1. El modelo agroexportador. Alguna vez dijimos en nuestros documentos, que la principal herencia del modelo de los 90 era un rol de país monoproductor de forrajes transgénicos y además exportador de petróleo crudo. El actual «Proyecto de Ley de Promoción del desarrollo y la Producción de la Biotecnología Moderna en todo el Territorio […]
1. El modelo agroexportador. Alguna vez dijimos en nuestros documentos, que la principal herencia del modelo de los 90 era un rol de país monoproductor de forrajes transgénicos y además exportador de petróleo crudo. El actual «Proyecto de Ley de Promoción del desarrollo y la Producción de la Biotecnología Moderna en todo el Territorio Nacional» presentado por las más altas autoridades el día jueves 18 de agosto en la Casa Rosada, no hace sino proponerse, como en tantas otras oportunidades de los últimos dos años, emprolijar la herencia del menemismo. Pero en este caso y a diferencia de anteriores Proyectos sobre Biotecnología, en que fueron Diputados Nacionales aislados como Briozzo, del Partido País de la Alianza, quienes jugando abiertamente para los Agronegocios hicieran intentos similares, en este caso es el mismo Poder Ejecutivo el que con toda la autoridad que le confiere una mayoría disciplinada en el Legislativo, les remite para su aprobación una propuesta que, por primera vez, le proporcionaría un marco legal hasta ahora inexistente a las más de dieciséis millones de hectáreas de cultivos transgénicos actuales, así como a la fiesta de habilitaciones científicas y comerciales de semillas genéticamente modificadas y de experimentos animales y vegetales de todo tipo, que se impulsan actualmente tanto en empresas privadas como del Estado.
2. La biotecnología como nuevo proyecto de país. La Biotecnología y más concretamente, y para hablar con propiedad, la manipulación de los organismos vivos por medio de la ingeniería genética, así como su apropiación jurídica a través de patentamientos, parecieran reemplazar antiguos mesianismos en el imaginario de buena parte de una generación que alguna vez se propuso cambios sociales decisivos. El sistema de propiedad intelectual que desarrollan las grandes corporaciones a nivel internacional, derechos de autor, patentes, marcas registradas, derechos de los difusores y de los obtentores, constituyen las principales fuentes de ganancia de lo que constituye el llamado «poder del conocimiento» figura emblemática de los nuevos discursos progresistas instalados en el imaginario Argentino, desde FLACSO a Clarín Rural, desde el INTA y el CONICET hasta el Plan Fénix de la UBA..
3. El nuevo protagonismo de los sectores progresistas. Discursos progresistas que se configuran desde ópticas en escala y de cerrado productivismo, discursos en que se manejan pronósticos de audaz progresión geométrica de los supuestos éxitos actuales, discursos en que subyacen ecos fundacionales en los cuales nuevos horizontes de tecnologías, de divagues científicos y de promesas de crecientes record de cosechas de exportación, reducen la platea a los iniciados de un sector social que se recicla para mantenerse en el usufructo de posiciones de Poder. Son los mismos de siempre, y aunque no guarden coherencia con sus compromisos políticos antiguos, compromisos que han traicionado reiteradamente cambiando una y otra vez de bando y de partido, sí han guardado en cambio una estricta coherencia con la misma vocación de clase nacida para hacer uso de ese poder que la política, las empresas y el Estado les pueden proporcionar. Un extendido pacto de silencio sobre la historia reciente del país previa a la dictadura militar, permitiría en muchos funcionarios conciliar esta aparente contradicción, la de una obstinada coherencia de un sector social que se reconvierte para el mando, con los discursos políticos empleados y que a lo largo de los últimos años se fueron adaptando a la permanencia de ese sector social en posiciones de Poder.
4. Se configura una nueva burguesía. Una vez más, son los mismos, prácticamente los mismos, los que disputan el Poder, aunque ahora aparezcan convenientemente reciclados y las luchas por el control político, las disputas y las acusaciones recíprocas se canalicen en los espacios que son propios de la Democracia. Nos proponen hoy como un nuevo Proyecto Nacional, los horizontes del Poder globalizado que son la biotecnología, el poder del conocimiento y de los sistemas de propiedad intelectual y de patentamientos. Y descubrimos que cuando nos anuncian la necesidad de generar una Burguesía Nacional no están pensando precisamente en Mauricio Macri o en Amalita Fortabat, que son las estrellas en declinación del firmamento corsario empresarial, están pensando en Grobocopatel, el más grande sojero de la Argentina, amo de Carlos Casares, ingeniero agrónomo, dueño de empresas de biotecnología -como Bioceres- asociadas al CONICET, y que sorprendentemente, cuando nos anuncia su pensamiento político y lo que haría él con la Argentina, nos aclara que no está seguro de que el Capitalismo sea el mejor modelo para nosotros…?? Es decir, que inscribe su discurso en la misma onda progresista de los sectores gubernamentales y en lo que ellos llaman con audacia y desenfado, la Nueva Política.
