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Las dos velocidades de la Justicia

Fuentes: Correpi

En estos días se habla bastante del proyecto de reforma al código procesal bonaerense para incorporar el prcedimiento de «flagrancia», nuevo caballito de batalla de los que hacen propaganda con uno que otro parche represor a cada rato. En lenguaje llano, lo de la «flagrancia» se explica fácil: significa que al que agarran «con las […]


En estos días se habla bastante del proyecto de reforma al código procesal bonaerense para incorporar el prcedimiento de «flagrancia», nuevo caballito de batalla de los que hacen propaganda con uno que otro parche represor a cada rato. En lenguaje llano, lo de la «flagrancia» se explica fácil: significa que al que agarran «con las manos en la masa» casi no se lo juzga, y con un proceso sumarísimo, que limita el derecho de defensa, va directo al juicio oral, donde se usa la prueba reunida en el momento de esa detención «en plena comisión de un delito».
 
La trampa (porque siempre hay una trampa, y siempre es en contra de los pobres) es que el juez va a decidir si está o no frente a un hecho flagrante exclusivamente por lo que le digan los policías que hicieron la detención, y, en definitiva, también la absolución o condena se va a basar en esas pruebas, que en el mejor de los casos, será la declaración coincidente de dos o tres policías que hablarán de «actitud sospechosa» o cosa parecida, y aportarán uno que otro elemento plantado.
 
Como ya sucede en materia contravencional, especialmente en los distritos donde la declaración de dos policías constituye lo que técnicamente se llama «plena prueba», es decir, suficiente para condenar, el juicio del desgraciado que los hombres de azul sindiquen como «flagrante» será una formalidad. Para que no nos preocupemos tanto, nos dicen los autores del proyecto (Scioli y sus ministros) que sólo se va a aplicar a delitos «de poca monta», como definen a los que tienen hasta 15 años de prisión…
 
Este sistema, que como tantos otros que dicen tender a la «modernización» judicial a imagen y semejanza del modelo yanqui (como el juicio abreviado), tiene como principal objeto sacarle trabajo a los jueces, fiscales y defensores oficiales, que así, en mucho menos tiempo, podrán condenar muchos más pobres sin molestarse en escuchar sus aburridas defensas. Ya se ha probado en once departamentos judiciales de la provincia, como Mar del Plata, donde un trabajador del puerto fue juzgado con este procedimiento en tiempo record por haberse atrevido a entrar en la planta donde trabajaba a convocar a una movilización por el largo conflicto de los fileteros. Sólo que no lo pudieron condenar, porque la defensa fue asumida por los compañeros del Frente Antirrepresivo, que desarmaron la falacia de la acusación y pusieron en evidencia la ausencia de pruebas.
 
También en la ciudad de Buenos Aires existe algo parecido, con la «instrucción sumarísima» en casos de flagrancia, que ya hace algunos años se quiso aplicar a los trabajadores desocupados que bloquearon boleterías del subte reclamando puestos de trabajo. Tampoco allí pudieron llegar a la condena, pero no se rinden: es con este sistema tan moderno que el estudiante Fernando Grenno, militante de la Agrupación Plan B de la Facultad de Ciencias Sociales, fue procesado por daño calificado a fines del año pasado. Su delito fue pintar, el 1º de mayo, «Aparición con vida de López» en una pared, que casualmente era la parte trasera de un juzgado comercial. El tribunal oral 18 está calentando motores para fijar fecha a mediados de año para juzgarlo.
 
Ese mismo tribunal, mientras tanto, tiene arrumbada desde hace dos años y medio, en un estante polvoriento, la causa contra el policía Justo José Luquet, que el 4 de marzo de 2002 fusiló con un tiro en la nuca a Marcelo Báez. Luquet nunca estuvo detenido, a pesar de que está procesado por homicidio doloso, y aunque ya tuvo, en 2004, una condena de ejecución condicional por fraguar una causa de drogas en Constitución, cuando le plantó marihuana a un pibe que viajaba en el furgón del tren. Dicen en la mesa de entradas del tribunal que tienen muchas causas, y poco tiempo, por eso no hay miras de que fijen fecha para este juicio. Están ocupados con cosas más importantes, como tratar de condenar al compañero Grenno… Así funciona esto de «agilizar la administración de justicia»…