Con las medidas de restricción electoral ya impuestas en Bolivia, entre las que destacan la ley seca y la prohibición de viajes terrestres, las últimas encuestas ratifican que Evo Morales puede ganar las elecciones del próximo domingo con 36 por ciento o más. Su más cercano perseguidor, el ex presidente Jorge Quiroga, obtendría de 28 […]
Con las medidas de restricción electoral ya impuestas en Bolivia, entre las que destacan la ley seca y la prohibición de viajes terrestres, las últimas encuestas ratifican que Evo Morales puede ganar las elecciones del próximo domingo con 36 por ciento o más. Su más cercano perseguidor, el ex presidente Jorge Quiroga, obtendría de 28 a 29 por ciento de los votos.
Una vez cerrado el jueves los plazos para realizar campañas, Morales dedicará estos dos días al descanso, y Quiroga anunció que el sábado escalará una de las cumbres más abruptas de la cordillera andina.
Ahora, los economistas han vuelto al ruedo. La tarde de ayer la Fundación Jubileo, dependiente de la Iglesia católica, difundió un informe según el cual el Fondo Monetario Internacional (FMI) podría condonar la deuda que tiene este país con el organismo.
Bolivia adueda al FMI 301 millones de dólares, algo así como 6 por ciento del total de su deuda externa, que asciende a 4 mil 960 millones de dólares.
La fundación católica mencionó en su informe la incidencia que tendría en la gobernabilidad el alivio de la deuda con el FMI, que habrá de dictaminar si condona la deuda boliviana en los próximos días.
Pan con lo mismo
Por otra parte, un análisis publicado esta semana por la organización no gubernamental Centro para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) ofrece un panorama particular. Al comparar las propuestas económicas de los principales partidos, Cedla encontró que ninguno, de ser gobierno, haría cambios realmente significativos en la distribución de la renta petrolera, el trabajo o el desarrollo agrícola, entre otros temas.
De hecho, ni siquiera el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales «cambiaría el modelo». El equipo de analistas de Cedla, dirigido por el economista Carlos Arce, encontró que el MAS administraría el Estado de la misma forma que sus contrincantes de la derecha, privilegiando el sistema de acumulación de capitales y precarizando la situación laboral de los bolivianos.
En cuanto a la nacionalización de los hidrocarburos, que los movimientos sociales han exigido en su derrocamiento de dos anteriores gobiernos, el documento Vendedores de ilusiones concluye: «las ofertas de las fuerzas políticas intentan cubrir con un velo de sombra su interés por mantener la situación de control monopólico de las empresas trasnacionales sobre los recursos hidrocarburíferos del país».
Con «el indio»
Y la mañana del viernes, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, hizo una referencia al proceso electoral boliviano. En su discurso de inauguración de una refinería, junto con el mandatario venezolano Hugo Chávez, Lula valoró que él, un obrero metalúrgico, fuera electo presidente, y dijo a continuación: «estamos próximos a una elección en Bolivia, y allá también está a punto de ser elegido como presidente de la república».
La alusión a Evo Morales y su posible gobierno se dio en el marco de las primeras acciones del acuerdo de integración energética entre Brasil, Venezuela y Argentina, entre las que se cuenta la construcción de un gasoducto en Sudamérica, desde Venezuela hasta Mar del Plata.
Bolivia cuenta con más de 150 millones de pies cúbicos de reservas de gas natural y su inclusión en el acuerdo ha sido ya propuesta por las naciones particpantes, cuyos gobernantes tienen más o menos buenas relaciones con Morales.
Igualmente significativa será la visita del secretario de organización adjunto del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Francisco Campos, quien arribará mañana a la ciudad de Cochabamba para sostener reuniones con líderes políticos y participar de los comicios como observador.
En una nota difundida por el PT, Campos se refirió al interés de su partido por «no solamente apoyar a Morales, sino por ayudarlo en su gobierno a superar la crisis polítca y las desigualdades sociales».
Campos también habló de la posibilidad de que el Congreso tenga que elegir al próximo mandatario boliviano. El político brasileño dijo que el Legislativo «necesita estar consciente de la importancia de refrendar la opinión de los electores».