5. La relación con Venezuela y los mecanismos perversos del progresismo. La relación con Venezuela ejemplifica hoy los mecanismos perversos del progresismo que se retroalimentan en combinación con las estrategias globales del Imperio. Venezuela nos envía fuel oil generosamente para satisfacer las necesidades del agro y nosotros le ofrecemos pagar la deuda con una exposición de maquinaria agrícola que se realizó hace pocos días en la localidad de Barinas y que pone toda la producción argentina de «fierros» a disposición del mercado venezolano. ¿Quién organiza esta exposición en representación del Gobierno Argentino? Pues el Ingeniero Agrónomo Chepi, presidente del INTA, y Grobocopatel, presidente de Bioceres, una empresa que intenta por encima de un universo absolutamente patentado por las transnacionales, el desarrollo de una supuesta ingeniería genética nacional… ¿Cuál es entonces la jugada? Casi una carambola a tres bandas: cuando Venezuela nos envía fuel oil, se le posibilita a Repsol continuar con sus exportaciones de petróleo crudo hasta agotar nuestras reservas y en especial, se le permite mantener la disposición de no fabricar gasoil, cosa que siempre hiciera YPF, y a un precio promocional para el trabajo agrario. Cuando nosotros le pagamos a Venezuela con maquinaria agrícola, en realidad le estamos vendiendo maquinaria de siembra directa de soja, método de siembra exclusivo para semillas genéticamente modificadas para tolerar ciertos herbicidas. De tal manera le estamos abriendo el camino a Monsanto en Venezuela para entrar con la soja transgénica que actualmente no está permitida por el Gobierno de Chávez… Dos bandas: los acuerdos benefician a Repsol y a Monsanto, pero… cuál es la tercera banda? La tercera pertenece al universo del discurso progresista, un discurso que la relación con Chavez alienta y que permite fingir posiciones que satisfacen a vastos sectores de nuestra izquierda local que, como Patria Libre, ya sea por oportunismo o por confusión, y ciegos a toda mirada profunda, continúan respaldando las actuales políticas.
6. Nuestra política hacia la América Latina. Mientras tanto, los núcleos duros de nuestra Cancillería han impedido hacer del MERCOSUR no más que un mero espacio fariseo en que terminamos discutiendo con Brasil el precio de los lavarropas o de los zapatos. Ha mantenido Cancillería las mismas posiciones antibrasileñas que siempre tuviera y han torpedeado todo posible acuerdo serio con una economía gigantesca, limítrofe y naturalmente complementaria con la nuestra. De tal manera, la creciente relación con Venezuela y el distanciamiento con Brasil modifican el eje histórico de nuestra reconstrucción del espacio suramericano rioplatense, etapa imprescindible en la reconfiguración de lo que fuera la Patria Grande sanmartiniana o bolivariana. Cancillería también es la misma, es la misma de Guido Di Tella y de Martín Redrado, pero en algo ha cambiado. Aprendió a cuidar y moderar el lenguaje, ya no levantaría por prudencia las banderas de las relaciones carnales, ahora tiene expertos en cosmética que la asesoran convenientemente para que ella también, se recicle al «progresismo» de época y aprenda a soportar los diálogos inocuos con la Sociedad civil y especialmente con las grandes ONG como Fundación Vida Silvestre, Poder Ciudadano y Cáritas. Y son antiguos cuadros del partido comunista como Eduardo Sigal o viejos montoneros reciclados como Jorge Taiana los que aportan esa nueva experiencia y maquillaje, para que puedan ser los hombres de Ruckauf y los de Martín Redrado o de Techint, los que continúen manejando el corazón de nuestras relaciones exteriores.
