En medio de anécdotas que confirman la regla, el régimen va reduciendo su faz indígeno-originaria para mostrar la figura ascendiente de la segunda revolución burguesa desde 1952: es la cara del capitalismo plebeyo, de la burguesía populista convirtiéndose en el factor hegemónico de la reelección del 2014, acentuando el capitalismo de Estado, lejos aún del socialismo, peor del comunitarismo
«El mar nos pertenece por derecho recuperarlo es un deber», reza el lema de unas Fuerzas Armadas, al parecer multiuso, si se tiene en cuenta que se dedicarán, asimismo, a la construcción de carreteras mediante un Comando especializado del Ejército; a la seguridad ciudadana mientras la Policía se reorganiza, y hasta transportar hierro de exportación por parte de la Armada, no obstante la admisión oficial del fracaso militar en la batalla contra el contrabando en general y el de combustibles en particular, tan campante aún entrado el segundo año del reimpulsado gobierno populista reelegido el 2009.
La paradoja no está tanto en la consigna oceánica como tarea y misión de Estado, frente a ocupaciones más domésticas, sino en la variedad de tareas asignadas a los militares, incluido su reciente desplazamiento a un territorio conflictivo como es la selva del Isiboro-Sécure, denunciado por grupos indígenas que rechazan la construcción de una carretera irrumpiendo en el parque nacional y territorio indígena, mientras el Estado Mayor asiste al congreso del MAS como no lo haría a un evento opositor o disidente si se cumpliera su ley orgánica, peor si es el lanzamiento de la candidatura presidencial.
La ironía no está tampoco en que los contrabandistas, bien enraizados en las carreteras del eje central y mejor equipados en los pueblos y pasos fronterizos, utilicen un camión distribuidor de leche para internar fardos de ropa usada; o de que se produzca un descarrilamiento por la presunta acción de campesinos urgidos de extraer las rieles para forjar sus arados; sino en el ingenio al que apela significativa parte de la población para lograr su cuota parte, ilegal o no, del nuevo Estado.
Al margen de estructuras socioeconómicas y superestructuras ideológicas, pero siendo parte de ellas al integrar la vida cotidiana sin llegar a ser el botón de muestra o la golondrina que no hace verano, en el naciente otoño que partió este 21 de marzo las anécdotas suman y siguen, en medio de anuncios de purgas y filiación de militancia, que, no paradójicamente, incluirá a los infiltrados vigentes desde los tiempos de Goni Sánchez.
La fuga de sicario Magalhaes, facilitada por las negligencias del sistema penitenciario era tal hasta que el ministro desmintió a su viceministro sobre la eventual recaptura del delincuente, dando pie a la posibilidad («piensa mal y acertarás» repetía Teresa Gisbert en sus andanzas por los museos) de que una vez reaprehendido el susodicho se dio nuevamente a la fuga o se lo permitieron -«no pasa hasta que pasa», diría la famosa teoría de la incertidumbre del físico cuántico Werner Heisenberg (+1976), esbozada alguna vez por el Vicepresidente en una esporádica visita a la Asociación de Periodistas para disertar sobre la objetividad «evaporada» y la verdad relativa -o sus distintas formas, recordando que no es única y/o absoluta sino que se acumula y construye en el tiempo.
Coplas carnavaleras aparte y la inveterada «incontinencia verbal» remarcada por El País de España, el helipuerto en la casona aledaña a Palacio, los helicópteros chinos (cuántos, cómo y a cuánto), el ingenio azucarero a desarrollar con capitales amarillos, con boleta de garantía en ciernes y sin carretera asfaltada (la modernidad vial La Paz-Beni sólo llegó a unos cuántos kilómetros del tramo Quiquibey-Yucumo, devastado hace más 15 años), dan la impresión de ser una serie, entre muchos, de temas distraccionistas para el cacareo opositor («¡Y no se dan cuenta¡», se observa), en tanto se disimilan los yerros de gestión y se ajustan las tuercas para el electoral año 2014, cuando maduren las uvas y lleguen los helicópteros, comience a producir el ingenio, aunque sea de manera experimental, o estén listas, por fin, las primeras toneladas de carbonato de litio, que coadyuvarán a seducir electores si se concretan los empeños industrializadores del régimen, autodeclarado carente de recursos humanos para administrar presupuestos inimaginables hace seis años. Ni pensar en las insuficiencias de gestión.
