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Una trampa del capitalismo

«Los gobiernos son temerosos de las empresas de EEUU y mantienen las leyes del neoliberalismo»

Fuentes: Arsenal de Ideas

Consultado por Arsenal de Ideas a su regreso de Venezuela, donde visitó la Universidad Bolivariana en la que se formara hace algunos años como el primer Especialista argentino en Gestión de la Propiedad Intelectual, Fabián Pena participó de un Seminario en el Instituto Zuliano de Estudios Económicos y Sociales (IZEPES) en Maracaibo sobre «El papel […]

Consultado por Arsenal de Ideas a su regreso de Venezuela, donde visitó la Universidad Bolivariana en la que se formara hace algunos años como el primer Especialista argentino en Gestión de la Propiedad Intelectual, Fabián Pena participó de un Seminario en el Instituto Zuliano de Estudios Económicos y Sociales (IZEPES) en Maracaibo sobre «El papel de los Movimientos Sociales en el MERCOSUR».

En una breve entrevista le preguntamos sobre las políticas de propiedad intelectual en nuestra región y los caminos que los gobiernos estan tomando en esta disciplina estratégica para los Estados y los pueblos de Nuestra América.

Aquí una reseña de las principales afirmaciones:

Los gobiernos de la región no avanzan hacia reformas de las normativas sobre patentes y marcas por temor a las corporaciones estadounidenses y a las represalias del gobierno de los EEUU, en el campo de la propiedad intelectual. Llama la atención que critiquen a Estados Unidos por sus políticas económicas y financieras pero acepten mansamente los mecanismos de dependencia impuestos mediante las patentes y las marcas, o que favorezcan el bloqueo tecnológico desde el Norte.

«No solamente no cuestionan los mecanismos de las patentes y las marcas, sino que intentan ampliar la protección por derechos de propiedad intelectual a la semillas para beneficiar a monopolios de alimentos».

La contradicción de los gobiernos es querer regular los monopolios sin tocar las leyes de propiedad intelectual que mantiene el nivel de concentración de bienes y servicios en pocos actores de la economía, sosteniendo un sistema legal contrario a los intereses de los pueblos.

El especialista sugirió indispensable dar el debate sobre la propiedad intelectual de las variedades de semillas y de los medicamentos porque son productos esenciales para el desarrollo de la vida humana y pretenden ser patentados por las semilleras y los laboratorios transnacionales para extender el período de ganancias en el caso de los medicamentos por encima de los 20 años de monopolio aunque ya posean tasas de ganancias obcenas con poca inversión genuina en nuevos fármacos para enfermedades existentes en países menos desarrollados o pobres.

Monsanto viene por todo y más, con su pretensión de eliminar la reutilización de semillas a los agricultores y pretender imponer leyes de semillas en toda la región. Inpensadamente, los gobiernos y parlamentos parecen estar cediendo a las presiones, aseguró Fabián Pena, quien es además de ingeniero químico, especialista en Ingeneiría Ambiental de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Buenos Aires.

Al ser consultado sobre las políticas de la Organización Mundial de la propiedad Intelectual (OMPI) afirmó que como brazo de los Estados Unidos en la ONU, esta organización impulsó un mecanismo para organizar en Suramérica, las Oficinas Nacionales de Propiedad Intelectual (ONAPIs) y enlazarlas con América Central y El Caribe porque es la única región del mundo que no posse una oficina regional para aplicar de manera homogenea las políticas de las empresas de EEUU y la Unión Europea en nuestros países.
Este proyecto supranacional está impulsado por ocho oficinas de propiedad intelectual de sudamérica (menos Venezuela y Bolivia) con financiación del BID para conceder patentes y marcas con un solo criterio jurídico y con validez en los restantes países.

Interrogado sobre la posición de los Estados en materia de propiedad intelectual afirmó que algunos mandatarios que critican la política de los Estados Unidos en materia económica y despotrican sobre los mecanismos de colonización y dependencia tecnológica, aprueban en la práctica el funcionamiento de una arquitectura regional y mundial de propiedad intelectual creada por las corporaciones de los EE UU y OMPI para mantener sus privilegios y monopolios exclusivos bloqueando las innovaciones nacionales y aumentando mediante las patentes y las marcas los precios de los productos. Probablemente no tengan muy en claro como salirse de la trampa del capitalismo, como bien dijera el presidente Chávez más de una vez.

Algunos presidentes creen que por tener 20 o 30 solicitudes de patentes nacionales de alguna universidad o instituto de investigación o se liberen las patentes de algunos pocos medicamentos, el país resuelve el problema generado por el monopolio de la propiedad intelectual o hasta piensan que su gobierno es una especie de «vanguardia tecnológica», mientras que los países más desarrollados inundan con miles de patentes y marcas nuestras economías, generando ganancias extraordinarias que luego fugan mediante mecanismos legales o ilegales.

Hay una conexión directa entre propiedad intelectual, monopolios y ganancias de empresas que no estan regulados debidamente en nuestros países y que atentan contra las políticas de distribución de riquezas e inclusión social, aunque los líderes y lederezas parecen no querer darse cuenta de estos procesos o no estan informados de ellos.

La penetración de las transnacionales en los mercados locales es tan impresionante que hasta pueden desabastecer un país entero de productos de primera necesidad, donde las empresas que controlan la tecnología de algunos productos no abastecen al mercado y las leyes de propiedad intelectual no las obligan a instalar las empresas en el país aunque mantienen sus derechos de patentes intactos.

En Argentina por ejemplo, se afirma que los paquetes tecnológicos de las semillas transgénicos -que representan uno de los principales ingresos de divisas del país- son realmente una tecnología de avanzada, cuando en realidad es una técnica que ya existe en la naturaleza pero que es vendida como la «revolución verde» y las empresas quieren cobrar regalías por tonelada de semillas sembradas.

Es un debate que hay que dar con los movimientos sociales que deben jugar un papel activo contra la nueva colonización tecnológica de los centros de poder mundial. Los Estados Unidos avanzan hacia la Marca Mundial y la Patente Mundial para globalizar sus monopolios, mantener y aumentar sus ganancias a través de esta Red mundial de propiedad intelectual.

Fuente: http://arsenaldeideas.wordpress.com/2014/11/01/especialista-en-propiedad-intelectual-los-gobiernos-son-temerosos-de-las-empresas-de-ee-uu-y-mantienen-las-leyes-del-neoliberalismo/