7. La situación en Paraguay. El avance de la sojización en el Paraguay conlleva agresiones sobre las comunidades campesinas, tal el uso de las aerofumigaciones como armas de expulsión, utilización de matones y parapoliciales, represión y agresiones de todo tipo a los dirigentes campesinos, quema de viviendas y devastación de los ecosistemas que han posibilitado durante tanto tiempo la vida campesina y la de los pueblos originarios. El Paraguay es la frontera caliente de la expansión de las transnacionales de la Soja. Los paraguayos, viven una situación que nosotros ya conocemos, si bien las diferencias son que ahora es la Argentina y sus intereses sojeros, la plataforma que respalda buena parte de la expansión sobre los países hermanos, y además, que el Pueblo Paraguayo ante la invasión, organiza nuevas formas de resistencia, que se aferra a su tierra, que reocupa con familias campesinas sin tierra las parcelas de aquellos que aceptan el dinero de los sojeros, que oculta a sus líderes perseguidos o heridos, y que se dispone con ese mismo coraje con que alguna vez resistió la triple invasión en la guerra ignominiosa, a enfrentar un modelo de monocultura que lo condena inexorablemente a la desaparición.
8. El Paraguay es la zona de mayor violencia de la expansión sojera. No es un hecho menor la situación del Paraguay, ya que con las resoluciones que toma el Gobierno de Duarte, bajo la presión de los EEUU, se afectará decididamente nuestro propio destino. Solamente las dificultades que enfrenta el Gobierno de Lula, su actual desconcierto y su parálisis política respecto de las relaciones con los países vecinos, puede hacer comprender que se haya permitido la traición del Gobierno Paraguayo a los restantes países del MERCOSUR, al reconocerles inmunidad a los soldados norteamericanos en su territorio y la posibilidad cierta de una base militar de los EEUU en Estigarribia, casi en el centro geográfico del MERCOSUR, y con imprevisible influencia sobre toda el área y sobre los acontecimientos políticos en la zona y muy especialmente, con importante influencia sobre las próximas elecciones bolivianas. Pero deberíamos considerar asimismo, que la política argentina tampoco hizo nada por evitarlo y que no fue como en el caso brasileño, porque gravísimos hechos han puesto al gobierno en una situación de profunda crisis institucional, sino simplemente porque tanto el Canciller como el Vicecanciller están en campaña electoral, porque no son competentes para desempeñar sus cargos, porque han dejado Cancillería en piloto automático o sea en manos de la gente de Martín Redrado y porque el Gobierno argentino carece una vez más de política exterior que vaya más allá del doble discurso y de las frases hechas.
9. Las luchas por el poder. Que un sector con vocación de Poder reemplace el espacio de sus propuestas e ideologías con nuevos horizontes, en este caso de desarrollismo progresista y de mesianismo tecnológico, no constituiría más que una anécdota sociológica si ese sector social no estuviera peleando por la hegemonía de la clase política con sectores más primarios y hasta delictuales, y conquistando con ello las simpatías de buena parte de la población necesitada de creer en la posibilidad de un cambio. Mientras tanto, la readaptación de la élite de poder local a las nuevas condiciones del neocolonialismo en la etapa de la globalización, etapa de apropiación gigantesca de recursos naturales y de ocupación de territorios por parte de las tropas norteamericanas, no sólo institucionaliza nuestro rol de país proveedor de forrajes genéticamente modificados, rol que nos fuera impuesto en la postdictadura militar bajo el peso de la Deuda Externa, sino que además nos conduce a imaginar un destino de país en que pareciera sacáramos algunas ventajas de esa dependencia, en especial transformándonos en plataforma de las corporaciones para invadir con transgénicos a los países hermanos.
10.La permanencia del menemismo por debajo de todos los disfraces. Sobre la ecuación neocolonial de un país basado en la exportación de sojas o forrajes, petróleo crudo y jugo de limón, que intercambiamos por fuel oil venezolanos, gas boliviano y los innumerables objetos producidos por la gran «maquila» china, se erigen las ensoñaciones de una clase dirigente que necesita creerse superior y diferente al resto de la América Latina. La Republiqueta sojera es en realidad un maxikiosko y a la vez un inmenso estudio de TV, aunque no precisamente el de Telesur, el canal pensado por Venezuela para contrarrestar la propaganda norteamericana, y que solamente en la Argentina, precisamente, no logra desarrollarse ni hacer base. La Argentina expresa a diario la cooptación por parte de este modelo y de estas políticas, que establecidas en los años 90 permanecen por debajo de los diversos discursos y cambios de funcionarios. Quizá debería estudiarse más profundamente el modo en que el menemismo, -como brazo político local del neoliberalismo global en plena expansión y desarrollo- penetró el alma de los argentinos, e impuso visiones del mundo y modos de pensar que lo trascienden como expresión política. También sería interesante estudiar cómo, en ciertos sectores progresistas, aquellos modos de pensar del menemismo se han combinado con residuos del marxismo setentista en el planeta urbano y producen fenómenos que tal vez sean capaces de originar esquemas innovadores para las corporaciones, tal la combinación de la izquierda urbano-portuaria con las transnacionales granarias. El caso más emblemático es Rosario, en que el casamiento entre el modelo agroexportador de la soja, en este caso representado por Maggi, el gobernador de Matto Groso y el mayor sojero planetario, y el exitoso socialismo municipal rosarino parece anticipar algunas características propias del modelo argentino.
