La imagen del presidente Evo Morales transformada en ícono atrae un caudal incondicional de votos, que parece garantizar su reelección este domingo en Bolivia, pero en ese posible segundo periodo afrontará una exigencia social mayor de cambios en la economía y la estructura del Estado, coinciden analistas. Desde el retorno de la democracia, el 10 […]
La imagen del presidente Evo Morales transformada en ícono atrae un caudal incondicional de votos, que parece garantizar su reelección este domingo en Bolivia, pero en ese posible segundo periodo afrontará una exigencia social mayor de cambios en la economía y la estructura del Estado, coinciden analistas.
Desde el retorno de la democracia, el 10 de octubre de 1982, no hubo un escenario político tan marcado como el actual, con un vencedor anticipado y que las encuestas le dan una preferencia bastante por encima de 50 por ciento de los consultados.
El fervor de los grandes sectores populares y las adhesiones de último momento inclinan la balanza a favor del primer indígena en llegar a la presidencia de Bolivia y líder del Movimiento al Socialismo (MAS), además de cultivador y defensor de la coca, el arbusto autóctono de las zonas andinas sudamericanas usado desde tiempos remotos y que también sirve de materia prima de la cocaína.
Una encuesta en 50 ciudades de la firma Equipos Mori ubica a Morales con 52,6 por ciento de la intención de voto, a Manfred Reyes Villa, del derechista frente Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN) con 21,1 por ciento y al jefe de la centrista Unidad Nacional, el empresario Samuel Doria Medina, con sólo 9,4 por ciento de preferencias entre los consultados. El ex alcalde de la ciudad de Potosí, el también indígena René Joaquino, postulado por la centroizquierdista Alianza Social (AS), apenas obtiene 3,3 por ciento.
En tanto, el Movimiento de Unidad Social Patriótica (Muspa), liderado por la empresaria Ana María Flores, tiene muy acotadas las posibilidades de obtener siquiera una representación en la Asamblea Legislativa pues recoge nada más que 0,4 por ciento de adhesiones en los sondeos.
Más atrás queda el indígena agricultor y dirigente de Pueblos por la Libertad y la Soberanía (Pulso), Alejo Véliz, con 0,2 por ciento, mientras que el ex constituyente del MAS Román Loayza, ahora postulado por la agrupación Gente, reúne 0,1 por ciento de intenciones de voto.
Esos dos candidatos intentaban restar votos a Morales entre los sectores populares e indígenas, pero no lograron apoyo a un discurso de unidad y de reconciliación.
El aspirante a presidente de la agrupación Bolivia Social Demócrata (BSD), Rime Choquehuanca, no marca en las encuestas y su presencia es escasa en medios de comunicación y campañas proselitistas.
Un poco más de 5,1 millones de bolivianos y bolivianas están convocados para asistir a las urnas este domingo para votar por presidente, vicepresidente, para integrar los 166 escaños de la bicameral Asamblea Legislativa Plurinacional, mientras que en los departamentos de La Paz, Chuquisaca, Cochabamba, Oruro y Potosí se consultará sobre la adhesión o rechazo a las autonomías regionales.
Hasta ahora, sólo los restantes departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija, que conforman la llama Media Luna del oriente boliviano, confirmaron en plebiscito local su intención de adoptar el modelo autonómico.
Simultáneamente, se votará en un referéndum para las autonomías indígenas, originarias y campesinas en 12 municipios rurales de cinco departamentos, en los cuales habitan unas 200.000 personas.
Esta consulta constitucional se realizará en los municipios de Charagua, en el central departamento de Santa Cruz, en Chara¬zani y Jesús de Machaca, en el oriental La Paz, en Chayanta, en el sudoccidental Potosí, en Huacaya, Tarabuco y Villa Mojocoya, en el sureño Chuquisaca, y en Chipaya, Pampa Aullagas, San Pedro de Totora, Curahuara de Carangas y Salinas de Garci Mendoza, en el occidental Oruro.
