Latinoamérica tiene muchas razones para celebrar a pesar del Imperio y sus lacayos. La gran mayoría de esas celebraciones se originan en Bolivia, el país más vapuleado por el modelo neoliberal en América del Sur que se está convirtiendo, paso a paso, sin prisa pero sin pausa, en el país líder de los cambios sociales […]
Latinoamérica tiene muchas razones para celebrar a pesar del Imperio y sus lacayos. La gran mayoría de esas celebraciones se originan en Bolivia, el país más vapuleado por el modelo neoliberal en América del Sur que se está convirtiendo, paso a paso, sin prisa pero sin pausa, en el país líder de los cambios sociales de esta Patria Grande, junto con otro país, Venezuela.
El mal llamado «eje del mal» por Estados Unidos que junto con Cuba, ha recuperado el orgullo y la dignidad para todos los pueblos que estuvieron sumidos en la desesperanza y la incertidumbre, gracias ala crueldad de un modelo de economía de mercado que destrozó sistemáticamente lo más preciado que un pueblo puede tener: la esperanza. Esperanza que va siendo construida hoy, de nuevo, desde la mirada limpia de líderes que saben lo que quieren y hacia donde van.
Bolivia consolidó la nacionalización de los hidrocarburos, no solamente con el Decreto Supremo del 1º de mayo pasado, sino que además lo elevó a rango de ley en el Congreso de la República, algo que no había sucedido jamás; devolvió a sus legítimos dueños, las tierras que estuvieron por años en manos de grandes terratenientes, mediante un latifundio descarado que hacía improductivas millones de hectáreas, arrebatándolas de las manos de sus legítimos dueños, quienes se morían de hambre en sus propios territorios y eran esclavizados en pleno siglo veintiuno. Emblemática medida que se promulgó en un Palacio Quemado que rebalsaba por la presencia del pueblo que marchó sin cansancio y con la frente en alto para recuperar lo que siempre fue suyo, haciendo realidad la consigna de que la tierra es de quien la trabaja.
Marco perfecto para una Asamblea Constituyente que va avanzando, a pesar de la intentona conspirativa de los viejos políticos de la derecha para evitar consolidar el hecho irrebatible de que es originaria y plenipotenciaria para aprobar un nuevo texto constitucional que refleje el verdadero país que todos anhelamos, por el que luchamos y que, por cierto, está muy lejos de ser el que la derecha egoísta y miope quiere mantener a ultranza, poniendo en práctica acciones tan increíbles como pasar por alto la soberanía de la Asamblea, que en su condición de Poder Constituyente, está por encima de cualquier otro poder constituido del Estado. Entonces, se inventan que mayoría absoluta no es democracia y quieren, huelga de hambre mediante, hacernos creer que de repente, se habían vuelto «demócratas» y «defensores del estado de derecho; un estado de derecho que sistemáticamente violaron para manejar Bolivia como si fuera la propiedad privada de unos cuantos, sin tomar para nada en cuenta a las mayorías y engañando, para seguir legitimando el apartheid y la exclusión perversa que se mantuvo durante siglos.
Y ahora, es Hugo Chávez en Venezuela, quién ha demostrado, una vez más, la octava vez consecutiva, que el respeto está ganado y que no habrá Imperio posible que haga retroceder a la nueva Latinoamérica. Más del sesenta por ciento de los votantes en ese país, han dado a este hombre el voto para que profundice las transformaciones de lo que él ha llamado Socialismo del Siglo Veintiuno y convierta a Venezuela en una potencia latinoamericana.
Todas estas transformaciones jamás hubieran sido posibles sin el brillo de la luz inextinguible que la Revolución Cubana que ha guiado a los pueblos en los últimos cincuenta años, sin la palabra valiente y siempre presente de claridad política e ideológica de Fidel y legado inmortal del Che. Por eso es que haber celebrado el 50 Aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y el 80 cumpleaños de Fidel en este contexto, cobra un significado mucho más profundo, que nos recuerda quién empezó el camino que aún está transitando, para gloria de todos nosotros, que estamos firmes acompañándolo.
En esta hora histórica para los pueblos de América toda, nunca más vigentes los ideales de los que murieron por la libertad de nuestros pueblos; nunca tan presentes las palabras de Mariátegui, Bolívar, Andrés de Santa Cruz, Zarate Willca, Tupac Katari, Bartolina Sisa, Zapata y tanto otros patriotas americanos, algunos, los más, anónimos luchadores amantes de la libertad, la vida y la verdad.
Nunca como ahora cierta la sentencia guevariana, de que todo los actos de un verdadero revolucionario están guiados por los más puros sentimientos de amor. Sí, porque solo el amor logra lo que estos gigantes han logrado en la nueva era que se abre a toda la América morena. Y contra el amor, que es invencible, prácticamente nada ni nadie podrán ponerse al frente, por más que todo el dinero del Imperio se utilice en ello.
El grito libertario resuena con más fuerza que nunca. Patria o Muerte…., vamos camino a la victoria total, nunca como ahora es cierto que la espada de Bolívar camina por América Latina, empuñada por millones de hombres y mujeres, hijos de la libertad y del amor.