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Las políticas migratorias minan la salud física y mental de los migrantes atrapados en la frontera norte

Fuentes: Rebelión

Médicos Sin Fronteras (MSF) señala que diferentes ciudades del norte de México, como Reynosa o Nuevo Laredo, que presentan altos índices de inseguridad a causa del crimen organizado se han convertido en puntos obligados de tránsito y espera para miles de personas vulnerables que buscan amparo en Estados Unidos. La organización médico-humanitaria asegura además que […]

Médicos Sin Fronteras (MSF) señala que diferentes ciudades del norte de México, como Reynosa o Nuevo Laredo, que presentan altos índices de inseguridad a causa del crimen organizado se han convertido en puntos obligados de tránsito y espera para miles de personas vulnerables que buscan amparo en Estados Unidos.

La organización médico-humanitaria asegura además que estas ciudades no tienen ningún tipo de capacidad para prestar asistencia humanitaria, lo cual repercute en el deterioro de la salud de los migrantes.

Hace un año, el único albergue en Reynosa que recibía a esta población estaba prácticamente vacío. Hoy, el centro, que dispone de 180 plazas, se ha visto obligado a albergar a al menos a 400 personas. Lo mismo sucede en otras ciudades como Nuevo Laredo y Mexicali. Desde principio de año hubo un incremento exponencial en la cantidad de población migrante en Reynosa. Entre enero y junio, MSF pasó de tener 20 consultas diarias a 35 en el albergue de Reynosa, con un total de 1.366 referencias a atención médica, psicológica y de trabajo social.

«Vemos mujeres y hombres solos pero también una gran cantidad de familias deambulando en una ciudad fronteriza que no cuenta con las condiciones humanitarias para recibir personas que llegan en un grado alto de vulnerabilidad, después de haber tenido que enfrentar los peligros de la ruta hacia el norte, como secuestro, extorsión, violencia sexual, transportes inseguros y graves afectaciones en su salud física y mental«, comenta Anayeli Flores, responsable de Apoyo Social de MSF en Reynosa.

Entre junio de 2018 y junio de 2019, el 45% de los 2.315 pacientes de salud mental atendidos por MSF en Reynosa y Matamoros, manifestaron haber sido víctimas de algún tipo de violencia durante la ruta migratoria. De ese 45%, el 33% aseguró haber sido agredido físicamente y el 19% sufrió violencia sexual.

La mayoría de los migrantes mexicanos que son obligados a retornar tienen su familia y su trabajo en Estados Unidos. Por estas razones muchos están dispuestos a volverlo a intentar, aún cuando arrastran el agotamiento de la detención.

Maltratos y violación de derechos humanos

Desde que el Gobierno de los Estados Unidos introdujo la política de «medición» (metering policy) y Gobierno mexicano la implementó, Tamaulipas se ha convertido en un punto de espera obligatorio para los solicitantes de asilo. Esta política limita la cantidad de solicitudes de asilo que se pueden hacer cada día en un puerto de entrada en la frontera de México y Estados Unidos. Lo cual tiene un impacto directo en la vida de estas personas, ya que se ven obligadas a permanecer en lugares peligrosos donde a diario se produce al menos un incidente con armas de fuego entre bandas de crimen organizado.

MSF atiende desde 2017 a la población víctima de la violencia en este punto fronterizo por medio de un proyecto de atención integral: médico, psicológico y social.

«Estuve un mes en la hielera (centro de detención), un espacio muy pequeño para 15 o 20 personas, pero éramos más de 40», cuenta agotado Julio*. Mari*, de 27 años, también asegura que pasó por situaciones inhumanas, mientras estuvo retenida. «Dormíamos en el suelo, había mujeres embarazadas y niños separados de sus familiares«, denuncia.

Dentro de los maltratos que sufren las personas en los centros de detención, se encuentran las afecciones médicas que van complicándose, porque no reciben atención médica oportuna.

En la mayoría de casos, los pacientes de la organización presentan enfermedades respiratorias o gastrointestinales que pueden estar causadas por el hacinamiento que vivieron en las «hieleras» antes de ser retornados. A esto se le agrega diversos diagnósticos de salud mental atribuidos a lo que vivieron en su país de origen, en la ruta migratoria o por los malos tratos durante su proceso de deportación.

Para MSF esta dinámica migratoria impuesta por unas políticas inhumanas que exponen cada vez más a las personas a la inseguridad y la falta de atención humanitaria es inaceptable. Ni Reynosa, ni ninguna otra ciudad en Tamaulipas es apta para la recepción de migrantes, solicitantes de asilo y retornados.

MSF llama de nuevo a los Gobiernos de México y Estados Unidos a frenar la ejecución de políticas migratorias que ponen en riesgo la vida de las personas, y a implementar medidas que protejan y garanticen la asistencia humanitaria para encarar las consecuencias que incrementan el sufrimiento de miles de personas que huyen de sus países y, como hemos sido testigos, ponen en riesgo deliberadamente la vida de seres humanos vulnerables.

*Los nombres fueron cambiados para proteger la identidad de los pacientes.