Recomiendo:
0

La unidad de Bolivia bajo riesgo

Fuentes: Alai-amlatina

A la luz de cambios que se operan en la institucionalidad del Estado, 4 prefectos alineados con sectores conservadores deciden desplegar una estrategia de rechazo a los cambios estructurales impulsados desde el Estado. Dicha estrategia implica levantar banderas regionales, azuzar viejas rivalidades y resentimientos entre cruceños y paceños, o diferencias entre pandinos y orureños. La […]

A la luz de cambios que se operan en la institucionalidad del Estado, 4 prefectos alineados con sectores conservadores deciden desplegar una estrategia de rechazo a los cambios estructurales impulsados desde el Estado. Dicha estrategia implica levantar banderas regionales, azuzar viejas rivalidades y resentimientos entre cruceños y paceños, o diferencias entre pandinos y orureños. La táctica consiste en exacerbar los regionalismos con el fin de obstruir las decisiones del Estado central.

El Comité Cívico y la Prefectura de Santa Cruz se atrincheran hoy en la bandera verde y blanca que representa a ese departamento. Con el mismo propósito el Comité Interinstitucional de Chuquisaca levanta las banderas blanco y rojo, y algo parecido trata de hacer Tarija. En suma se exacerban los sentimientos regionales. Cada cual queriendo ver los intereses de su porción territorial, de su estrecho espacio poblacional, mirando sólo la parte, en lugar del todo que es el conjunto del país.

Alguien está interesando en el despedazamiento de Bolivia, en el fraccionamiento de la patria. Estamos ante un peligroso proceso de atomización del territorio nacional, ante un riesgo de disgregar a los departamentos. Es un proceso que sabemos donde comienza, pero no donde concluye, como si se tratara de despedazar la bandera boliviana, buscando que el rojo se vaya por el norte, el amarillo por el sur y el verde por el este.

Como nunca antes en la historia de la patria, la pulseta autonómica de Santa Cruz está poniendo en riesgo la integridad de la nación. Hoy es el planteamiento es autonomía, pero en ese marco nada indica que mañana aparezcan sectores que planteen de manera directa la independencia de Santa Cruz y que ese aventurerismo luego derive en enfrentamiento entre bolivianos. Sería ingenuo pensar que dentro el discurso autonomista, no estén actuando de manera oculta afanes secesionistas, en el entendido de que secesión es separación, desmembración.

Es urgente recordar que Bolivia nace a la vida independiente con una extensión territorial de 2.300.000 Km2. En los 59 primeros años de vida republicana, Bolivia perdió 270.000 Km2. En la segunda época, perdió 850.000 Km2. En total las pérdidas sumaron 1.120.000 Km2.

Demasiadas desgracias nos han ocurrido en el pasado como para no asumir la conciencia necesaria sobre los riesgos que tenemos al frente. Si cruceños, pandinos, paceños, no advertimos oportunamente lo que puede desatar un referéndum autonómico, realizando al margen de la ley, los riesgos no son pequeños.

El sentimiento autonómico es legítimo y respetable, pero detrás del pedido de autonomía existen otros afanes. Es deber de todo ciudadano con conciencia nacional, identificar esos afanes para no ser instrumento de fines perversos.