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Apoyo mundial a la APPO

Los de Abajo

Fuentes: La Jornada

El movimiento popular de Oaxaca gana espacios y legitimidad en el mundo de la resistencia. Ya no sólo es la represión la que convoca a activistas, colectivos, agrupaciones políticas, religiosas y de derechos humanos, gente del arte, la academia y la cultura de más de 20 países, sino la expresión de una forma organizativa autónoma […]

El movimiento popular de Oaxaca gana espacios y legitimidad en el mundo de la resistencia. Ya no sólo es la represión la que convoca a activistas, colectivos, agrupaciones políticas, religiosas y de derechos humanos, gente del arte, la academia y la cultura de más de 20 países, sino la expresión de una forma organizativa autónoma que se convierte poco a poco en referente de transformación política impulsada desde abajo.

Un acto represivo impulsó la creación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en junio pasado, y otra salvaje embestida de los gobiernos federal y estatal, iniciada el 27 y 29 de octubre, que incluyó nuevos asesinatos, detenciones y la ocupación de la ciudad por la Policía Federal Preventiva (PFP), detonó un movimiento internacional de solidaridad sólo comparable en intensidad al que han convocado los zapatistas y el pueblo de San Salvador Atenco (con sus propias y diferentes historias).

Hasta el momento se registran en las diferentes redes internacionales de comunicación más de 160 acciones de solidaridad con Oaxaca en menos de un mes. Sólo en la jornada de movilización del pasado día 20, convocada e impulsada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y conseguida por la propia legitimidad que se ha ganado el movimiento, se reportaron 47 movilizaciones en 46 ciudades del planeta.

Las embajadas y consulados mexicanos han sido blanco de las protestas contra la política de represión gubernamental. Marchas, mítines, veladas, conferencias, bloqueos, performance y otras actividades culturales también han acompañado las acciones. Pero no únicamente han salido a las calles a condenar la ola de violencia institucional, ahora se han iniciado charlas informativas y debates en Europa, Estados Unidos y América Latina sobre la importancia de acompañar un movimiento autónomo que enfrenta todos los días al poder con una práctica cuya principal fuerza y motor es el pueblo mismo.

Se están formando ya colectivos de solidaridad internacional con el pueblo de Oaxaca, o asambleas de apoyo, es decir, se empieza a pasar de la movilización a la conformación de una red organizada que acompañe políticamente al movimiento. Y justo en este proceso surgen el debate y las preguntas sobre la constitución y estrategia de la APPO, pues es políticamente correcto manifestarse contra la impunidad y la opresión en cualquier lugar del mundo, pero involucrarse con una experiencia política nueva es ya un segundo paso.

En Salamanca, España, por ejemplo, se constituyó la Asamblea de Solidaridad con Oaxaca, misma que ahora empieza un debate sobre el carácter político de la APPO, para el que convoca «a todas las personas, pueblos, colectivos y movimientos que luchan con los pueblos de Oaxaca». Sin pretender deslegitimar un movimiento que se abre camino en las calles, barricadas y asambleas, en medio de la represión cotidiana, dejan claro que necesitan el intercambio de ideas. El arduo camino, evidentemente, apenas empieza, con raíces profundas y verdaderas.

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