Si eso es el comunismo, pues yo quiero ser comunista Mónica González. Dirigente Cucapá En el campamento aprendí muchas cosas como el trabajar con el Partido, a ser disciplinado y a defender a los indígenas. E.V.Vargas. Militante Comunista El pasado 19 mayo la lucha de resistencia del pueblo Cucapá vivió […]
Si eso es el comunismo, pues yo quiero ser comunista
Mónica González. Dirigente Cucapá
En el campamento aprendí muchas cosas como el trabajar con el Partido, a ser disciplinado y a defender a los indígenas.
El pasado 19 mayo la lucha de resistencia del pueblo Cucapá vivió uno de los momentos más difíciles. Una operación militar se llevó a cabo para decomisarles un poco más de 8 toneladas de Curvina Golfina producto de su trabajo en la sexta marea.
Como es bien sabido por todos los que luchamos abajo y a la izquierda los Cucapá desde hace nueve mil años viven principalmente de la pesca.
Situados en los poblados de El Mayor y El Indiviso, municipio de Mexicali, el pueblo Cucapá lucha día a día y año tras año por su supervivencia. Su salvavidas es la pesca del único lugar donde puede pescar, el delta del río Colorado, y de la única especie que pueden recolectar, la Curvina.
La historia de resistencia de los Cucapá tiene páginas de lucha aguerrida llenas de dignidad y de fortaleza. Pero no cabe duda que este sistema es cruel y genocida. Le apuesta año tras año a recrudecer su odio y desprecio por los indígenas y por los pobres de esta patria. Es así como el 19 de mayo se vivió de nueva cuenta un episodio más de la historia de lucha del pueblo Cucapá. Esta vez fueron más allá de lo acostumbrado. Esta vez tomaron por asalto a los compañeros en su propio poblado.
Elementos de la Marina fuertemente armados, de la policía municipal, el Ministerio Público Federal, gente de la PROFEPA y CONAPESCA. Todo un operativo de carácter militar, aproximadamente 100 elementos «armados hasta los dientes»,tomaron por asalto El Indiviso, allanaron la casa de la Cucapá Hilda Hurtado Valenzuela, una de las mujeres valientes de este pueblo combativo, y «voltearon» su vivienda sin saber a ciencia cierta que buscaban. «Nos dan trato de delincuentes, de narcotraficantes» nos dijo con mucho coraje la compañera Hilda.
El pasado 20 de octubre del 2006 quedó establecido el compromiso entre el pueblo Cucapá y los que firmamos la Sexta Declaración de la Selva Lacandona e integrantes de La Otra Campaña de regresar al Cucapá. Algunos regresaron un ratito y otros nunca. Nosotros los comunistas, con orgullo decimos, nunca nos hemos ido desde aquellas fechas.
Es de reconocer que nosotros no conocíamos muchas cosas de los indígenas Cucapá. No volteábamos a verlos como lo hacemos ahora. No éramos compañeros. Pero a partir de la Otra Campaña nos acercamos a ellos y ellos se acercaron a nosotros. Comenzamos una relación de respeto y de lucha. Y fue así como llegó el campamento «Los pueblos indios en defensa de la vida, la cultura y la naturaleza: Abajo y a la Izquierda. Cucapás, Quilihuas y Zapatistas unidos en defensa de los pueblos originarios y de la madre tierra.»
La Juventud Comunista de México y el Partido de los Comunistas integramos la Brigada Comunista Sergio Almaguer Cosío. Llegamos antes que nadie y nos retiramos del campamento hasta el último día. Fuimos actores, pero no porque nos guste el papel protagónico ni porque seamos «protagonistas» (en ocasiones de forma peyorativa se llama así a esetipo de gente presuntuosa que mas bien fomentan sus carencias, su oportunismo y sus egoísmos). Fuimos protagonistas porque sobre nuestras espaldas se llevó a cabo el campamento. Que por cierto fue el evento más importante de La Otra Campaña el año pasado.
Cuando nosotros damos nuestra palabra, la cumplimos. Pues como gente de abajo que somos, jodidos pues, la palabra es lo único que tenemos. Si fallamos a ella dejamos de ser lo que somos. Por eso siempre cumplimos a pesar de dificultades. Por eso cuando el SCI Marcos se comprometió con los Cucapá a iniciar la segunda etapa de La Otra desde el campamento, a nosotros se nos preguntó si nos sumábamos y como es obvio dijimos que sí. Y como comunistas que somos, cumplimos. Como gente honesta y de palabra.
La JCM comisionó a dos de sus militantes, ahora miembros del Comité Nacional, para la tarea. Es así como los camaradas Héctor González y Vladimir Vargas se sumaron a los camaradas del Partido de los Comunistas en Baja California para cumplir el compromiso. Inmediatamente se sumaron también los camaradas de otras regiones del país militantes de la JCM y del PC. Todos los órganos y militantes de nuestras organizaciones participamos de alguna manera. Es preciso destacar también el trabajo de más de un mes en el campamento de las camaradas Brenda Carrillo y Cristina Martínez de la JCM en Jalisco. Participamos en el campamento con entusiasmo y alegría, llenos de un espíritu de solidaridad y hermandad de clase, y dicho sea de paso, de manera incondicional y desinteresada.
