El proceso electoral actual como expresión de la democracia representativa y delegataria. Necesidad del desarrollo de democracia participativa, basado principalmente en que las organizaciones sindicales y sociales progresistas, que encuadran a una parte significativa de la clase trabajadora, avancen en la construcción de un espacio político propio.
Participar en el frente popular, Unidos por La Patria, como espacio más idóneo para impulsar medidas en favor del campo popular y, simultáneamente, construir el espacio político independiente de la clase trabajadora.
En estos tiempos electorales en Argentina, hemos asistido, una vez más, a un proceso de definición de candidaturas basado exclusivamente en negociaciones entre los líderes de las principales corrientes internas de los espacios políticos que se presentarán a las elecciones, incluido el frente popular, denominado actualmente Unidos por la Patria. También son esos dirigentes quienes definen, o definirán, los respectivos programas de gobierno.
Si nos enfocamos en los intereses del campo popular, la cuestión es que, en general, están representados por frentes populares, producto de acuerdos electorales entre dirigentes de diversas expresiones políticas, que intentan expresar los intereses populares mayoritarios y, cuando llegan al gobierno, reciben eventualmente el apoyo desde afuera de las organizaciones del campo popular, como sindicales, sociales y otras. Esto sigue siendo, básicamente, expresión del sistema político liberal, de tipo representativo y delegatario, donde los sectores populares votan periódicamente a sus representantes, en quienes delegan la responsabilidad de gobernar, y luego pueden participar poco o nada en la gestión gubernamental, es decir, en lo que nos concierne a todos. La crisis de este sistema político representativo y delegatario, a nivel mundial, es a su vez consecuencia y causa de la crisis capitalista.
Esto hace ver la necesidad de avanzar hacia otro tipo de construcción del espacio político representativo del campo popular. Solo la participación democrática del pueblo en la construcción y autogestión de la alternativa popular puede elevar su nivel de conciencia y comprometerlo activamente en realizar los cambios profundos que se requieren. Con solo señalar los cambios necesarios a realizar no alcanza.
En Argentina, hay organizaciones populares progresistas que, en general, coinciden políticamente con la necesidad de que se hagan cambios profundos, tales como: presencia de empresas estatales en actividades estratégicas, como comercio exterior, hidrocarburos, minería, litio, producción y comercialización de productos de la canasta alimenticia; retomar el control estatal del sistema denominado “hidrovía”; reforma del sistema financiero para darle carácter social; sistema impositivo más progresivo; entre otras medidas progresistas. Entre esas organizaciones populares podemos destacar a las que encuadran a una parte importante de la clase trabajadora, ocupada y desocupada, formal e informal, activa y pasiva, tales como la Corriente Federal de los Trabajadores, otros gremios de la CGT como portuarios, camioneros, SMATA y UOM con sus nuevas conducciones, las dos CTA, la importante UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), la Cámpora, entre otras.
Varias de esas organizaciones sindicales y políticas han dado el importante paso de consensuar un programa socioeconómico de reformas profundas para nuestro país, denominado “Manifiesto por la Soberanía el Trabajo y la Producción” y que fuera publicado los 1º de mayo 2020 y 2021. (1) y (2). Surge como necesario para el interés del campo popular, y en particular de la clase trabajadora, que esas organizaciones avancen hacia un nivel más elevado de acuerdo entre ellas, para constituir un espacio político común, independiente, expresión de la clase trabajadora, para con esa herramienta política poder jugar un rol principal en un movimiento sociopolítico donde participen otras organizaciones sindicales, sociales, políticas, de derechos humanos, de pequeñas y medianas empresas, cooperativas, partidos políticos progresistas y otras. A su vez, el movimiento sociopolítico tendría una expresión electoral frentista, con incorporación eventual de otros espacios políticos, pero todo ello con la participación central del espacio político independiente de la clase trabajadora, que debe actuar para lograr la hegemonía dentro del movimiento sociopolítico y, consecuentemente, de su expresión electoral frentista.
Este tipo de construcción es el más idóneo para que la clase trabajadora, que es el sujeto social que tiene interés objetivo en la realización de cambios profundos en el sistema socioeconómico e institucional, pueda participar en la gestión de construcción del espacio político propio, en la definición de programas de gobierno, de candidaturas y cargos de gobierno y en la gestión de gobierno.
Esta vía de construcción política es asimismo la más adecuada para que la clase trabajadora luche por la hegemonía política y cultural, para lograr el convencimiento popular mayoritario sobre el rumbo a impulsar en la sociedad, con la coordinación organización y movilización de las organizaciones populares como herramienta para impulsar los cambios profundos programáticos necesarios, como los consensuados en los mencionados “Manifiestos” y, desarrollar así, capacidad de concreción gradual de esos objetivos, venciendo democráticamente a los sectores privilegiados que detentan el poder en el sistema.
Sin la herramienta política independiente de la clase trabajadora, será extremadamente difícil a los frentes populares, llegados a los gobiernos, poder hacer las políticas de reformas profundas necesarias, que consoliden los proyectos progresistas y eviten así el retorno a los gobiernos de los espacios políticos neoliberales.
Asimismo, esa herramienta política potenciaría la capacidad de lucha del campo popular ante sucesos como los que se viven en Jujuy en los últimos tiempos, que muestran claramente el verdadero contenido de los gobiernos de derecha neoliberal.
En el contexto del actual frente popular, denominado Unión por la Patria, cualquiera sea la opinión que los integrantes del campo popular tengamos sobre sus candidatos, en el proceso electoral en curso, ese espacio sigue siendo el lugar más favorable para militar, para la clase trabajadora y demás sectores del campo popular, no solo para evitar el retorno del neoliberalismo al gobierno, sino para impulsar medidas gubernamentales en favor del pueblo y, particularmente, para avanzar en el logro del tipo de construcción a la que me he referido en este artículo. Para ello, como siempre, se requiere de la creciente coordinación, consenso y movilización de las organizaciones populares, particularmente de las sindicales y sociales de carácter progresista, que encuadran a buena parte de la clase trabajadora y que he mencionado en este y otros artículos.
Notas:
Carlos Mendoza, ingeniero, escritor, especializado en temas políticos y de economía política, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.
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