Lo peor no acaba con los discapacitados enfrentándose a curtidos policías antimotines blindados con cascos y escudos asestando choques eléctricos a inválidos exasperados y sus parientes, en una gresca que terminó ganando el oficialismo con la capitulación de los marchistas especiales.
O las insólitas citaciones judiciales para que los «secuestradores» del canciller, que dijo no haber sido secuestrado, atraviesen nuevamente cientos de kilómetros para declarar en la sede de gobierno por un caso que el gobierno se niega a perder, apelando a la consulta «previa» en el fondo post y el sabotaje a una novena marcha indígena rumbo a La Paz; paralelas todas estas jugarretas a las angustias de la oposición por los arreglos entre el Estado Plurinacional y su homólogo estadounidense, pese a que el mandatario amenace con el cierre de la Embajada a menos de 20 días del acuerdo-reinicio de relaciones tormentosas, suscrito, incluido el berrinche por la vagoneta y escopetas en el Beni .
Una cadena de distraccionismo y columnas de humo para esconder las debilidades internas -fraccionalismo, pugnas regionales, deficiente gestión- reavivando por ejemplo el caso de los separatistas de «La Torre»-Equipetrol, combinados o coincidentes en el tiempo con incidencias y contrariedades tan diversas como la coca asesorando al alto magistrado elegido en los recientes comicios de plancha masista para el control del poder judicial, la oda a la papalisa con las respectivas aclaraciones de por medio o la factura por la fiesta petrolera del ALBA cuyo pago fue atribuido a Repsol y la angustia de las madres ante el temor de que los reclutas se expongan al fuego a discreción de la delincuencia rampante.
PALACIO CHICO, INFIERNO GRANDE
Las anécdotas dan paso sin embargo a problemas de magnitud como los conflictos entre Colcapirhua y Quillacollo entre otros de decenas gestionados por alcaldes y concejales masistas en una Cochabamba que retoma su actitud opositora y donde las habilidades del gobernador están hace tiempo puestas en duda para controlar el retorno cuasi predominante de la oposición sobre todo en la clase media urbana.
Ni qué decir de los riesgos de enfrentamiento que devastan las relaciones entre otros municipios y comunidades rurales que, en el caso de Coroma-Quillacas, argumentan: el presidente ha dicho que resolvamos nuestros conflictos entre nosotros, a nivel de municipios o departamental; «y así estamos haciendo, estados resolviendo», enfatizan después de liarse en la trifulca que deja 25 heridos y toma de rehenes. Eso en el plano político-regional.
Lo más grave, al parecer, está en los hidrocarburos: » El gobierno ha descubierto que su principal enemigo energético no es la CIA. Se llama Petróleo y apellida Diesel» advierte, y no del todo en broma, el analista Carlos Miranda en «Se acabó el carnaval», a propósito de la importación de diesel y la inviabilidad de la conversión de líquidos en un gobierno que no tiene gas para el Mutún pero que busca otros mercados.
«Es increíble. Parece una pesadilla. En siete años se ha convertido una república energéticamente autosuficiente en un Estado Plurinacional que debe importar energéticos a pesar de haber gozado de la mejor coyuntura internacional de precios de exportación de materias primas que ha conocido el país toda su historia. Es una hazaña aunque no envidiable, muy difícil de repetir y nada recomendable», concluye Miranda.
