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Pacto social, federalismo y desacato

Los desatinos políticos del bloque opositor

Fuentes: evolucion-bolivia.blogspot.com

Se puede hacer muchos análisis de los resultados del referéndum constitucional -y de seguro los haremos cuando tengamos los resultados oficiales finales desagregados por provincias y municipios-, sin embargo ya existe un dato incontestable: tenemos nueva carta magna aprobada. Es interesante observar como los líderes de la oposición le exigen al proceso de cambio una […]

Se puede hacer muchos análisis de los resultados del referéndum constitucional -y de seguro los haremos cuando tengamos los resultados oficiales finales desagregados por provincias y municipios-, sin embargo ya existe un dato incontestable: tenemos nueva carta magna aprobada.

Es interesante observar como los líderes de la oposición le exigen al proceso de cambio una casi unanimidad de apoyo para tener supuesta «legitimidad». Se dice que el sí aprobatorio al texto constitucional no es contundente al estar «apenas» por sobre el 60% y por tanto su «legitimidad» estaría en duda. Por ello se convoca a modificar la ruta trazada por la nueva constitución alterando y rechazando su contenido con consignas como nuevo pacto social, federalismo, desacato y división del país.

Es cierto que el porcentaje aprobatorio de la nueva constitución es menor al que obtuvieron Evo Morales y Álvaro García en el referéndum revocatorio del 10 de agosto del 2008, sin embargo su apoyo supera el 60% del total nacional, una cifra extraordinaria pocas veces alcanzada en cualquier rincón del planeta. Si somos capaces de revisar la prensa internacional nos daremos cuenta que conquistar el 50% más uno del apoyo electoral es una victoria absolutamente contundente y legitima en cualquier país del mundo. Sólo en Bolivia gente como Mario Cossio y Víctor Hugo Cárdenas, que gobernaron el país junto al Gonismo con apoyos muy, pero muy por debajo del 50% del electorado, se atreven a cuestionar la legitimidad de un triunfo con el apoyo superior al 60%. ¡Mucho cinismo!

Hay que recordarles que el proceso de cambio en Bolivia, a partir del 2005 fue respaldado en 4 eventos electorales nacionales con muestras evidentes de un vigoroso y legítimo apoyo popular: elecciones presidenciales y congresales el 2005, elección de constituyentes el 2006, referéndum revocatorio el 2008 y referéndum constitucional el 2009. En todos los casos las victorias del proceso de cambio estuvieron refrendadas con apoyos superiores al 54%. ¡Un hecho inédito de respaldo popular en la historia del país!

Posicionados en la votación próxima al 40% del no al nuevo texto constitucional y su victoria en 4 departamentos del país, el bloque opositor exige una nueva agenda política. Ese argumento no es suficiente, ya que se podría invertir fácilmente el mismo indicando, por ejemplo, que en Tarija más del 43% de la población voto por el sí quitando legitimidad al prefecto y al comité cívico que apoyaron el no. Es decir, se trata de argumentos forzados y no sostenibles si miramos todas las caras del mapa de votación en el país, en los departamentos y en las provincias.

Extraviados en el discurso político y tratando de restar legitimidad al nuevo texto constitucional (ante la imposibilidad de cuestionar la legalidad), el bloque opositor cívico-prefectural pierde los horizontes de referencia con 3 tipos de propuestas: nuevo pacto social, federalismo y desacato-división del país.

El pacto social se estructura en una idea correcta y legítima: la búsqueda permanente de acuerdos y consensos entre los diversos sujetos y actores políticos y sociales. Sin embargo, el bloque opositor utiliza esta consigna como si ese nuevo pacto social significara un nuevo marco constitucional surgido a partir del referente de los estatutos autonómicos propuestos por las élites y no de la nueva Constitución aprobada. Es una propuesta ilegítima ya que se vulnera el menor sentido de respeto a la voluntad de la mayoría del pueblo boliviano. Repito, más del 60% de la población le dijo sí a la Constitución y en cualquier lugar del planeta eso le da legalidad y legitimidad. Por tanto, la búsqueda permanente de pactos sociales ocurre hoy en un nuevo marco estatal, el brotado de la nueva carta magna, es en ese nuevo horizonte histórico que pueden ocurrir negociaciones y consensos. La nueva Constitución ya aprobada es el marco de referencia para cualquier pacto social.

El federalismo en el discurso extremo cívico cruceño es sólo un elemento retórico desesperado ante la evidencia de que la otra Bolivia posible ya es una realidad. No merece debate ya que ni siquiera recoge la propuesta de sus estatutos autonómicos. Es decir, es un discurso no afincado en ningún elemento de la agenda política nacional y sólo trata de insuflar entusiasmo en los sectores más radicales, esos cargados de violencia, del bloque opositor.

Por último, los discursos de desacato en la prefectura de Chuquisaca (aunque en su departamento no sea mayoritario el voto por el no), y esos que acentúan una supuesta división del país entre oriente-occidente y campo-ciudad como los impulsados por el prefecto tarijeño, son una suerte de corolario de personajes que no respetan la democracia en la que con una contundente mayoría el pueblo expresó su deseo de fortalecer el proceso de cambio, que por el contrario buscan fomentar mayor confrontación. En ellos está ausente la vocación al propio pacto social que claman. Pacto social, que como ya mencione, solo puede seguir construyéndose en el marco de la nueva Constitución aprobada legal y legítimamente.

Un apunte de cierre. El bloque social que participa y apoya al proceso de cambio, a pesar de la legalidad y la legitimidad de la victoria por el sí a la nueva Constitución, está desafiado a establecer estrategias y esfuerzos honestos de diálogo y aproximación a los sectores que votaron por el no. El hecho de que en el apoyo al sí aporbatorio hayan participado sectores que son opositores al gobierno pero están dispuestos a establecer puentes de negociación y acuerdos por el bien del país es una buena señal pero todavía insuficiente para una verdadera apertura a la pluralidad.

La nueva Constitución es para todos y todas, por ello es que con todos y todas se construirá este país emergente, esta otra Bolivia posible. Que el país sea capaz de florecer en una apertura radical a la diversidad, la inclusión, la equidad y la justicia social. Tenemos nueva Constitución Política del Estado,aprobada por el voto mayoritario del pueblo boliviano como nunca antes en la historia, ¡hay que celebrarlo!