Los veinte días restantes del próximo proceso electoral encierran la definición definitiva de las fuerzas políticas en su afán de conquistar la victoria por lo tanto el margen de desaciertos y errores debe tender a la reducción dado -principalmente- que un grueso porcentaje de la población va a definir su voto en este periodo. La […]
Los veinte días restantes del próximo proceso electoral encierran la definición definitiva de las fuerzas políticas en su afán de conquistar la victoria por lo tanto el margen de desaciertos y errores debe tender a la reducción dado -principalmente- que un grueso porcentaje de la población va a definir su voto en este periodo.
La actual estrategia gubernamental de generar artificialmente una pax económica vía el planchado en el valor de la cotización del dólar tiene desde ya carácter finito -afirmado tanto por el coro del establishment económico como de las voces críticas- pues se asemeja a un dique de contención que cuando desborde ya los argentinos son sabios conocedores de lo que significan las corridas cambiarias y bancarias. De allí nada se mueve más allá de un marketing profesional electoral que nunca apela a los valores económicos, sino que da muestra casi de golpes bajos a asentar por sobre su oponente.
Quizás mas desafiante el candidato del Frente Todos -Alberto Fernandez- advierte de la casi necesidad de una corrección en el tipo de cambio que devuelva oxígeno al sistema económico productivo y de consumo en desvelo de la especulación financiera que ha sido el leitmotiv de su gestión financiado por deuda externa cuya consecución final ha sido la fuga de capitales.
Todos los indicadores sociales y económicos a lo largo de la gestión presidencial macrista han empeorado independientemente de cual ha sido el órgano de medición y mas aun es palpado cotidianamente en las calles de nuestras ciudades y localidades con un paisaje de pobreza y desolación que quizás sea mas acentuado que la geografía recesiva del año 1998.
Las prioridades son tal que el desafío de trazar un proyecto integral de desarrollo -que quizás se extienda por más de un periodo presidencial -se haya casi ausente no solo de escritura sino de debate, sumergiendo la discusión a la coyuntura permanente y a las respuestas paliativas o de corto plazo.
El deterioro en la base cultural del país -fenómeno de larga data y extensivo tras frontera- es el punto de clivaje que obstaculiza la posibilidad de generar un proyecto alternativo y transformador que opere en la construcción de otros valores pues el trazado del neoliberalismo es en este sentido omnipresente en la generación de ciudadanos dóciles y acríticos que aceptan desde el poder sus mandatos y re versean el concepto de culpa y responsabilidad hacia si mismos.
No es un hecho casual es un fenómeno más amplio y de características globales que solo por el breve lapso de los gobiernos kirchneristas se intento revertir, pero con consecuencias escasas.
Ahora el problema no es solo económico como marcan los sondeos, sino que la base que podría revertir el margen entre la reacción y su critica debe ser indagada en los dispositivos ideológicos y culturales que abarcan desde el sistema educativo en su conjunto como del sistema de medios de comunicación.
Es desde allí donde el neoliberalismo apuntalo su proyecto pues a sabiendas tenia plena noción de las dificultades concretas de revertir en un giro de 180 grados el favor de las fuerzas productivas hacia su cantil.
Había que preparar una población para perpetrar un sistema económico y político cuyo objetivo final es el continuo favor del trabajo hacia el capital siguiendo los ejemplos del Reino Unido y los EEUU desde las décadas de los 70 y 80 respectivamente.
La modificación de la matriz económica en función de un proyecto productivo inclusivo lleva mucho tiempo sino observen como recién de tres periodos presidenciales el presidente de Bolivia Evo Morales puede demostrar sólidos éxitos en su país donde tuvo que generar acuerdos políticos con sectores reacios a su política.
Es entendible la premura por obtener la victoria electoral por parte de la formula Fernandez/Fernandez pero ello no debe ensombrecer la necesidad de realizar las necesarias transformaciones que la Argentina necesita.
De lo contrario la paradoja del hámster en su rueda será nuevamente la permanente y decadente situación argentina.
Ezequiel Beer. Geógrafo UBA y analista político.
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