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Lo que mostró Peña Nieto en el desfile de los Campos Elíseos

Fuentes: Alai

Los protagonistas de la defensa de la República Mexicana en los 1860s, Zaragoza y Escobedo, y sus adversarios los generales de la Intervención Francesa, Lorencez y Bazaine, no han de haber estado muy cómodos en sus tumbas. Ciento cuarenta y nueve cadetes mexicanos y un oficial abriendo el desfile de la fiesta nacional francesa el […]

Los protagonistas de la defensa de la República Mexicana en los 1860s, Zaragoza y Escobedo, y sus adversarios los generales de la Intervención Francesa, Lorencez y Bazaine, no han de haber estado muy cómodos en sus tumbas. Ciento cuarenta y nueve cadetes mexicanos y un oficial abriendo el desfile de la fiesta nacional francesa el pasado 14 de julio en la avenida de los Campos Elíseos, en París. Junto al presidente Hollande, Peña Nieto presidiendo la parada. Su esposa, la actriz de telenovelas, Angélica Rivera, con un vestido rojo tan intenso que recuerda las estrofas sangrantes de La Marsellesa.

Sin embargo, muchas mentes críticas francesas y mexicanas presentes ese día han de haber exclamado, cuando menos en voz baja al pasar los militares mexicanos: ¡Aparición con vida de los 43 de Ayotzinapa¡» «¡Tlatlaya no se olvida¡, ¡Los 26 mil desaparecidos no se olvidan¡»

Porque con ocasión de la visita de Peña Nieto y su comitiva de militares, empresarios, funcionarios y familiares a París y luego, con motivo de la fuga del capo, ahora de nuevo más buscado por Interpol, Joaquín El Chapo Guzmán, del penal de alta (¿?) seguridad del Altiplano, el prestigiado vespertino parisino Le Monde se dedicó a contextualizar bien la visita y no al estilo de la oficina de prensa de Los Pinos, para que el público francés pudiera entender el revés y el por qué de la trama.

En un trabajo del corresponsal del periódico en México: «14 de julio, el embarazoso desfile del Ejército mexicano en los Campos Elíseos», el autor, Fréderic Saliba hace un recuento de las muy extendidas prácticas de las fuerzas armadas y de las policías mexicanas: tortura, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias. Señala el asesinato por parte de militares de 22 personas en Tlatlaya, la posible complicidad del 27 batallón de infantería de Iguala en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa que se suman a las 26 mil víctimas de desapariciones forzadas en el país. Recuerda las 7 mil denuncias de tortura presentadas ante la CNDH y destaca que sólo han sido detenidos 7 torturadores.

Recuerda que hay en las calles del país de 35 a 40 mil efectivos militares, desplegados ahí para paliar la corrupción e incapacidad policíacas y que en nueve años ha habido 9 mil enfrentamientos armados entre los cárteles entre sí y entre ellos y las fuerzas armadas, generando una espantosa espiral de violencia en el país que ha causado además una gran ola de violaciones a los derechos humanos.

Gilles Bataillon no pudo ser más claro en el artículo de Le Monde: «Nadie sabría ignorar que después de una decena de años México está siendo presa de fenómenos de violencia, que mezclados a fenómenos endémicos de corrupción, debilita peligrosamente el proceso de creación de instituciones democráticas». («México: huésped problemático de Francia para el 14 de julio, Le monde, 12 de julio).

Bataillon, maestro de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, también analiza la violencia criminal y las graves denuncias de violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas armadas. Certeramente señala que, a pesar de las reformas neoliberales pactadas por Peña con los tres principales partidos buscaban relanzar el crecimiento económico, restaurar la autoridad del Estado y combatir eficazmente al crimen organizado y la corrupción. Pero pone en tela de juicio todo esto y recuerda que la corrupción se hace presente en todos los partidos y en la clase política. Muestra cómo ha tocado al mismo Peña Nieto por el escándalo de la mansión de su esposa y la constructora HIGA. El México de Peña Nieto es un país debilitado por la corrupción, la impunidad, la violencia del crimen organizado y de Estado, y por la incapacidad de sus élites para reemprender el camino del desarrollo.

Entonces, ¿por qué Peña Nieto y su comitiva de más de 400 personas fueron invitados de honor de François Hollande, el presidente francés? Bataillon apunta el porqué: los contratos. Están por firmarse contratos para que el gobierno de México le compre a Francia 50 helicópteros Superpuma, armamentos y equipo de transporte. Además, Francia ha ofrecido su colaboración para la formación de la Gendarmería Mexicana, y la gran empresa gala de hidrocarburos, Total, estaría echándole el ojo a los hidrocarburos mexicanos. Por eso, Bataillon concluye:

«¿Es decir, que invitando a Peña Nieto y a un destacamento de las fuerzas armadas mexicanas a la fiesta nacional en París se desea sobre todo entregarse a una caza desenfrenada por los contratos? ¿O también se puede entender que se va a apoyar a los sectores de la población mexicana que favorecen las reformas para la consolidación del estado de derecho así como el fin de la violencia y la corrupción?»

Resulta, pues, que Peña Nieto tuvo que sufrir la presencia de asuntos y personajes en su amplia comitiva a Francia: los 26 mil desaparecidos, los 43 de Ayotzinapa, los 22 de Tlatlaya, las casas blancas de su esposa, y a última hora, hasta Joaquín El Chapo Guzmán. Todos ellos desfilaron ante los críticos ojos franceses en los Campos Elíseos.

URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/171227