Hacer un informe de situación del estado actual de cosas en Argentina seria -en principio- tomar una foto fuera de foco, al menos la velocidad de los sucesos políticos y económicos que transcurren por estas horas lo indican así. Hasta hace unos días no había un escenario claro en materia política y tampoco se vislumbraban […]
Economía en crisis
Muchas cosas resultan poco claras en la era macrista, desde el destino de la deuda descomunal asumida en 3 años de gobierno (neo)liberal, hasta la suerte concreta de millares de familias que engrosan las filas del desempleo precipitado en estos últimos meses. No obstante eso, si algo es tangible por estas horas es que transitamos una crisis económica formidable. El dólar, la deuda, la inflación, el hambre, la pobreza, el «riesgo país» y tantas variables más se disparan de manera acelerada, dejándonos a merced de esos famosos mercados y organismos internacionales. Se visibilizan escasas las salidas políticas a este vendaval, pese a ello la única certeza en este retorno crudo de neoliberalismo original parece ser la disconformidad social, que ha asumido la decadencia emprendida desde el 10 de diciembre de 2015.
El descontrol inflacionario, que en años anteriores rondaba el 25,5% con los salarios emparentado a la subida de precios, hoy redunda en 38,3% de inflación con el agravante de que son cada vez más los que pierden su trabajo minuto a minutoii. Solo en el último trimestre de 2018 los márgenes de pobreza orillaban el 35,8% sobre la población, esto es: unos 16 millones de argentinos sin acceso a la canasta básica de alimentos. Nada más que desde 2017 a 2018, 4,3 millones de personas pasaron a engrosar los altos índices de la pobreza mal habida (es necesario ir hasta 2002 para encontrar porcentajes cercanos a esta debacle).
El contexto actual es sumamente grave, más aun si nos percatamos de que el mega-endeudamiento que puso en marcha el gobierno de Cambiemos llega al 86,2% del Producto Bruto Interno (PBI) con vencimientos próximos de unos USD 20.000 millonesiii. La caída de consumos en lácteos y medicamentos, por ejemplo, o el desguace de ciencia, técnica y educación sumado a la entrega de soberanía nacional solo hacen más explícito el rostro de la regresión colonial y neoliberal en la Argentina.
Política en escena
Las discusiones sobre la reestructuración capitalista que rodeó a la experiencia kirchnerista reciente (emparentada con la dinámica regional más próxima), dan cuenta de la tensión que acompañó al proceso de recomposición del ejercicio del poder político, articulado a una forma de acumulación de capital que se dio desde 2003 en adelante. La legitimación de lo político y la revitalización del Estado en la incorporación de demandas populares que caracterizó al gobierno kirchnerista, se topó con las limitantes del modelo de acumulación capitalista que abonó. En otras palabras, si los gobiernos de Néstor Kirchner primero y el de Cristina Fernández después se propusieron redistribuir riqueza y mejorar la calidad de vida, en momentos centrales como puede serlo el levantamiento patronal agrario de 2008 se marcaron los límites de la estructura concentrada del capital que no había sido modificada y las flaquezas en las fuerzas políticas propias.
Dicho esto, lo que volvemos a ver en Argentina a partir de la irrupción de Cristina Fernandez en las tablas de la política, ratifica la mejor cualidad del peronismo/kirchnerista: en momentos en los que solo hablamos de cifras, porcentajes y variables económicas, la ex-presidenta sin muchas apariciones ampulosas y bajo un ataque político, mediático y judicial inusitado, re-ordena el mapa público colocando la tangente «política» como el único andarivel genuino para organizar la vida social argentina. Si no se discuten proyectos políticos en la realidad actual difícilmente se pueda resolver el drama económico vigente.
El movimiento táctico de la actual senadora, al moverse del centro -paradójicamente ganando centralidad- colocándose como candidata a vice-presidenta de la nación en un frente con aspiraciones de poder y presuntamente buscando consolidar una alianza social más amplia que la de su construcción política reciente, evidencia una afirmación categórica y un interrogante posible: Cristina es la única figura opositora, de la política electoral realmente existente, que condensa la mayoría del afecto popular capaz de trasladarse a una propuesta de poder efectivo. Ella lo sabe y hace uso de decisiones políticas y definiciones estratégicas para dar cuenta de ello, tal el caso de colocar a un «dialoguista» primero y proponerse para presidir el Congreso a partir de 2020, en un hipotético nuevo gobierno. Sin embargo su armado inicial en clave de autocrítica no dice mucho sobre las modalidades económicas que puede asumir esta nueva versión de gobierno, si es con fuerte presencia estatal e iniciativa redistribuidora o con concesiones demasiado altas. Solo nos dice eso: se debe parar esta sangría y barajar de nuevo a partir de un armado político amplio y generoso. Eso solo ya es un mensaje político relevante.
Escenario actual y futuro político
Escribía Antonio Gramsci, en sus notas como prisionero del fascismo, que el «Estado es concebido como organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión del grupo mismo» iv. Colocar una fe ingenua en las lógicas estatales como única instancia de redención, ya se ha demostrado en Argentina y en América Latina que es inconducente, que los movimientos populares y las disputas de sentido en la sociedad civil y la lucha social terminan por darle quehacer a nuestras ansias de emancipación; sin embargo ¿es lícito en estos días oscuros mirar con escepticismo la centralidad de una mujer de gravitación histórica en el escenario político nacional?, ¿es posible no ver que el Estado, en esta etapa, actúa pura y exclusivamente para las clases dominantes?. Aun cuando podamos anticipar que una vuelta del kirchnerismo al aparato estatal no sea una ruptura en las formas de acumulación capitalistas tradicionales, ¿es eso más potente que la certeza de que se le va a poner un límite a esta timba financiera, que se hace sobre los cuerpos de amas de casa, jubilados, pibas y pibes que no cubren sus necesidades vitales?, ¿no hay detrás de la figura de Cristina Fernández un derrotero de militancia popular, como para afirmar livianamente que estamos ante más de lo mismo?
No aportamos respuestas aquí, pero invitamos a pensarlas. No hay salidas claras, ni a corto plazo y giramos sobre viejos problemas político-económicos. Inclusive muchos llevan razón en pensar que estamos ante una salida de centro, con un Alberto Fernández que hasta hace poco solo veía errores en las jugadas más fuertes de Cristina, sin embargo en un primer análisis ligero albergamos una hipótesis parcial y es que a este modelo se le puede parar la mano más temprano que tarde.
Notas:
i Cornejo propuso ampliar Cambiemos sin Macri https://www.pagina12.com.ar/193993-cornejo-propuso-ampliar-cambiemos-sin-macri
ii En el trimestre enero-marzo los despidos y suspensiones ascienden a 19.882 casos, una cantidad sensiblemente mayor a la del mismo período del año anterior, que sumaron 14.068 casos https://centrocepa.com.ar/informes/191-el-empleo-en-el-primer-trimestre-de-2019-en-el-sector-privado-el-peor-de-la-era-cambiemos.html
iii Cifra-CTA Informe de Coyuntura N° 30 http://www.centrocifra.org.ar/docs/IC%20N%2030.pdf
iv Gramsci (2001) Cuadernos de la cárcel. Vol. 5. México. Universidad Autónoma de Puebla.
Oscar Soto. Licenciado en Ciencia Política, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo.
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