A mediodía, en el centro de una ciudad pobre y cerrada todavía, el avión presidencial llegó de Sucre. Eduardo Rodríguez, en su primera jornada como titular del Ejecutivo boliviano, llegó hasta El Alto para luego trasladarse a La Paz. El gobernante fue a Palacio de Gobierno, donde despachó un rato, y luego se dirigió a […]
A mediodía, en el centro de una ciudad pobre y cerrada todavía, el avión presidencial llegó de Sucre. Eduardo Rodríguez, en su primera jornada como titular del Ejecutivo boliviano, llegó hasta El Alto para luego trasladarse a La Paz. El gobernante fue a Palacio de Gobierno, donde despachó un rato, y luego se dirigió a la residencia presidencial. Por la tarde su actividad se limitó a una visita de protocolo al Estado Mayor de las fuerzas armadas, donde los comandantes le expresaron su reconocimiento como presidente. Los jefes militares y policiales, por cierto, fueron ratificados, pero hasta ahora se desconoce cómo y con quiénes Rodríguez habrá de formar gabinete. También redactó tres cartas para los principales dirigentes sociales alteños, pidiendo diálogo.
En las misivas, que llegaron a su destino a las 5 de la tarde, Rodríguez convocó a Braulio Rocha, líder de los pequeños comerciantes alteños; a Edgar Patana, secretario ejecutivo de la Central Obrera Regional de El Alto, y a Abel Mamani, presidente de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (Fejuve), a una reunión para este sábado a las 11 de la mañana. Los textos igualmente apelan a la humanidad de los alteños y piden hacer algo por los niños y las mujeres alteños y paceños, «que están viendo con desesperanza la imposibilidad de realizar sus actividades con normalidad para obtener el sustento diario».
A la hora que llegó la carta a manos de Mamani, la Fejuve había ya sostenido su asamblea de presidentes de juntas vecinales. »Ahora vamos a tener que volver a convocar temprano a los presidentes», dijo a La Jornada Mercedes Condori, representante del distrito 4 en el comité ejecutivo de Fejuve. De todos modos, Condori explicó que en la reunión de hoy los barrios alteños han decidido mantener las medidas de presión y que daban al nuevo presidente 72 horas para satisfacer sus primeras tres demandas, que son la »recuperación total de los recursos naturales -en particular los hidrocarburos, o sea, la nacionalización-, así como el juicio de responsabilidades a Goni (Gonzalo Sánchez de Lozada) y la convocatoria a la asamblea constituyente».
El paro general en El Alto parece haber cedido. En algunas zonas comenzó la actividad comercial y los transportes circulaban. «No, en el distrito 8 sigue el paro, también en el 7, en el 4 y en el 5», replicó Mercedes Condori. «Lo que pasa es que los distritos 1 y 2 sí parece que están levantando (las protestas). Vamos a tener que discutir eso mañana».
Mientras, aparte de la escasez de alimentos y la falta de combustibles (gasolinas y gas licuado), en La Paz se supo que la transnacional Aguas del Illimani podría suspender la distribución de agua potable a los domicilios este fin de semana, ya que no cuenta con suficiente materiales para el tratamiento del líquido.
Rodríguez «no significa nada»
A mediodía del viernes, una larga marcha de dos contingentes volvió a recorrer el centro de La Paz. Adelante, un millar de cooperativistas mineros caminaba lentamente. Al frente, un grupo llevaba por el centro un ataúd vacío simbolizando la muerte de su compañero Carlos Coro Mayta, muerto el jueves por la tarde de un balazo en el corazón cuando intentaba llegar a la ciudad de Sucre. En su fúnebre manifestación los mineros corearon algunas consignas, sobre todo exigiendo al presidente Rodríguez la nacionalización de los hidrocarburos. Las dinamitas, que en días anteriores eran armas de combate con la policía, sonaban sordamente por las calles, todavía sin autos por la falta de combustibles que afecta a La Paz.
Un poco más atrás, caminaban cientos de campesinos ligados al Movimiento al Socialismo (MAS), partido del diputado cocalero Evo Morales. Portando wiphalas, la bandera andina de siete colores, marchaban en silencio detrás de los mineros, aunque de vez en cuando alguna consigna los sacaba del sopor: llevan más de una semana en la sede de gobierno, alojados en las instalaciones de la Universidad Mayor de San Andrés, marchando y manteniendo vigilias en los alrededores del Congreso Nacional y el Palacio de Gobierno.
Tres cuadras arriba, la céntrica Plaza Murillo -sede de los poderes Legislativo y Ejecutivo- lucía desierta y, por primera vez en casi un mes, ya no estaban en guardia los policías que durante semanas mantuvieron cerrado el acceso, resistiendo noche y día a los cientos de miles de manifestantes. Pero a la Plaza de los Héroes, tradicional centro de reunión de los movimientos sociales bolivianos, llegaron una vez más los campesinos aymaras, quizá la fuerza social más combativa de este país.
En un cabildo realizado en la plaza, los campesinos aymaras decidieron que los bloqueos carreteros deben mantenerse. «Sólo han cambiado un payaso por otro payaso», fue una frase muy repetida. «No vamos a arrodillarnos ante ningún presidente para pedir diálogo, porque hemos sido bien claros desde el principio de esta gran movilización con lo que queremos», dijo uno de ellos, dejando en claro que vinieron fundamentalmente a exigir la nacionalización de los hidrocarburos.
Por la tarde, consultado por La Jornada, Eugenio Rojas, alcalde de la ciudad de Achacachi y reconocido dirigente aymara, explicó que «para nosotros no significa nada el cambio de presidente. Nosotros en nuestra provincia Omasuyos hemos dicho que va a ser la misma cosa, ya que el nuevo gobernante nunca va a hablar de nacionalización. Por ello vamos mantener el bloqueo de caminos».
«Sabemos que en El Alto pueden levantar, que la gente de Evo (Morales) va a levantar, que otros van a levantar. Pero nosotros seguiremos, porque es nuestra decisión», abundó Rojas, anunciando que su provincia tendría una asamblea el próximo domingo para resolver las acciones a seguir. Con esta resolución, además de mantener el cerco a La Paz, los aymaras dejan todavía sin productos agrícolas a las ciudades. Así, para el presidente Eduardo Rodríguez la situación no mejora mucho de lo que fue, hasta ayer, para Carlos Mesa.