Aunque Evo Morales se sabe vencedor, el cierre de su campaña electoral estuvo orientado a llamar a los ciudadanos indecisos a respaldarlo para obtener el control del parlamento. Para ello requerirá de 87 de los 130 diputados y 24 de los 36 miembros de la Cámara de Senadores, y esta supremacía «le permitirá implementar la nueva Constitución Política del Estado, a través de medidas legales y constitucionales plenamente legítimas. Significan la hegemonía y el control total del poder», comentó a IPS el presidente del Colegio de Politólogos de La Paz, Franklin Pareja.
Con el control del poder, Morales tendrá facultades para nombrar autoridades en el Poder Judicial, la Contraloría y otras instituciones. «Los dos tercios significan el final de la República y la consolidación del Estado Plurinacional, en suma acercan al país al proyecto de cambio impulsado por el MAS», expresa el analista.
Tanto en el plano económico como político, las tareas del proceso «revolucionario y democrático orientado al socialismo productivo» que propone Morales apenas han dado pasos algo dubitativos, pero el electorado apuesta a grandes resultados, según Pareja.
El salto para abandonar la pobreza no llegó aún a Bolivia, y según el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), Javier Gómez, los esfuerzos del gobierno se tradujeron en la captación de la renta por exportaciones de hidrocarburos y su transformación en bonos sociales, según expresó a IPS.
El respaldo a los exportadores de textiles en dificultades y la asignación de recursos a sus proveedores productores de pequeña escala han ayudado a soportar la crisis larga de esta industria, pero no hubo un cambio en el patrón de competitividad, comenta Gómez.
Con resultados apenas encaminados en el cambio propuesto por Morales, hoy la única explicación para el apasionado respaldo electoral a la fórmula oficialista es la construcción del «ícono político, lejos del bien y del mal, al cual en cuatro años de gobierno no se le ha exigido ningún resultado», en opinión de Pareja.
«Estos primeros cuatro años de gobierno terminan de consolidar la figura del presidente Morales, que ha llegado a traspasar los niveles de un político común y la población ha vivido un fenómenos de identificación con el líder», afirma.
«Pero en la siguiente gestión, el presidente está obligado a mostrar resultados porque tendrá la suficiente representación parlamentaria para hacer cambios suficientes. En los pasados cuatro años, el cambio fue ilusión, ahora debe ser real», dijo a manera de sentencia.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas se expone como el que ha logrado mayores resultados con el aumento sustancial de la renta por hidrocarburos desde los 333 millones de dólares recaudados en 2004 a los 1.464 millones de dólares de 2008. Ese espectacular crecimiento se dio gracias a la renegociación de los contratos con las firmas transnacionales.
La estatal Unidad de Análisis de Políticas Económicas y Sociales (Udape) respalda a la anterior afirmación al expresar que la distribución de los recursos generados por las exportaciones de gas natural ayudó a bajar la extrema pobreza.
Mientras en el área urbana, la población extremadamente pobre se redujo de 37,7 a 32,7 por ciento, en las zonas rurales bajó de 63,9 a 53,3 por ciento, según el estudio con datos hasta el año pasado.
Gómez no descarta que en las zonas rurales, los bonos distribuidos entre escolares y ancianos, hayan generado una mayor capacidad de compra y ayudado a reducir la pobreza, pero demanda del Estado una intervención en el aparato productivo para generar empleo.
Esta semana, el Cedla presentó un estudio en el cual demuestra la «destrucción de cerca de 74.000 empleos en las ciudades principales», y atribuye a una caída de las exportaciones, la reducción de las remesas de dinero enviadas por ciudadanos radicados en el exterior y la baja en la inversión privada nacional y de inversión extranjera directa.
El Cedla ha cuestionado la tasa de empleo abierto de 6,8 por ciento difundida por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y asegura que entre julio de 2008 y julio de este año se elevó de 10,2 a 11 por ciento.
Un 35,7 por ciento de personas encuestadas por el Cedla en julio consideran que el desempleo, la situación económica en general y la cuestión política son los problemas más importantes que afectan a la población boliviana.