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Los hechos de Acteal, para no olvidar

Fuentes: desInformémonos

La Organización de la Sociedad Civil «Las Abejas» de Acteal se organizó en diciembre de 1992, como reacción a la prisión de 5 de sus compañeros. Sus principios fueron claros desde un principio, como narra el comunicado divulgado por ellos el día de hoy: «Nosotros los que no existimos, los asesinados, los despojados y los […]

La Organización de la Sociedad Civil «Las Abejas» de Acteal se organizó en diciembre de 1992, como reacción a la prisión de 5 de sus compañeros. Sus principios fueron claros desde un principio, como narra el comunicado divulgado por ellos el día de hoy: «Nosotros los que no existimos, los asesinados, los despojados y los negados dejamos a un lado el miedo y comenzamos a luchar por lo que somos, por lo que queremos y por lo que creemos; y enfrentamos el sistema de muerte (el capitalismo) luchando de manera pacífica. Desde un principio, nosotros y nosotras «Las Abejas» definimos una postura muy clara, la de ser pacifistas y con un método de lucha No Violenta activa».

Esos principios se fortalecieron hace quince años, con la culminación del conflicto paramilitar en el estado de Chiapas, que victimó a 45 tzotziles de Acteal, entre ellos 21 mujeres (4 de ellas embarazadas), 9 hombres, 15 niños, y lesionó a 25 otras personas. La masacre fue resultado de la creciente militarización fomentada por el gobierno de Ernesto Zedillo por toda la llamada «zona de conflicto» del estado, como parte de su política contra la insurgencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Desde el inicio de su gobierno, optó por lidiar con el «problema» zapatista por la vía del conflicto. Eso significó, por un lado, el incremento de las bases militares y, por otro, su contrapartida civil: la gestación de grupos paramilitares y de un estado de guerra civil latente.

En este contexto, las tensiones en el municipio de Chenalhó, dónde se encuentra Acteal, generaban un escenario explosivo. De acuerdo con Hermann Bellinghausen, en su libro «Acteal: crimen de estado», entre los años de 1995 y 1997 «Chenalhó se había convertido en un laboratorio más de una estrategia amplia de contrainsurgencia, en un territorio de guerra que abarca la tercera parte de Chiapas e involucra a la casi totalidad de indígenas de la entidad. La militarización era (y sigue siendo) abrumadora». La polarización era visible: en las elecciones de este año, los grupos distinguidos entre priístas y cardenistas «presionaban» a Las Abejas para que votaran en el partido oficial, del mismo modo para que no se aliaran a la comunidad autónoma zapatista de Polhó. Aunque son simpatizantes del proyecto zapatista, Acteal nunca se unió a ellos, lo que hacía crecer la presión hacia ellos.

Armados y entrenados en el plan de contrainsurgencia orquestado por el entonces jefe militar de la zona de conflicto, Mario Renán Castilo Fernández, los paramilitares emprendieron un ataque aquél 22 de diciembre, que ya venía en marcha desde por lo menos 5 meses antes, cuando ocurrió la primera ofensiva a los zapatistas de Polhó. La noche anterior del masacre ya se tenía noticias del acontecimiento, lo que hizo que los zapatistas se retiraran del lugar. Las Abejas decidieron quedarse rezando en Acteal y planearon para el día siguiente una vigilia de oraciones por la paz. Su manutención al margen del conflicto no fue suficiente y a las 11 de la mañana se empezaron a escuchar los tiros desde el monte.

A pesar de su evidente responsabilidad en la gestación de la masacre, tanto el gobierno federal como el estatal se lavaron las manos, atribuyendo el ataque a conflictos locales. Como cuentan Las Abejas: «Inclusive Ernesto Zedillo Ponce de León en la televisión ante la nación mexicana, argumentó que la masacre de Acteal no es un crimen de estado sino un conflicto intercomunitario; y cínicamente se atrevió a llamarnos salvajes, violentos e irracionales; por eso nosotros y nosotras con toda dignidad le preguntamos a la patria ¿quiénes son los salvajes, los irracionales y los violentos?, a caso son ellos de arriba quiénes entregan y entregaron sus vidas para hacer nacer la paz, el amor, la justicia y la esperanza?, sabemos que no!, Zedillo nos llamo así por miedo porque el trabajo que hacíamos lo ve como una amenaza en contra de su imperio, porque nuestras armas que son: nuestra palabra y nuestros sueño es una arma poderosa que no existe modo de detener».

Fuente: http://desinformemonos.org/2012/12/los-hechos-de-acteal-para-no-olvidar/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=los-hechos-de-acteal-para-no-olvidar

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