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Lo que ganan las transnacionales petroleras en Bolivia

Fuentes: La Jornada

TRAS LA NACIONALIZACION decretada el pasado lunes por Evo Morales vino el amarre de navajas y los ánimos se caldearon entre los mandatarios de cuatro gobiernos sudamericanos directamente involucrados -por una u otra causa- en el asunto. Paradójicamente, Lula y Kirchner brincaron, aunque la decisión boliviana se tomó bajo la premisa del interés colectivo y […]

TRAS LA NACIONALIZACION decretada el pasado lunes por Evo Morales vino el amarre de navajas y los ánimos se caldearon entre los mandatarios de cuatro gobiernos sudamericanos directamente involucrados -por una u otra causa- en el asunto. Paradójicamente, Lula y Kirchner brincaron, aunque la decisión boliviana se tomó bajo la premisa del interés colectivo y no de los negocios privados.

FELIZMENTE LOS CUATRO se reunieron el pasado jueves en Iguazú, en una especie de «cumbre», en la que el tema central fue la nacionalización energética boliviana y el efecto para las otras tres naciones. Las fingidas sonrisas de los mandatarios (Néstor Kirchner, Evo Morales, Luiz Inacio Lula da Silva y Hugo Chávez) invitan a pensar sobre el ácido destilado durante la reunión, aunque a coro negaron que exista «una crisis regional» y descartaron efectos negativos por la citada nacionalización.

CON TODO Y sonrisas para la foto, Lula y Kirchner reclaman para sus países abasto garantizado de energéticos y precios bajos, incluso muy bajos, como hasta el pasado domingo. Lo primero es atendible, pero lo segundo no tanto, de acuerdo con un informe del gobierno boliviano difundido a principios de 2004, y retomado por Econoticias Bolivia, cuyas partes medulares se reproducen a continuación:

LAS TRASNACIONALES QUE operan en Bolivia reportan uno de los más altos índices de ganancia en la industria petrolera mundial. Informes oficiales del gobierno boliviano establecen que esos consorcios han tomado el control de los ricos yacimientos de petróleo y gas, con los costos de producción más bajos del mundo, al haber recibido sin mayores inversiones los gigantescos pozos y campos desarrollados por el Estado, pagar impuestos casi simbólicos.

REPSOL Y AMOCO, que tomaron el control de la ex empresa estatal boliviana YPFB, presentan los costos unitarios de producción y de exploración de hidrocarburos más bajos entre 200 empresas analizadas a nivel mundial. El costo promedio para la producción de un barril equivalente de petróleo es de 5.6 dólares a nivel mundial, pero en Bolivia se reduce, en el caso de Repsol, a sólo un dólar y en el de Amoco a 0.97 dólares. En el ámbito internacional, únicamente la petrolera Niko Resources tiene un costo de producción más bajo (0.87), según consigna la publicación internacional Global Upstream Performance Review 2003.

LAS OTRAS TRASNACIONALES que operan en Bolivia, como Total, Maxus, Petrobras, British Gas, Panamerican Gas y Shell, también tienen costos muy bajos, producto de las excesivas y onerosas concesiones que el Estado boliviano otorgó en la década de los años 90, cuando se privatizó («capitalizó», según la versión gubernamental de aquellos años) la industria petrolera boliviana y se desmanteló la empresa estatal. Los costos de producción incluyen gastos operativos, mantenimiento de pozos, infraestructura y equipamiento, gastos administrativos directos e impuestos de producción.

TODAS LAS INVERSIONES y trabajos de prospección, exploración y desarrollo de campos realizadas por el Estado boliviano beneficiaron directamente a las petroleras extranjeras, que sin invertir demasiado encuentran gas y petróleo a raudales. No es casual que el informe oficial establezca que las trasnacionales que operan en el país tengan también los costos más bajos en la búsqueda y desarrollo de un barril equivalente de petróleo, que es de 8.58 dólares a nivel mundial y de 5.66 dólares el promedio latinoamericano. Este costo en el caso de Repsol en Bolivia es de apenas 0.40 dólares por barril equivalente de petróleo, 20 veces por abajo del promedio internacional y 14 veces menos que el latinoamericano.

EL RESTO DE las trasnacionales energéticas que operan en Bolivia tienen similares indicadores y sus perspectivas para acrecentar sus ingresos son enormes. Con una escasa tributación, costos tan bajos y aprovechando al máximo el trabajo anterior desarrollado por el Estado, invertir en Bolivia se ha convertido en sinónimo de altas ganancias y escasos riesgos.

EL INFORME SUBRAYA que la tasa de éxito para encontrar gas y petróleo en Bolivia es una de las más altas del mundo: 50 por ciento, en comparación con otros países donde ese nivel llega a 20 por ciento. Esto quiere decir que a nivel internacional 8 de cada 10 intentos por encontrar gas y petróleo están condenados al fracaso; en Bolivia cinco de cada 10 intentos dan resultado.

LOS BENEFICIOS OBTENIDOS por las trasnacionales se agrandan en Bolivia, no sólo por la vigencia de los bajísimos costos de producción y los reducidos impuestos (las petroleras pagan apenas el 18 por ciento del valor de la producción hidrocarburífera en boca de pozo), sino también por los reducidos márgenes de la refinación de hidrocarburos y su conversión en gasolina, gas licuado y otros carburantes que son comercializados.

LOS CONSUMIDORES DOMESTICOS e industriales del país más pobre de Sudamérica deben pagar por carburantes como si fueran importados de Kuwait o Arabia Saudita, todo en beneficio de las trasnacionales petroleras, que además tienen la capacidad tecnológica y administrativa para maquillar sus cuentas financieras, burlar los endebles controles estatales y presentar un nivel de ganancias por debajo de lo real para así pagar menos impuestos.

LAS PETROLERAS EXTRANJERAS que explotan los recursos naturales no renovables de Bolivia pagan muy pocos impuestos. Como muestra, en el quinquenio 1998-2002, Repsol apenas pagó 4.3 millones de dólares como promedio anual, y 5.2 millones Amoco.

AHORA, CAMBIAN LAS reglas del juego.

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