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Las autonomías regionales y la agenda de las transnacionales petroleras

Fuentes: Rebelión

Una masiva concurrencia se observó en la manifestación convocada por el Comité Cívico de Santa Cruz, que concluyó en una concentración que aprobó la denominada agenda de junio, en cuyos 11 puntos se exige perentoriamente, la autonomía de las regiones. Esta es una vieja posición y estrategia política que tuvo en agosto de 1971, – […]

Una masiva concurrencia se observó en la manifestación convocada por el Comité Cívico de Santa Cruz, que concluyó en una concentración que aprobó la denominada agenda de junio, en cuyos 11 puntos se exige perentoriamente, la autonomía de las regiones.

Esta es una vieja posición y estrategia política que tuvo en agosto de 1971, – después del triunfante golpe militar de Bánzer – su antecedente inmediato, y que de no coronarse con la victoria que finalmente consiguió, pudo ya entonces, haber segregado Bolivia en dos estados : el uno altiplánico y el otro oriental, estructurado en base a la integración del departamento de Santa Cruz a la República del Paraguay, todo en una estrategia elaborada y apoyada por el gobierno militar del Brasil y la embajada norteamericana.

Mientras el neoliberalismo dominaba el escenario político y las clases dominantes disfrutaban sin discreción, de sus gobiernos cleptocráticos, se diseñaba nada más que la descentralización administrativa.

Vuelve otra vez la supuesta aspiración autonómica, y cobra mayor fuerza en los últimos años, más exactamente después de los acontecimientos de enero y septiembre de 2000 y febrero y octubre de 2003.

Es una movilización de las fracciones mas reaccionarias de las clases dominantes – frente a la insurgencia campesina, nacionalitaria (de las naciones oprimidas : quechuas, aymaras, guaraníes, chiquitanos y amazónicos) y popular – que se manifiesta con mayor claridad y organización en Santa Cruz y Tarija.

Los intereses afectados marginalmente en octubre de 2003, se han coaligado estrechamente con los intereses transnacionales de las empresas petroleras y han desempolvado una peligrosa y agresiva estrategia que tiene dos alternativas :

La primera consiste en intentar, a través del actual gobierno y su política, mantener la actual situación a través del triunfo en el referéndum y continuar con la consolidación de sus posiciones políticas en los procesos electorales de diciembre de 2004 (municipal) y mayo de 2007(nacional).

Esta primera alternativa viene de la mano de una campaña mediática para apoyar la democracia y su supuesta consolidación en el gobierno de Carlos Mesa y una tergiversada «agenda de octubre». Tiene como componentes esenciales el desprestigio de todas las demandas populares y sus acciones (huelgas, marchas y bloqueos) calificadas de absurdas, e inalcanzables, así como la división y el paralelismo sindical y la calumnia y el desprestigio de los dirigentes.

Si esta alternativa «democrática» no permite acallar y o confundir y sosegar las demandas sociales, económicas y políticas y las consiguientes medidas de protesta y especialmente el creciente movimiento por la nacionalización de los hidrocarburos, se prepara ya simultáneamente, la segunda alternativa.

Esta segunda alternativa, tiene como punto de partida el movimiento autonómico, que hábilmente presenta al Estado Unitario como al causante de todos los males de Bolivia y al Estado Federal o Autonómico como la panacea que resolverá todos los problemas. Este argumento falaz, pretende exculpar, aunque sin decirlo, al neoliberalismo, a las clases dominantes y sus partidos políticos,(MNR, ADN,MIR, NFR,UCS que dirigen el Comité Civico tanto de Santa Cruz como de Tarija) de su directa e innegable responsabilidad en la bancarrota que hoy vive Bolivia.

Por otra parte, no se preguntan, ¿ porqué el pujante Chile – en los términos economicistas y mercantilistas tan propios de los neoliberales autonómicos – es unitario y la decadente Argentina Federal ? o porqué en el Estado Unitario progresó Santa Cruz y decayó La Paz ? Tampoco les importa saber que el pretendido beneficiario del unitarismo, La Paz, registra junto al Beni y Potosí, el índice más elevado de pobreza en el área rural.

En realidad a ninguno de los dirigentes autonómicos les conviene razonar y debatir estos temas. No les conviene llegar a la única conclusión correcta que identifica al sistema capitalista, al saqueo y agresión imperialistas con la complicidad de las clases dominantes internas, como la causa fundamental, para la postración económica, social y política de nuestros pueblos y países.

El federalismo no ha superado la pobreza en México, ni Argentina, es más, la ha profundizado tanto como el unitarismo en Bolivia o Paraguay.

