A fines de 2003, en un café de Palo Alto, California, tres amigos cansados de trabajar en las grandes empresas de Silicon Valley decidieron crear un programa de correo electrónico. En un fin de semana armaron un prototipo sencillo. Buscaron la Web en busca de software gratis y, pocos meses después, habían ensamblado más de […]
A fines de 2003, en un café de Palo Alto, California, tres amigos cansados de trabajar en las grandes empresas de Silicon Valley decidieron crear un programa de correo electrónico. En un fin de semana armaron un prototipo sencillo. Buscaron la Web en busca de software gratis y, pocos meses después, habían ensamblado más de 40 bloques de programación gratuita en un sistema básico.
Lo bautizaron Zimbra, en honor a una canción del grupo estadounidense de rock Talking Heads. Lo pusieron en Internet e invitaron a desconocidos a ofrecer sugerencias. Un estudiante universitario estudió el código del programa en busca de errores, trabajando desde una habitación tan llena de computadoras y accesorios que el aire acondicionado está encendido aun en invierno.
Un aficionado a la tecnología ayudó a mejorar la función del programa contra el correo basura, mientras miraba episodios de la serie Lost en televisión. Y un ingeniero nuclear tradujo el programa al francés desde su chalet en los Alpes. Como pago, los colaboradores recibieron camisetas y gorras.
En febrero, los tres amigos lanzaron su producto a precio de descuento en un mercado dominado por Microsoft Corp. Al igual que el programa de correo electrónico Exchange, de Microsoft, Zimbra permite a los empleados de oficina enviar, recibir, guardar y buscar los miles de mensajes procesados cada día. Hoy, alrededor de 4 millones de personas usan Zimbra, incluyendo un hospital de Alabama y 12.000 sucursales de la firma estadounidense de asesoría de impuestos H&R Block.
Zimbra es producto de una revolución en la industria del software que asoma como una amenaza de largo plazo para Microsoft y otros gigantes. Se trata, en esencia, de un ejército virtual de programadores aficionados que colaboran para crear programas gratuitos. Al igual que los bloggers y los adictos a los videos de YouTube, pasan casi todo su tiempo en Internet, sin recibir dinero a cambio.
Sin fuerza de ventas
Ahora, varias compañías nuevas están aprovechando estos programas, uniéndolos como piezas de Lego para construir productos comerciales. A menudo, publican el código fuente del producto en la Web y llaman a otros voluntarios para mejorarlo. Entonces, venden el software en Internet, ahorrándose el costo de contar con una gran fuerza de ventas. El cofundador de Zimbra Satish Dharmaraj, de 39 años, dirige Zimbra Inc. -la compañía detrás del programa- desde un pequeño cubículo con una laptop.
Zimbra, que tiene apenas 55 empleados en sus oficinas, es un lunar comparado con Microsoft, la cual se jacta de tener 140 millones de usuarios de su Exchange. Pero cada vez hay más lunares. La Web se está llenando de alternativas a Microsoft, desde el navegador Firefox hasta el software de soporte de ventas SugarCRM. Hasta Google Inc. ha entrado al juego, comprando algunas de estas pequeñas compañías, como el fabricante de una planilla de cálculo y el diminuto creador de un exitoso procesador de textos llamado Writely.com.
Bill Gates, el presidente de la junta directiva de Microsoft, dice que ha visto una prueba de Zimbra y reconoce que «han hecho un buen trabajo», pero dice que el producto «no se acerca a las cosas que Exchange puede hacer». Exchange, el más popular centro de comunicaciones en las grandes empresas, permite combinar email con teleconferencias y mensajería instantánea. La última versión, disponible a partir del mes próximo, ofrece nuevas funciones para conectarse a esos servicios desde el teléfono celular y otros dispositivos móviles.
Sin embargo, Exchange es complicado y cuesta más que Zimbra, dependiendo de una compleja estructura de precios. El desarrollo de la nueva versión de Exchange tomó varios años de trabajo de un equipo de más de 400 empleados de Microsoft.
El ascenso de emprendimientos como Zimbra ocurre justo cuando Microsoft experimenta problemas para adaptarse a los amplios cambios producidos por Internet. La compañía conquistó su codiciada posición al dominar el mercado de software para computadoras personales. Sin embargo, las funciones básicas que antes realizaba el programa de Microsoft se pueden hacer en la Web -y en teléfonos y aparatos portátiles que no siempre usan software de Microsoft-. Esto está forzando a Microsoft a experimentar maneras de vender servicios de software por Internet, al mismo tiempo que mantiene su dominio de los programas para computadoras personales.
Microsoft todavía muestra un crecimiento respetable en sus ingresos y sus ganancias, pero el sistema operativo Windows y el paquete de programas Office, cuyas ventas crecían alrededor del 30% anual en los años 90, probablemente nunca repetirán sus desempeños del pasado. El precio de la acción de Microsoft, aunque ha mejorado en los últimos tres meses, ha estado estancado por seis años. En 2003, Microsoft empezó a pagar dividendos, una herramienta usada en Estados Unidos a menudo por empresas de bajo crecimiento para atraer nuevos inversionistas.
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