El capitalismo globalizado viene utilizando las marcas como instrumentos de ingresos o fuga de divisas según el país de que se trate. Cuba obtiene importantes ingresos con la exportación de ron y los anuncios realizados por los presidentes Barak Obama y Raúl Castro abren esperanza para la comercialización del ron Havana Club en territorio estadounidense. […]
El capitalismo globalizado viene utilizando las marcas como instrumentos de ingresos o fuga de divisas según el país de que se trate. Cuba obtiene importantes ingresos con la exportación de ron y los anuncios realizados por los presidentes Barak Obama y Raúl Castro abren esperanza para la comercialización del ron Havana Club en territorio estadounidense.
Según especialistas, «ninguna empresa ha dedicado tanto dinero y recursos a financiar acciones contra la Revolución cubana como la Bacardí. Sus directivos han sido protagonistas de innumerables maniobras terroristas, subversivas y judiciales contra Cuba. Pepín Bosch, máximo directivo de la multinacional en los años 60, organizó el bombardeo de las refinerías de petróleo de Cuba, acción que no se concretó pues fue delatada, y casualmente en el The New York Times apareció la foto del avión B-26 destinado para ello».
«Los accionistas de la Bacardí se han destacado por sus contribuciones a los legisladores demócratas y republicanos, y pos sus aportes en la concreción de las leyes anticubanas Torricelli y Helms-Burton. Como dice el periodista colombiano Hernando Calvo Ospina en su libro, Ron Bacardí: la guerra oculta, «Como lo ha reconocido un alto directivo de la trasnacional, Bacardí es una compañía sin nacionalidad, con oficinas en Bermudas. A pesar de ello, valiéndose de su poder económico y de sus contactos en las altas instancias políticas, prácticamente redactó y acomodó a sus necesidades una Ley estadounidense. La Helms-Burton, como se le conoce, no solo atenta contra la soberanía de Cuba y la sobrevivencia de sus ciudadanos, sino que está aportando a la locura en que se desliza peligrosamente el sistema comercial capitalista, en sus ansias de derribar la mínima barrera de control.» (1)
En los años 90, Ron Bacardí sufrió un duro embate comercial por la irrupción en el mercado mundial del ron cubano Habana Club. Bacardí, entonces, inició la batalla legal para apoderarse de la marca Habana Club, perteneciente a un consorcio mixto entre el Estado cubano y la multinacional francesa Pernod-Ricard.
Violando las normas internacionales en materia comercial, estos mismos actores promovieron la aprobación de la Sección 211, un paso adicional con relación a la Ley Helms-Burton, que fue incluida en el proyecto de Ley presupuestario de 1999, el cual contaba con más de 4 mil páginas. Las primeras frases de la mencionada Sección, establecen que los tribunales de Estados Unidos no pueden reconocer ningún derecho a marca o patente de ninguna empresa extranjera, que tenga conexión cualquiera con propiedades de algún ciudadano estadounidense, que haya sido nacionalizada, sin indemnización, por el gobierno revolucionario de Cuba.
Aunque fuera de EEUU ningún tribunal le ha dado la razón, en EEUU Bacardí ha conseguido comercializar un falso Ron Havana Club, sin relación alguna con el original cubano.
Cuando llegó la fecha de renovación de la marca, la Corte Suprema estadounidense denegó la marca del famoso ron cubano Habana Club en Estados Unidos, sin tener la posibilidad la isla defender su derecho de renovar el registro de la prestigiosa marca, amparado en la Sección 211 de la Ley Ómnibus, que prohíbe el reconocimiento de marcas asociadas a propiedades nacionalizadas por el Gobierno cubano. Sin tomar represalias, el estado cubano acató las normas internacionales de propiedad intelectual y reclamó ante la OMC por la violación de acuerdos internacionales en la materia.
Así, la Corporación Cuba Ron, espera desde hace algunos años una rectificación por parte del gobierno estadounidense debido a que esta última determinación obedece a los intereses de pequeños grupos políticos y la empresa Bacardí.
Por las dudas fue registrada en Estados Unidos la marca Havanista, como alternativa para en un futuro comercializar el famoso ron cubano con los mismos rigores y calidad con que se produce Havana Club, según el director general de la empresa mixta cubano-francesa.
El ron cubano hoy se comercializa en más de 180 países es el segundo a nivel mundial en ventas.
Ahora con los nuevos vahos etílicos que vienen del Norte, tal vez vuelva a comercializarse el verdadero ron cubano en los Estados Unidos, siempre que la ley Helms-Burton se derogue y la oficina de marcas y patentes de los Estados Unidos le devuelva la marca a sus verdaderos propietarios.
(1) Hernando Calvo Ospina: «Ron Bacardí: la guerra oculta».