Nadie de los que conocieron los acontecimientos podrá desmentirnos cuando decimos, sin falsa humildad y sí con orgullo, que siempre estuvimos al pie del cañón. Si había que empezar el campamento, ahí estábamos los comunistas en la ceremonia de inicio de la temporada de pesca; si había que hacer una ramada para los compañeros zapatistas, ahí estábamos los comunistas; Si había que hacer el auditorio para el acto del 10 de abril con la ya presencia de los comandantes del EZLN, ahí estábamos los comunistas; si había que amanecer, cuidar, permanecer, trabajar, limpiar y dormir en el campamento, ahí estábamos los comunistas.
Y sobre todo, si había que trasladarse al zanjón (90 minutos de camino desértico), instalar la panga en el mar, tirar el chinchorro, buscar y encontrar la Curvina, subir el pescado, regresar al campo de pesca, limpiar el pescado, trasladarlo con rapidez a la pesa y entregarlo al comprador, ahí estábamos los comunistas. Todas y cada una de las mareas de ese año, de ese campamento, siete mareas en total, del 24 febrero al 17 de mayo, nosotros cumpliendo la palabra. Nadie podrá quitarnos ese derecho de vanagloriarnos con nuestro trabajo de solidaridad.
Por eso a nadie debe extrañar que en este nuevo atropello ahí estuviéramos presentes dando nuestra pequeña pero combativa solidaridad. Con mucho respeto dimos nuestro apoyo. Nunca hemos sido metiches y si no se nos pregunta pues no respondemos, y si no se nos pide nuestra opinión pues no intervenimos. Nuestra relación con los hermanos Cucapá como con cualquier compañero es honesta, leal, honrada y desinteresada.
Finalmente a las 2 de la mañana del día sábado 24 de mayo se llegó un acuerdo en donde el gobierno del estado de Baja California, quien es claramente incompetente para resolver de raíz este problema histórico, se comprometió a comprar toda la mercancía decomisada a los Cucapá a un buen precio, devolver el camión (que fue también decomisado) donde se transportaba el producto y cancelar las multas y demás sanciones, incluyendo la de cárcel, que les impusieron a las compañeras dirigentes de la Cooperativa Pueblo Indígena Cucapá Mónica González Portillo, Inés e Hilda Hurtado Valenzuela.
Por lo pronto vivirá unos días más el pueblo Cucapá. Ellos y nosotros sabemos perfectamente que solo se salió adelante por esta vez y pues mañana nadie sabe como nos vaya. Y por cierto que esta acción de los compañeros Cucapá se realizó en el marco de un plantón combativo y lleno de dignidad. La posición de los compañeros siempre fue firme y de gente muy digna. Pero desafortunadamente, muy concientes de eso estamos como anticapitalistas, que en este sistema no se puede resolver nada. La lucha seguirá y los Cucapas solo podrán vivir y trabajar en paz en otro sistema de la vida social diferente al capitalismo. Hoy simplemente salieron con vida de la primera factura que les cobro el gobierno federal por su alianza con los zapatistas y con los comunistas que se materializó con el campamento de hace un año.
Seguiremos en la lucha diaria por la sobrevivencia del pueblo Cucapá pues compartimos lo que dicen nuestros hermanos zapatistas en la editorial de la revista Rebeldía #51:
Lo que hoy esta en juego en El Mayor, el pueblo Cucapá, es saber si podemos hacer algo, juntos con los directamente implicados, para que no sea arrasada esa comunidad. Saber si, conociendo que es peligro existente, podemos simplemente dar la vuelta a la página y decir: eso no es lo importante, son menos de 300 entre los dos pueblos. Saber si podemos decirnos comunistas o anarquistas, o de izquierda y de abajo, y no hacer algo para impedir que el capitalismo siga con su acción depredadora en contra de los seres humanos y de todos los seres vivos.
Por eso el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional llamó al establecimiento de un campamento en apoyo a estos dos pueblos.
La Otra Campaña, pensamos nosotros, debe hacer del derecho a la supervivencia de los Cucapá y Quilihuas su objetivo superior. El carácter anticapitalista de la Otra Campaña no se puede medir simplemente por declaraciones a la galería o por conferencias magistrales (eso esta bien para la izquierda de pantunflas) el anticapitalismo debe ser una forma de trabajo, una voluntad de lucha, una construcción permanente, una forma de vida.
Por eso mismo aquí estamos y seguiremos defendiendo, a pesar de nuestras carencias y dificultades como grupo pequeño, al pueblo Cucapá. Porque como lo dice el EZLN, estamos haciendo algo para impedir que el capitalismo siga con su acción depredadora en contra de los seres humanos y de todos los seres vivos, porque nosotros si podemos decirnos con orgullo que somos de abajo y a la izquierda, que somos comunistas.