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La Reforma Hacendaria: ¡basta de que la crisis la paguen los trabajadores!

Fuentes: Rebelión

La tarde del 8/9, EPN presentó a la cámara de Diputados su iniciativa de reforma hacendaria, después tuvo el cinismo de dar un mensaje para embellecer su reforma, en realidad dirigido a la burguesía nacional e internacional, quienes no pudieron dejar de sonreír de oreja a oreja -en vivo- con ciertas medidas. Con furia, muchos […]


La tarde del 8/9, EPN presentó a la cámara de Diputados su iniciativa de reforma hacendaria, después tuvo el cinismo de dar un mensaje para embellecer su reforma, en realidad dirigido a la burguesía nacional e internacional, quienes no pudieron dejar de sonreír de oreja a oreja -en vivo- con ciertas medidas. Con furia, muchos trabajadores pudieron reconocer a sus «dirigentes» sindicales sentados codo a codo con los grandes empresarios nacionales, y en la misma sala que la plana mayor del Pacto por México.

La reforma hacendaria implica modificar los artículos 4to y 123 constitucionales, que se refieren al ¡derecho humano de la salud! en la lógica de desestructurar el sistema de salud que ahora existe y privatizarlo bajo la máscara de «seguros universales» ¡privados!; además modifica el artículo del trabajo y la previsión social para «incentivar» condiciones precarias por Ley. Además, contempla la creación de 4 leyes nuevas, modificación a 2, y la creación de nuevas áreas administrativas como el «Instituto Nacional del Emprendedor» (pese a que, advirtió EPN, su próximo golpe a la clase obrera estará dirigido a los trabajadores administrativos del Estado, al anunciar que «compactará algunas unidades administrativas»).

En términos internacionales, EPN prometió al FMI y a los organismos económicos mundiales (BCE, BM, etc.) que la reforma consistiría en cambios profundos en el gasto público para garantizar que «por Ley, se daría la regla de un tipo de balance estructural que permita tener ahorro para futuras eventualidades de la crisis externa», es decir: poder dar los ahorros nacionales, producto del trabajo mexicano, ¡a los organismos financieros internacionales para «regular» el precio del dólar!

Pese a que, maquillando sus cifras y porcentajes, trató de presentarla reforma como una «social» al fanfarronear que habría «cobertura universal de seguridad social», la clase obrera no puede ver en eso ninguna conquista, porque está basado la lógica de «ahorrar» dejando de invertir en profesores del magisterio nacional, en Pemex, etc.) ofreciendo servicios malos, precarios, pero «universales» (todas y todos sabemos perfectamente lo mal que funcionó su «seguro popular») ¡todo para ofrecer «mejores condiciones laborales» a la patronal!; Luis Videgaray atinó a decir que durante las décadas del neoliberalismo la «productividad» y crecimiento del país había tenido niveles de «contracción» del 0.4 anual, y que la reforma se encargaría de incentivar la productividad del país. En una economía como la mexicana eso se puede decir también como: garantizar que la explotación de los trabajadores sea ¡aún más intensiva!

¿Y qué decir de su «seguro de desempleo»? No es otra cosa que inversión como créditos al consumo para favorecer a los capitalistas, aun cuando haya altos niveles de desempleo. EPN tuvo el descaro de ofrecer esto como un «incentivo» para pasar de la «informalidad» al empleo «formal», o mejor dicho: al desempleo generalizado ¡pero con dinero para que las empresas de bienes básicos sigan vendiendo a costa del dinero público. El aumento de «créditos» serán para que la clase obrera pueda endeudarse por años para adquirir vivienda, lo cual debería ser un derecho social. Pero a la par, la «banca de desarrollo» ofrece a los empresarios habrá mejores condiciones de aumentar sus negocios.

Además, para los hombres de negocios, EPN dio un paso atrás en lo que había sido una medida contra el lavado de dinero y quitó el impuesto a «depósitos en efectivo» (al efectuar operaciones desde 15mil) a la par que anuncia modificaciones al ISR de los trabajadores y la creación de «impuestos verdes» a las gasolinas. También dio un paso atrás en gravar con IVA a alimentos y medicinas, porque por ahora no se atrevió a enturbiar la situación social producto del ataque contra el pueblo trabajador, ahora enfocado en el magisterio nacional. EPN tuvo el descaro de decir que su reforma combatiría la obesidad infantil ¡cuando hace unas semanas desapareció la Dirección General de Educación Física y su Escuela Superior como parte del golpe a la educación pública que quiere imponer.

La reforma hacendaria es un duro golpe al pueblo pobre y trabajador, que pone a tono las reformas económicas de EPN con el golpe que la burguesía mundial y los gobiernos burgueses quieren imponer contra la clase obrera. La crisis capitalista se sigue descargando en los hombros de los trabajadores, pero estos comienzan a levantarse en todo el mundo. Para conducir la lucha obrera al triunfo es necesario discutir una política revolucionaria y pelear por ella en un gran partido de trabajadores revolucionarios.

Un programa económico de los trabajadores plantearía que es necesario pelear por un aumento de emergencia a los salarios, el control obrero y popular de los precios, de manera urgente en la canasta básica. Sólo la nacionalización de la banca, el no pago de la deuda, el monopolio estatal del comercio exterior y el control de los flujos de c apitales (¡basta de regalarlos al FMI!), junto con la apropiación íntegra de la renta agraria, y la renacionalización de PEMEX -incluidas todas las ya privatizadas- bajo control de sus trabajadores, puede evitar que la crisis la sigan pagando los trabajadores, el campesinado y el pueblo pobre. Todas medidas que sólo puede tomar un gobierno de los trabajadores.

Gabriel Bagundo Medina. Posgrado en Economía-UNAM. Liga de Trabajadores por el Socialismo-FT/CI