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Las petroleras y la metáfora del pajaro arrocero

Fuentes:

Allá por la década del treinta del siglo XX, los venezolanos comparaban a las compañías petroleras con el arrocero. El arrocero es una ave pinzón de cuello negro y de extraños hábitos. En Venezuela eran los tiempos del Dictador Gómez. En Bolivia, las épocas de la Guerra del Chaco y poco después, la de la […]

Allá por la década del treinta del siglo XX, los venezolanos comparaban a las compañías petroleras con el arrocero. El arrocero es una ave pinzón de cuello negro y de extraños hábitos. En Venezuela eran los tiempos del Dictador Gómez. En Bolivia, las épocas de la Guerra del Chaco y poco después, la de la primera nacionalización del petróleo.

Cuenta el historiador Krehm , de nacionalidad canadiense norteamericana, que esta singular ave de extraños hábitos, en el otoño abandonaba el medio oeste de los Estados Unidos y emigraba a Perú y Bolivia, en grupos de miles y miles. Cuando llegaban estos pinzones a Venezuela había aumentado su apetito, y descendían sobre los campos de arroz de Yaracuy, Carabobo y Zulia, causando daños espantosos. Por otra parte cuando retornaban al norte, a los valles del Missisipi se dispersaban para el apareamiento y como necesitaban buena cantidad de grasa para reproducirse, se dedicaban a acabar con los gusanos y los insectos nocivos. De modo que este pájaro que era una plaga para Venezuela , en cambio, era una bendición para los EEUU. He ahí razón del porque los Venezolanos comparaban a las compañías petroleras con este singular pájaro.

En 1943 Venezuela dictó una ley petrolera que le permitió dos cuestiones fundamentales: nuevos contratos con las empresas petroleras, en términos de la nueva ley, previa la entrega de las viejas concesiones a las petroleras, por las mismas áreas exactamente, a cambio de que el gobierno olvidara las demandas en contra de ellas, porque como hoy suceden en nuestro país las petroleras no obstante leoninos contratos se daban modos para estafar al fisco de variadas e ingeniosas maneras. El viejo dictador Gómez  hacia de la vista gorda y se contentaba con unos exiguos impuestos. El gobierno que le sucedió amenazó con demandar a las petroleras por tales estafas. Además,  este arreglo fue posible gracias al influjo de la nacionalización de los campos petroleros en el México de Lázaro Cárdenas.

La segunda cuestión vital, fue lograr el incremento de la participación del Estado vía mayores impuestos. En la dictadura de Gómez estos impuestos apenas eran del 5 % de la producción petrolera, luego de la nueva ley petrolera éstos subieron paulatinamente hasta alcanzar a fines de 1945 un porcentaje igual a las utilidades netas de las petroleras, que era en el fondo la idea principal y fundamental de la ley de 1943.

Luego de estas medidas muchos venezolanos estaban convencidos de que con un pequeño esfuerzo, hasta los pájaros arroceros podrían ser enseñados a tener mejores modales.

Han transcurrido varias décadas e ignoramos si este pájaro mantiene sus extraños hábitos, o quizás es una especie en extinción, así que no estamos en condiciones de saber si pueden aprender mejores modales ¿ Y, las petroleras, aprendieron mejores modales? En el caso de Bolivia  no, las petroleras no observan modales democráticos, no les interesa. Pero, habría que preguntarse acerca de los modales y otros hábitos ¿cómo se forman? Los modales democráticos -suponemos-  se pueden enseñar y aprender en democracia, así que cabe preguntarse ¿Bolivia es una democracia? Antes de responder esta cuestión, tal vez convenga recordar algo que se viene repitiendo como un estereotipo  y que distingue a todos los gobiernos  desde 1985, el de comportarse como generosos benefactores del capital transnacional cuyo poder contribuyen a consolidar con entusiasmo, basta escuchar al señor Galindo, Ministro del actual gobierno, que en tono quejumbroso y profético nos anuncia el Apocalipsis cada que sale a defender a las petroleras frente a la nueva ley que busca aprobarse en el parlamento. En el mismo tenor, se ha instalado en la opinión pública, la discusión de la teoría de la necesidad de un gobierno fuerte, capaz de asegurar y restaurar el orden, esta teoría fue desarrollada por conocidos «formadores de opinión» que de manera poco sutil le exigen al gobierno que «no se baje los pantalones» ante los movimientos sociales, casi igual que en el pasado algunos le pedían las medidas de su pantalón al «general», en una patética manifestación del genoma dictatorial de esta especie en nuestra historia. 
 
Para ellos, los partidarios de regímenes fuertes y complacientes con los poderes económicos internacionales, la democracia no significa otra cosa que la inmovilización de las estructuras tradicionales del poder político y económico, una administración aparentemente ordenada y, la represión violenta a toda tentativa de protesta y oposición, pero también en el plano de las opiniones, sino baste ver como los formadores de opinión que ostentan títulos académicos, ex-diplomáticos, ex-superintendentes, etc. no cuidan los buenos modos a la hora de defender lo que ellos consideran democrático, de modo que cuando el pueblo se expresa a través de sus organizaciones naturales para  opinar sobre el respeto a los resultados del referéndum o a los compromisos del presidente actual hechos en Octubre pasado, el pueblo es calificado de «cojudo» o que se la pasa mirando su «complicado ombligo», como muestras elocuentes de dialogo democrático y riqueza lingüística.

Detrás de esta supuesta necesidad de un «gobierno fuerte», la oposición entre democracia y dictadura se presenta como un falso dilema, porque en el seno de una democracia meramente formal insensible a los cambios trascendentales como el gobierno actual, se incuban formas de dictadura (que se pueden manifestar o no bajo las formas dictatoriales clásicas que ya conocimos en nuestra historia), estas tendencias dictatoriales bajo manto democrático son las que han dado lugar a los sucesos de Octubre y que hoy se repiten en San Julián trágicamente.

Evitemos malentendidos: algunos sostienen que la democracia es perfectible, que el juego normal de las instituciones democráticas ha sido obstaculizado por acontecimientos externos a su lógica (Goni y los sucesos de Octubre) y que es posible reajustar la maquinaria democrática, así se puede sostener que la edad de oro de la democracia llegará, por ejemplo, detrás de la constituyente. No compartimos ese punto de vista, la democracia en tanto democracia burguesa refleja las contradicciones sociales y sus luchas. Compartimos en cambio, la concepción de  René Zabaleta, la  de democracia como autodeterminación de la sociedad civil (autodeterminación de masas, en sus términos). La sociedad civil en acción.

La sociedad civil en acción es la que puede inculcar y determinar modales  democráticos a las petroleras, como una necesidad histórica. Bolivia no puede seguir siendo patrimonio de las oligarquías petroleras y sus gerentes.

Para decirlo de otro modo, las petroleras no pueden seguir causando daños en nuestro país, para bendición de California y la economía norteamericana.