11.Análisis y perspectivas. Nuestro análisis de cómo se va configurando el porvenir y el modo en que ciertos pensamientos de izquierda sesgada se complementan con los intereses de las transnacionales, anticipan tiempos sumamente difíciles para la Argentina. Sin embargo, hay una pregunta clave que deberíamos hacernos para no sentirnos aplastados por la magnitud de las amenazas, y es la siguiente: esa Argentina comprometida con el «poder del conocimiento» que se nos vende, esa Argentina capaz de avanzar en la investigación y desarrollo de la ingeniería genética, así como sacar ventajas en el campo de la informática y de la investigación nuclear, ¿es un proyecto de país para todos los argentinos? Podemos respondernos que no, definitivamente no. El Proyecto Nacional que se está gestando, es un proyecto para una minoría y necesitará complementarse con crecientes planes asistenciales por una parte y por la inevitable represión y controles sociales por la otra. Y también podemos preguntarnos, como lo hará tarde o temprano el común de los argentinos, si los excluidos son la mayoría… ¿deberían continuar llamándose o reconociéndose como excluidos o deberían asumir en cambio, que son ellos en verdad, la Argentina real? La memoria de diciembre de 2001 está demasiado cercana y fresca en el tiempo y pareciera que la clase política se obstina en reeditar las mismas o similares condiciones que generaron aquellos acontecimientos, en un país donde los estallidos son el modo que parece encontrar el pueblo desde antiguas épocas, para renovar la democracia y adecuar las instituciones a sus propias necesidades.
12.El país de lo por venir. Fuimos el granero del mundo y nos transformamos en una republiqueta sojera incapaz de alimentar a nuestra propia población. Ahora, sólo si somos capaces de reconocer el Destino que quieren imponernos, seremos también, capaces de resistir y de darnos otros horizontes. De lo contrario, seguiremos al igual que tantos grupos y presuntos dirigentes, extraviados detrás de falsos horizontes de grandeza, buscando el poder en la fragmentación e incapaces de establecer los objetivos apropiados a las necesidades nacionales o del conjunto. Suele ocurrir que, el carecer de una mirada total del territorio nos hace ignorantes de la ruralidad y de la necesidad de religarnos con la tierra, a la vez que nos impide ver el modelo de dominación y nos lleva a caer por izquierda en la trampa de privilegiar lo social y desentendernos de los nuevos desafíos de la globalización. Muchas veces, esa ausencia en nosotros del sentimiento del arraigo y de la necesidad de sentir la tierra como propia, la ocultamos con la propuesta de Reforma Agraria, utilizando esas palabras antiguas cargadas de historias legendarias como si ello pudiera exorcizar nuestros vacíos. Por ello es que debemos ser muy precisos: sin una crítica al modelo de la Soja, el ideal de Reforma Agraria es una consigna abstracta. Frente al despoblamiento del territorio y la continuación del éxodo rural y de la pérdida de las culturas campesinas, la Sociedad Argentina debe comprender que luego del fracaso de los actuales proyectos, será preciso enfrentarse con un país vacío e inviable. Ese país deberá ser rediseñado, pero recordando que partimos de la catástrofe, de la disolución social y de la desolación cultural. Ese rediseño habrá de ser sin preconceptos, pensándose a sí mismo en el acto mismo y fundacional de hacerlo. Teniendo sólo dos premisas para esa reconstrucción, tanto de la Comunidad como del Estado, una: el arraigo a la tierra que es siempre imprescindible, y otra: las reciprocidades, que aseguran la cohesión social que habremos de necesitar para el esfuerzo colectivo. De algo estamos seguros. No habrá repoblamiento del campo en la Argentina sin desarrollos locales y sin Soberanía Alimentaria, pero no habrá tampoco verdadera Soberanía Alimentaria sin localizados proyectos de Reforma Agraria, capaces de reinsertar al hombre en los ecosistemas de una manera no sólo sustentable, sino también remediadora de una Naturaleza actualmente en avanzado proceso de devastación.
GRR Grupo de Reflexión Rural
Buenos Aires, Argentina
Octubre de 2005
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En Tucumán: Carlos Argañarás – Tel.: 0381- 4226092 – [email protected]