El peronismo como un proyecto político e ideológico único no existió nunca. No pudo tener una ideología porque representaba transitoriamente los intereses de dos clases antagónicas. Alimentados estos intereses por el auge económico. Los distintos y diferentes gobiernos peronistas fueron gobiernos sólidos socialmente por la distribución de la renta y la cohesión de clase de […]
El peronismo como un proyecto político e ideológico único no existió nunca. No pudo tener una ideología porque representaba transitoriamente los intereses de dos clases antagónicas. Alimentados estos intereses por el auge económico. Los distintos y diferentes gobiernos peronistas fueron gobiernos sólidos socialmente por la distribución de la renta y la cohesión de clase de su base obrera. Por eso estuvieron proscritos veintiocho años desde el golpe militar de 1955. En las crisis y en la oposición fueron siempre un desastre. Esta no es la excepción.
El nacionalismo burgués alimenta un antiimperialismo de medias tintas que hace agua ante esta ofensiva del imperialismo encabezada por Macri y la alianza Cambiemos. El programa completo de esta blitzkrieg del gobierno lo tenía escrito el imperialismo. Por eso Macri, que no tenía cuadros políticos y tuvo que apelar a los gerentes empresarios de las multinacionales, de los bancos y de la ONU, ha desarrollado en cambio una actividad legislativa por decreto y resoluciones ejecutivas que modificaron todo el Estado, la economía, los ministerios y reparticiones que han cambiado las relaciones entre las clases en el país. ¿Él y los funcionarios porteños del Pro pensaron todas estas medidas que llegan a modificar las relaciones exteriores, la política regional y de defensa a ciento ochenta grados del gobierno anterior? No, ellos son incapaces de elaborar todas estas medidas en tan corto tiempo. Comenzando por la mediocridad de Macri al que le tienen que dictar lo que va a decir. Es el programa del Departamento de Estado de los EE.UU. Por eso ahora el gobierno norteamericano dice en Davos descaradamente que va a dejar de oponerse en el FMI y en todos los organismos multilaterales de crédito a los préstamos que le corresponden a Argentina.
Perón decía que peronistas somos todos para señalar que el peronismo no tenía límites ideológicos, que en su seno convivían desde la extrema derecha hasta los izquierdistas. Néstor Kirchner, cuando el presidente de EE.UU. George Bush hijo le preguntó cómo era posible que fuera amigo de él y al mismo tiempo de Fidel Castro, le respondió porque yo soy peronista.
El protagonismo y la iniciativa política de Cristina Fernández en el gobierno ocultaba, en cierto modo, la heterogeneidad y la dispersión política/ideológica de los políticos y los dirigentes sindicales que militaban en el PJ, en el FpV, en La Cámpora, en Carta Abierta, en las CGTs. La heterogeneidad en la base hace imprescindible el rol del caudillo para mantener la unidad de un movimiento nacional contra el imperialismo. La renuncia de CFK a postular un candidato de su corriente y anunciar su continuidad en el gobierno como jefa de gabinete de ese presidente hubiera triunfado. Su salida del gobierno y sus vacaciones como dirigente han producido esta verdadera dispersión política. No hay un peronismo, hay cien. Hasta Macri se anotó en esa interna proponiendo al otro buchón de la embajada Sergio Massa.
La falta de dirección política e ideológica paraliza todas las instancias del peronismo y del kirchnerismo políticos, mientras los trabajadores, votantes mayoritarios del FpV, son saqueados por la gran burguesía nacional e imperialista en el poder. El gobierno Macri, consciente de esta parálisis construye al ritmo de una blitzkrieg, de una guerra rápida, otra Argentina burguesa globalizada por el imperialismo y sus reservas financieras.
Esta derrota nacional y este saqueo a las masas trabajadoras, sin respuesta adecuada, le plantea a los obreros avanzados, hasta ayer peronistas, la necesidad de comprender que la única alternativa al capitalismo en crisis es el socialismo, es su organización política independiente y de clase para liderar la lucha por la liberación nacional y social.
Esta reorganización política pasa por la organización de una defensa y de una contraofensiva desde los lugares de trabajo y desde los sindicatos. Este gobierno trata de aterrorizar preventivamente a los trabajadores valiéndose de la desunión y la parálisis de los altos dirigentes sindicales. Asambleas y manifestaciones a los sindicatos exigiendo la convocatoria de un paro nacional y un plan de lucha hasta frenar esta ofensiva. No hay otra alternativa, la lucha parlamentaria y de cada gremio en las paritarias que se dará necesita partir del paro. En ese movimiento aparecerán los nuevos dirigentes.
Los sectores de clase media que le dieron el voto a Macri de la mano de la UCR y de la derecha peronista no sabrán defenderlo de la lucha en las calles y en las fábricas.
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