Días antes del inicio de la Caravana Nacional e Internacional de Observación y Solidaridad con las comunidades zapatistas de Chiapas, fueron liberados 7 presos políticos (3 compañeros de La Voz de los Llanos, 2 compañeros y 1 compañera de La Voz de Amate y 1 adherente a la Otra Campaña detenido en Cruztón) que llevaban […]
Días antes del inicio de la Caravana Nacional e Internacional de Observación y Solidaridad con las comunidades zapatistas de Chiapas, fueron liberados 7 presos políticos (3 compañeros de La Voz de los Llanos, 2 compañeros y 1 compañera de La Voz de Amate y 1 adherente a la Otra Campaña detenido en Cruztón) que llevaban varios años en prisión como consecuencia de la fabricación de delitos y de montajes judiciales.
Juan, uno de los presos liberados con el que tuvimos la oportunidad de conversar, tiene 24 años y se ha pasado los últimos 4 en prisión acusado de un delito que no cometió. Después de importantes enfrentamientos por tierras entre el padre de Juan y otro campesino, éste aprovecha la muerte de un joven para acudir a su familia, atestiguando que había sido asesinado por Juan y su hermano.
Juan es un claro ejemplo del trato que da el Estado mexicano a los indígenas, aprovechándose de su desconocimiento del castellano, negándoles tanto traductor como abogado y sometiéndoles a amenazas, malos tratos y vejaciones.
-ASSI: ¿De qué se te acusó y cómo se realizó la detención?
– Juan: El 20 de septiembre de 2004 aparecen 4 personas en mi casa y se produce una detención irregular. A unos metros de mi casa me apalean, me acusan de asesinato y me amarran al sol hasta la llegada del ministerio público con 5 unidades. A partir de ahí sufro un interrogatorio lleno de presiones para la confesión bajo amenaza de muerte. Me mantuvieron 72 horas incomunicado, recibiendo sin parar golpes, torturas y vejaciones. Finalmente, me obligaron a firmar un papel con la promesa de que serviría para mi liberación.
-ASSI: ¿Y cuál fue tu respuesta?
– Juan: En ese momento me negué, lo que supuso numerosas palizas que me debilitaron de forma importante. Su respuesta fue encerrarme en una habitación de 6 m2 al sol, aislado y sin comida ni agua durante un día. Al día siguiente, metieron también a mi hermano, acusado del mismo delito, y nos dejaron durante 5 días más con duras restricciones. Fue durante este encierro cuando me vi obligado a firmar un papel en una lengua que no comprendía, porque no sabía cuánto tiempo más iba a poder resistir. Sólo una vez firmado el papel me llevaron al juzgado.
-ASSI: ¿En algún momento tuviste la posibilidad de acceder a un abogado?
– Juan: No fue una sino dos veces las que me negaron un abogado de oficio cuando lo solicité, así como un traductor, durante todo este tiempo previo al juicio. Tras un año y medio en prisión, el juicio que se celebró estuvo lleno de irregularidades en los testimonios y no se tuvieron en cuenta las pruebas presentadas por la defensa para demostrar que ni siquiera me encontraba cerca cuando sucedió la muerte. Finalmente, la sentencia me condenó a 25 años de cárcel. Se pusieron varias alegaciones que consiguen anular esa sentencia, de forma que se inicia de nuevo el proceso. Ahí se ve todavía más el montaje porque los testimonios cambian y se contradicen, pero pasados 2 años y medio desde la detención, vuelve a salir la sentencia de 25 años de condena.
-ASSI: ¿Fue en este momento cuando decidiste organizarte?
– Juan: Yo no conocía la organización, pero en este momento, algo cambió y pude acercarme a las 6 personas que habían creado «La voz de la Llanos». En un principio, el alcaide no quiso reconocer la organización, pero cuando se produce su sustitución y hasta que se incorpora el nuevo alcaide, somos ya 14 presos organizados y contamos con apoyo externo, nacional e internacional, lo que impide ignorarnos.
-ASSI: De todos modos, no sería sencillo estar organizado en esa situación…
– Juan: La represión ante nuestro intento de organización es brutal: golpes y vejaciones que terminan con la mayoría de nosotros en enfermería durante 12 días. Más o menos es en ese momento cuando decidimos realizar una huelga de hambre para reclamar atención sobre nuestra situación, y es el 4 de marzo de 2008 cuando 9 de nosotros, los que se habían recuperado de las agresiones, empiezan la huelga de hambre. Los 5 restantes tan sólo pudimos asumir estar en ayuno por nuestra salud todavía en recuperación.
Durante la huelga de hambre, el 30 de marzo, son liberados 7 de los 9, y los dos restantes, mantienen la huelga hasta el 5 de abril.
Es el 24 de julio, días antes del inicio de la Caravana, cuando nos liberan a mí y a los otros 6. Sin embargo, nuestra lucha no ha terminado, todavía quedan en prisión otros compañeros en la misma situación, en concreto, 3 de La Voz de los Llanos.
-ASSI: ¿Cómo ha sido para ti la vida en la cárcel y qué situaciones ves más complicadas?
– Juan: Al inicio de mi encierro me exigieron 10.000 pesos (casi 700€). Para mí era imposible reunir esa cantidad de dinero, por lo que fui obligado a realizar trabajos forzosos que tenían reservados para quienes no podíamos pagar. Tras un tiempo sometido a interminables jornadas de durísimos trabajos, fui consciente de que era necesario algún tipo de negociación, tras la cual se me permitió reducir la cantidad a 8.000 pesos.
Especialmente dura es la situación de las mujeres con bebés que tienen muy difícil el acceso a comida, ropa y necesidades básicas. No disponen de atención médica ni medicamentos. Toda esta situación se produce exclusivamente para mantener el negocio de las propias autoridades que son las que conceden los 600 pesos y las que en última instancia controlan las redes de distribución de alimentos, ropa o medicamentos.
-ASSI:¿Cuál es tu situación actual? ¿En qué se ha convertido tu condena y por qué has decidido incorporarte a la Caravana?
– Juan: Mi sentencia ha sido suspendida, lo que significa que estoy libre de los cargos que me imputaban y se reconoce mi inocencia. A partir de aquí, quiero agradecer a los compañeros zapatistas el apoyo que nos han ofrecido y esta participación en la Caravana me permite acercarme a ellos y a sus comunidades.
-ASSI:¿Y cuál es la situación de los compañeros que aún quedan en prisión?
– Juan: Mis compañeros, al igual que yo, han sufrido delitos fabricados y se les acusa de secuestro, robo de coche u homicidio. El centro de Derechos humanos Frayba continúa manteniendo su apoyo y exigiendo la revisión de sus expedientes, y mi papel desde el momento de mi liberación es contribuir a su liberación, denunciar su situación y luchar porque sea reconocida su inocencia.
-ASSI: Pues mucho ánimo en ello y procuraremos apoyaros en lo que sea necesario.
Acción Social y Sindical Internacionalista