducen los riesgos, articulando sus propios capitales con el capital financiero y bursátil en inversiones millonarias, por ejemplo en megaproyectos urbanísticos en Santa Cruz.
¿De dónde sale la plusvalía con que se está edificando una nueva ciudad situada en el Urubó? El dinero lo ponen las entidades bancarias que se fusionan con consorcios inmobiliarios que se benefician de la especulación con el suelo urbano y con la propiedad horizontal en las ciudades.
En el Urubó está en plena construcción una de las zonas residenciales y comerciales más exclusivas de Sudamérica que tiene entre otras las siguientes características: la segunda laguna artificial más grande del mundo con una superficie de 13, 7 hectáreas, edificios con tecnología de última generación con helipuertos incluidos, mansiones y centros comerciales, campos de golf y club hípico. Estamos hablando de enclaves de riqueza y lujo, alguno de los cuales tiene un nombre tan sugerente como poco imaginativo: «Urubó Village». Es cierto que en esta zona pero mucho más alejadas de la ciudad antigua, habrá otras urbanizaciones más modestas destinadas a sectores de medianos ingresos.
Pero los agroempresarios cruceños, que son parte de este gran negocio, se afanan por mostrar una imagen de bancarrota llegando a afirmar, con la burguesa prepotencia de su representante, el señor Julio Roda, que «el doble aguinaldo es una plaga y una desgracia». Y les hacen coro el resto de sectores empresariales y varios medios de comunicación privados, que buscan fijar en el imaginario del pueblo que el segundo aguinaldoi sería sinónimo de desempleo y cierre de empresas. ¿Se acuerdan de aquellas predicciones catastrofistas de fines del año 2013, que afirmaban que la otorgación del nuevo derecho laboral generaría hiperinflación? Luego se vio que sólo eran sofismas patronales utilizados para defender sus intereses de clase; el doble aguinaldo tuvo efectos positivos para el conjunto de la economía.
Será el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) que entregará la información oficial respecto a la tasa de crecimiento interanual observada del Producto Interno Bruto (PIB). En base a esa información se determinará si el beneficio aplica o no este año.
Pero no hay que olvidar, como refería el maestro Pablo Ramos Sánchezii en su libro Principales paradigmas de la política económica, que: «En el capitalismo, la formulación de la política económica está influida por la acción de los grupos de poder, que no siempre tienen los mismos intereses inmediatos». Y por grupos de poder entenderemos a quienes siguen teniendo el poder económico -la burguesía- y a quienes tienen el poder social -los trabajadores.
Notas:
i El segundo aguinaldo fue decretado en noviembre de 2013, bajo la modalidad de que se activa el beneficio si es que el crecimiento del Producto Interno Bruto es igual o superior al 4,5%.
ii El economista Pablo Ramos fue Rector de la Universidad Mayor de San Andrés en la ciudad de La Paz. Es padre de Verónica, actual Ministra de Desarrollo Productivo del gabinete de Evo Morales.
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