Antes de llegar, es imposible imaginar que algo saldrá mal: la tarde acompaña con su sol de verano, las calles de sábado son recorridas por pibes en bicicletas y un cartel fileteado es el anuncio del lugar de reunión. En la ribera del arroyo San Fransisco o, como lo llaman los vecinos, «La Esperancita», hace […]
Antes de llegar, es imposible imaginar que algo saldrá mal: la tarde acompaña con su sol de verano, las calles de sábado son recorridas por pibes en bicicletas y un cartel fileteado es el anuncio del lugar de reunión.
En la ribera del arroyo San Fransisco o, como lo llaman los vecinos, «La Esperancita», hace diez años que se levanta el Galpón Cultural. Desde la entrada, se observan a un par de jóvenes acomodando una mesa sobre el césped. En un momento iniciarán las clases de dibujo que brindan a los chicos del barrio. También, en los techos del galpón el movimiento es infatigable: dos personas sosteniendo una antena que se empecina en tambalear; abajo, tres o cuatro personas más cargando cámaras de televisión, equipos y preparando todo para la transmisión. En ese punto exacto donde se mezclan los límites de Claypole y Burzaco, con un barrio entero como testigo, ha comenzado a funcionar un proyecto denominado «TV La Comunitaria».
La primera en recibirnos es Luci. Ella es la encargada de darle presentación a los programas que se realizan los sábados. Luci mueve la cola, ladra y luego de olfatear un poco nos acompaña. Atrás están trabajando. Juan Manuel saluda y nos explica que en el Galpón Cultural funcionan varias organizaciones. Caminamos, llegamos a la huerta que cultivan a diario y después nos internamos en este proyecto de comunicación alternativa.
Detrás del comedor se está construyendo una habitación que hoy funcionará como estudio: es un techo con paredes y los agujeros de las ventanas, suficiente para realizar la transmisión emitida por canal 5 de aire, que abarcará treinta cuadras a la redonda y muchísimo calor humano.
Entramos y Rodolfo es el primero en estrechar la mano. A su lado, Juan continúa acomodando la consola y los equipos. «En un minuto estoy con ustedes», dice Rodolfo. Mientras salimos, ellos repasaran por enésima vez la grilla que guiará el programa y ajustarán hasta el cansancio cables, perillas y cámaras para que todo funcione.
Los primeros pasos
El 3 de septiembre de 2004 fue la prueba piloto. De ahí en más, «TV La Comunitaria» inició un camino que lleva cuatro programas al aire y que retornará a las pantallas en abril del 2005.
«En este proyecto está el MTD de Claypole, Autoconvocados ’20 de diciembre’ y también participan los compañeros del MTD de Almirante Brown -explica Rodolfo-. Acá se conforma un encuentro de organizaciones sociales, en el marco de ir estrechando lazos solidarios junto a las organizaciones de bases y, en función de eso, empezamos a hacer encuentros en la estación de Claypole recordando el 24 de marzo, para recuperar la memoria histórica, encuentros por nuestros derechos humanos básicos y decidimos con varios compañeros, que estábamos haciendo programas de radio y andábamos un poco en prensa, hacer una radio abierta a cual llamamos ‘La Gomera’. Y, a partir de ahí, después se unió la ‘TV Piquetera’ en estos encuentros y comenzamos a barajar la posibilidad de hacer una televisión comunitaria».
Las primeras emisiones fueron transmitidas desde un jardín de infantes en el barrio Don Orione, uno de los complejos habitacionales más grandes de América del sur. Trabajar en ese barrio, les permitía llegar a casi cien mil personas cada sábado, pero de un día para otro comenzaron a llover las presiones sobre la directora del jardín y entonces debieron trasladarse al Galpón Cultural
«Era un proyecto muy grande en ese momento y teníamos bastantes limitaciones -recuerda Rodolfo- pero conformamos un ámbito que se llama ‘Abriendo Caminos’ y a partir de ahí empezamos a trabajar sobre la televisión comunitaria. Le dimos prioridad a la televisión porque nos encontramos con los compañeros de Cine Insurgente que estaban dando clases en la Universidad de las Madres y ahí, con ellos, fue el espaldarazo que nos permitió ir concretando el proyecto, porque nos dieron toda la apoyatura técnica, ya sea en cámaras, en edición. Lo de ellos fue un laburo muy importante».