Y lo peor, hasta donde puede verse, está por venir: en pleno mes del mar, a ocho años del referéndum 2004 sobre el destino del gas natural, un senador oficialista plantea revisar la consigna «gas por mar» a fin de vender el energético a Chile, que lo necesita no sólo para el uso doméstico y su industrialización convencional -Chile sí se industrializa- sino para desarrollar con gas boliviano el litio del Salar de Atacama a partir del ducto a Catamarca, en Argentina, mientras Bolivia sigue esperando resultados serios en un laargo camino por recorrer todavía, pese al interés, literalmente, de casi todo el mundo.
En medio de los preparativos de las bodas preelectorales, el Vice, elocuente en México respecto de acabar con la derecha tendiendo la carretera para partir a «los Tipnis», se da modos para lamentar eso que terminará calificando como una de las debilidades del régimen y el proceso: la incapacidad de generar un nuevo líder.
«…ésa es una de nuestras limitaciones. No hemos tenido la fuerza para construir liderazgo sustitutivo en estos años. Hoy por hoy es el líder carismático, de una presencia en el país de manera extraordinaria y, lamentablemente, aún no tiene un sustituto que pueda hacer un recambio. Tenemos Evo por mucho tiempo». Autodescartándose, de paso, para bajar las tensiones. Total, el 2014 estará duro y hay tiempo para el 2019.
En contrapartida estaría la correlación de fuerzas favorable al evismo y la «ampliación de sus apoyos electorales en los departamentos del noreste oriental o de las llanuras, compensando los bajones que ha tenido en el occidente «, según encuentra la politóloga cruceña Helena Argirakis.
Tras un giro en la composición de la base social del bloque en el poder (inicialmente indígeno-originario-campesina), el resultado es una «sólida» base territorial e institucional de irradiación electoral nacional bajo la vanguardia de la emergente burguesía plebeya: comerciantes, gremialistas, pequeños y medianos productores agrícolas, transportistas, «también cocaleros», quienes irónicamente, advierte Arguirakis, coincidirían con las miradas, necesidades, intereses y proyecciones de una facción de la burguesía empresarial nacional.
La «coincidencia» actual entre la emergente burguesía plebeya y una facción del empresariado nacional sería producto de un esfuerzo estratégico del gobierno de fragmentar a la (pequeña) burguesía empresarial nacional para aislarla de la facción oligárquica terrateniente y reaccionaria. Así el horizonte socialista o comunitarista es, aún, cuestión de décadas «para avanzar en el proceso», según el Vicepresidente, cuando no de siglos, si queda la ortodoxia.
Para cerrar con broche de oro -al menos lo que queda de este marzo sin contar con los «avances» en la también desacelerada demanda marítima ante cortes internacionales, apostando más bien a presionar para «mejorar» el charloteo bilateral-, el ejercicio de lavarse las manos como Poncio Pilatos lo inaugurara hace dos mil años y que ya fuera anticipado con el gasolinazo y el «Tipnis»: la culpa a los colaboradores:
«…si algún error o delito voy a cometer, si es un tema legal debe ser por culpa de mis abogados y abogadas, si hay un problema de los derechos humanos, será por culpa de algún Ministro o Ministra … los temas económicos, en temas del Estado van a ser por algún compañero o compañera».
Y más: «Si me juzgan, si me meten a la cárcel, iré contento; yo diré públicamente, por mis asesores jurídicos o económicos, por ellos estoy yendo a la cárcel pero no por robar, ni por mentir, ni por flojo, seguramente por no entender las normas y algunos abogados me hicieron meter la pata, pero jamás por meter la mano».
NO PASA NADA ¿O SI?
Salvedades a distancia, de Quitacalzones, hasta antes del Carnaval sólo se conocía el río que cruza Larecaja Tropical por Consata, rumbo a Apolo.
Pero tras la muerte de los hermanos Peñasco Layme en El Alto, a manos de cogoteros, algún policía resentido pudo haberle endilgado el apodo a unos de los presuntos asesinos, según la defensa de éstos poco después de las alusiones de los copleros oficialistas a la lencería de las ministras.