Para esta estrategia autonómica el regionalismo le es actualmente aún más útil y necesario que en el pasado, porque la riqueza hidrocarburífera está – por ahora – concentrada en Tarija y Santa Cruz y los movimientos campesinos, populares y nacionalitarios más avanzados y cuestionadores del neoliberalismo y de la presencia transnacional, en La Paz, sus provincias, El Alto y Cochabamba.

Decíamos que el punto de partida de la segunda alternativa reaccionaria era el autonomismo, pero éste es un instrumento y no un fin en si mismo.

El movimiento autonómico avanzará hasta imponer la exportación del gas tanto a EE.UU, como a México, Argentina y Chile. Esta medida ha sido expresada públicamente desde Tarija por el presidente del Comité Cívico, en idéntico sentido que las públicas declaraciones de los personeros de Repsol y British Gas.

Estas acciones deben concretarse antes de que los movimientos populares impongan la nacionalización de los hidrocarburos.

Ante la segura oposición de los pueblos en todo el país, a la exportación indiscriminada del gas natural, puede producirse la declaratoria de la federalización de Santa Cruz y Tarija o finalmente su independencia, produciéndose la cesesión planificada en 1971.

Esta estrategia tiene como argumento el supuesto enfrentamiento regional entre oriente y occidente, entre cambas y collas, entre blancos e indios. Es sin embargo una estrategia de las grandes empresas transnacionales petroleras y una pequeña fracción oligárquica de empresarios, en su mayoría extranjeros afincados en Bolivia en los últimos 40 años.

Ante la posibilidad de enfrentamientos regionales promovidos por esta estrategia, no es difícil prever la intervención de tropas extranjeras con la fachada de los cascos azules, para preservar la paz y el respeto a la propiedad privada y la inversión extranjera, léase para preservar la propiedad de las petroleras, usurpada al Estado boliviano, y la continuidad del neoliberalismo y la cleptocracia neoliberal del MNR,MIR,ADN;NFR; UCS en medio de una invasión armada y el genocidio del pueblo boliviano.

Estamos ante una estrategia parecida al descuartizamiento de Yugoeslavia.

Un número cada vez mayor de comentarios de especialistas políticos en la prensa norteamericana y latinoamericana, que ha rematado el militar argentino Panpuro en sentido de la libanización de Bolivia, nos muestran que esta estrategia está dirigida por el imperialismo y su embajada.

El movimiento autonómico no es un movimiento de los pobres, explotados y marginados de Santa Cruz y Tarija, es una estrategia de intereses extranjeros, coaligados con los oligarcas de estos departamentos, que quieren adueñarse de la riqueza petrolera y gasífera.

El movimiento autonómico pretende aislar a La Paz, ofreciendo la sede del parlamento a Sucre y la capital a Cochabamba. En la forma aparenta contradicciones regionales, en el fondo se busca aislar al movimiento revolucionario de las clases explotadas y naciones oprimidas que tienen su base más sólida en el altiplano paceño y en las ciudades de El Alto, La Paz y Cochabamba, de movimientos similares en Santa Cruz, Beni y el Chaco tarijeño y en general de la lucha común que debemos librar todos los explotados, los marginados, los trabajadores, los campesinos, las naciones oprimidas, las clases medias, los intelectuales y los estudiantes de todo Bolivia contra nuestros enemigos de siempre : los explotadores imperialistas y sus aliados nativos.

La reacción nativa, funciona de alta voz de estos designios antinacionales. El enfrentamiento regional, fabricado por la oligarquía extranjera, debe ser desvirtuado completamente. No existen razones para enfrentar a collas y cambas, pero si para enfrentar a oligarquías aliadas con el interés transnacional, contra los pueblos de Bolivia, con los pueblos del occidente del oriente, del norte y del sud de Bolivia.

Es imperiosa la mas férrea unidad de clases explotadas y naciones oprimidas, de pobres del campo y las ciudades, de trabajadores, campesinos y clases medias del oriente, de occidente, del norte y del sud de Bolivia, para enfrentar la estrategia de las transnacionales petroleras, cuyos abanderados son los comiteístas autonómicos de Santa Cruz y Tarija, oligarcas nativos y extranjeros.

Votemos en el referéndum por la nacionalización de los hidrocarburos. Hagamos de la nacionalización una bandera de unidad y lucha por una Bolivia multinacional, próspera, justa y soberana.

* Ex rector Universidad Siglo XX, analista economico, docente universitario e investigador