Mientras charlamos, en el techo la antena que permitirá transmitir se ha dejado acomodar. Ahora, un grupo de personas prepara los afiches que empapelan el barrio. En pocos minutos saldrán a pegarlos y, de paso, ya se quedarán por las calles a preguntar casa por casa «¿está viendo canal cinco?». En los afiches, el mensaje es claro: «¡Sacá el cable y poné la antena!».
El trabajo en la semana
Falta poco tiempo para salir al aire. Lentamente se comienza a acercar la gente del barrio para preguntar a qué hora arrancan, a desear suerte, a felicitar. En el primer tramo, «TV La Comunitaria» siempre proyecta un corto producido por diferentes grupos de cine. Finalizado esto, la cámara se enciende y el trabajo se refleja en los televisores.
«Hay una reunión de producción durante la semana, se juntan los conductores y productores, y elaboramos la grilla -explica Rodolfo- Después, los compañeros que están en la parte técnica y de edición tienen otro día de reunión que es el miércoles. El jueves nos juntamos todos en una mesa y ahí, con el trabajo que hemos hecho, reflexionamos en cuanto a criterios generales y se planifica las salidas a exterior, lo que vamos a hacer y demás».
Observando la grilla, Rodolfo continúa describiendo el programa: «El tema central es un derecho humano básico que no se está cumpliendo. Ya tocamos los temas de salud, educación, hoy tocamos trabajo. Esto se va trabajando durante la semana, se van haciendo reportajes, se van haciendo las placas que ahora las hace el Grupo de Arte Callejero (GAC) que se integró al proyecto y fue una pata muy importante. Y después tenemos otra sección que se llama ‘El anotador popular’, que ahí reflejamos las paredes del barrio: murales, graffitis que se hacen, todo tipo de pintadas. Otra sección que se llama ‘Cocina básica’, que lo hace un cocinero del Galpón Cultural que realiza talleres solidarios. En cada programa hay un bloque de cocina donde da una receta económica. Hoy, por una cuestión de operatividad ya están los grupos de trabajo armados, pero la idea es que en este receso empezemos a socializar los conocimientos de cada uno, para poder ir cambiando».
TV: Herramienta de lucha
Faltan minutos nomás, Juan Manuel y el Negro ya se acomodan frente a la mesa. Repasan la presentación y los distintos bloques donde se mostraran las esquinas del barrio y sus habitantes. A espaldas de ellos, en la pared, se le dan los últimos retoques a la escenografía realizada con estencil.
«La TV es una herramienta más de lucha nuestra -finaliza Rodolfo- así como son los espacios de radio y como es toda nuestra prensa, como es una movilización también. Utilizamos la televisión como una herramienta más de lucha, que trate de aportar un grano de arena para construir el cambio social. A partir de ese concepto encaramos la TV comunitaria. A través de la televisión no tratamos de bajar una línea, sino lo que tratamos es reflexionar con el vecino y tratar de que es posible que cuando nos juntamos podemos realizar cosas importantes que apuntan a transformar la realidad y esta injusticia. Y eso es básicamente a lo que nosotros apuntamos. Y después nos basamos en una cosa fundamental que es tomar la práctica que hacemos como criterio de la verdad. Es decir, vamos corrigiendo, vamos tratando de superarnos a partir de la misma práctica. Tenemos objetivos claros, hacia donde vamos, qué tipo de televisión es, qué tipo de herramienta de lucha es».
Durante esta transmisión, «TV La Comunitaria» realizará un informe sobre el trabajo, entrevistará a distintos vecinos del barrio que relatarán sus formas de llegar a fin de mes, por los parlantes del televisor se podrá escuchar los acordes de guitarras interpretando música popular y también, finalizando el programa, hablará la madre de uno de los jóvenes asesinados durante el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Al concluir la transmisión, los aplausos se convierten en uno solo. Abrazos, sonrisas y emociones. Luci también entiende lo que pasa, por eso ladra y corre entre todos. En el comedor del Galpón Cultural, la gente que se había reunido a ver la televisión sale y se suma a los festejos. En el fondo, el fuego crepita y una parrilla comienza a calentarse para prolongar esta realidad que supo construir «TV La Comunitaria».
(Nota publicada en el Periódico de la Asociación Madres de Plaza de Mayo – N° 18)