«¿Qué dirán las hijas de esas autoridades?» observa Harold Olmos en «El Deber», al margen de la vocinglería opositora, aunque los tiempos están para otra cosa, porque los Corregidores rechazan la consulta y el oficialismo acelera las trabas a la IX marcha de «los Tipnis», en tanto se procede a la entrega de motores fuera de borda y promesa de viviendas en un retorno al viejo prebendalismo de los 60′ cuando el general Barrientos regalaba plata desde su helicóptero.
Al parecer, sólo lo que va en ese sentido urge. Hay que insistir con la carretera donde los originarios dicen no y demorar donde sí se necesita asfalto, como Coroico-Caranavi-Quiquibey o Yucumo-San Borja-San Ignacio. O simplemente Rurrenabaque-Cobija, con el ramal a Riberalta.
Lo demás puede esperar. Como el resarcimiento a víctimas de la dictadura, en fin pasaron ya seis años de gobierno; la protección a los buses asaltados que transitan por San Ignacio de Velasco o la huelga de los privilegiados médicos, que de todas maneras son una piedra en el zapato. A la manera de Chico Buarque contra las dictaduras brasileñas de los 70, aquí no pasa nada y pasa: «Aquí en la tierra están jugando y gritan gol. Hay mucho baile, mucha fiesta y rock’n’roll. A veces llueve y otros días brilla el sol. Mas yo quiero decirte que… la cosa aquí está negra» ●
Cuaresma: Picardías sin nombres
El Carnaval grande, semi público y semi reservado, dada la magnitud de los excesos que Seguridad pudo disimular, comenzó ese viernes de ch’alla de oficinas, estatales o no, cuando el jolgorio de cada año se prolonga días, precedido por el jueves de comadre
«Uno saliendo, unito», advierten los guardaespaldas a quince metros del Palacio Consistorial del remoto país de ensueño, morenadas y bailecitos, al cabo de varias horas que comenzaron con las coplas en la Plaza, siguieron el Parlamento y recalaron en la Vice, quien sabe dónde acabará.
La líder de lacámaramásalta tropieza en medio de los wachiturros o los caporales; la edecán rubia, casi miss, se permite licencias para evitar que las copas lleguen a los labios de su jefe, aquel que en otras celebraciones se limitaba a tomar fotografías manteniéndose sobrio, quien sabe porqué pero ahora ya va entonado. Peor todavía hoy que está la prometida oficial, con su sonrisa amplia, traviesa como las ocurrencias que observa.
La presidenta de laotracámara parece haberse escurrido, pero en medio del desmadre da la impresión, por la cabellera, de que la que se asemeja a la mandamás de la masalta, tropieza en la salsa mostrando lo que no se puede describir cuando un poco lejos del jefe de los servicios exteriores ordena, sonriendo: «el que no está duro no sale», tal vez para acabar con los que sólo toman fotografías o videos.
Los funcionarios medios celebran a lo grande, las secretarias muestran sus secretos a medias pero siguen escondiendo los de siempre. Los agentes de seguridad sonríen, sabiendo del trabajo que los espera cuando llegue la hora del recojo.
Tres damas por delante y tres por detrás son inevitables a la hora de ubicar el rastro del gobernador CocusDeliciusRicus. Las seis llevan, en el pecho alto y la espalda baja, estampada en la camiseta carnavalera, la frase «Corarico’s Angels», luciéndola por las gradas, los pasillos, el salón principal, los altos de la biblioteca, los aledaños al ascensor.
«Uno saliendo», se vuelve a escuchar, esta vez de forma imperativa, «Cierren los accesos». El carnaval está apenas empezando. El que se haga pescar, como el Vice en la esquina de la avenida y la parroquia de Guadalupe, por seguir la curda tomando de todo, menos previsiones, pagará los platos rotos. Eso sí: no estaba en oficina estatal ni en horario de trabajo, como los otros que no fueron destituidos y ahora podrán integrar procesión oficial de Viernes Santo ● Versión original en Revista IN, N° 22 marzo-abril 2012
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