El autoproclamado paro general del 28 de agosto pasado estuvo lleno de contradicciones. A estas las podríamos dividir en dos grandes grupos. El primero, el de las contradicciones objetivas: el momento político actual de la Argentina en su lucha contra el poder financiero internacional, la notable mejoría de la situación de los trabajadores en activo […]
El autoproclamado paro general del 28 de agosto pasado estuvo lleno de contradicciones. A estas las podríamos dividir en dos grandes grupos. El primero, el de las contradicciones objetivas: el momento político actual de la Argentina en su lucha contra el poder financiero internacional, la notable mejoría de la situación de los trabajadores en activo y en pasivo, la importante movilidad social ascendente de muchos millones de argentinos en los últimos diez años, las vigorosas políticas públicas en beneficio de la salud, educación, trabajo, vivienda para millones de incluidos, que hace solo diez años tenían estos derechos como sueños inalcanzables. Y las subjetivas: quiénes organizaron el paro, para el beneficio de quiénes.
Vamos por parte. El periodista Luis Bruschtein escribió al día siguiente del paro un artículo en Página 12, donde devela alguna de las contradicciones. Dice Bruschtein que el Gobierno de Cristina Fernández estima que solo el 10% de los asalariados pagan impuestos a las ganancias, que son aquellos trabajadores que rondan los 20 mil pesos por mes o más. Cifra nada despreciable, digo yo, ya que esa cifra al cambio del mercado paralelo (ilegal) de la divisa americana es aproximadamente de dos mil dólares al mes. Si tenemos en cuenta que los costes de la canasta familiar en Argentina están muy por debajo de esa misma canasta en los Estados Unidos o Canadá, y que ese salario es el medio y medio-bajo en esos países, las cuentas no son muy complicadas. Ahora bien, el sindicato de los trabajadores bancarios dice que la cifra de un salario de 20 mil pesos por mes la perciben al menos el 90% de sus afiliados, lo mismo comenta el gremio de la Fraternidad que aglutina a los ferroviarios, sucede algo muy parecido con el sindicato de camioneros, y con la Asociación de Trabajadores del Estado. Entonces el paro, ¿cómo se come? Dilema difícil de entender y sobre todo de explicar por la mesa sindical de los grandes popes Hugo Moyano, Luis Barrionuevo, Pablo Micheli y Gerónimo «Momo» Venegas. Dice Bruschtein que estos sindicalistas «le hacen un paro a la política que logró que todos esos trabajadores tuvieran ese nivel de ingresos. Los paros de Moyano tienen esas complejidades inexplicables cuya impunidad solo puede entenderse por la complicidad con que muchos periodistas y los grandes medios han rodeado al camionero desde que se hizo opositor». Las escusas de los burócratas sindicales para llamar al paro fueron el pago de impuestos a las ganmancias (pagos que se debitan en todos los países del llamado mundo desarrollado) y las asignaciones familiares (asignaciones que solo perciben los sectores asalariados de bajos ingresos, en todos los países del llamado mundo desarrollado). Pero lo que es difícil de esconder para los falsos representantes de los trabajadores, es que el paro tenía el mezquino fin político de desgastar al gobierno que sacó al país de una situación próxima a la inviabilidad, es decir, cerca de desaparecer como tal, como lo fue el país anterior a Nestor Kirchner; hacia un país que en la actualidad se planta frente al poder financiero internacional y le plantea condiciones, un país que habla de tú a tú con los emergentes (BRICS), y un país que diversificó sus relaciones internacionales en forma exponencial. ¿Será ésto lo que les duele a los «representantes» de los trabajadores?, o será como dice Bruschtein que «están incómodos con un gobierno que aplica políticas distributivas. Es un lugar que los deslegitima, los desubica y les hace perder liderazgo.» ¿O serán las dos cosas? Lo que está claro es que a pocas horas del llamado paro general, la NML Capital Limited, una de las financieras buitres salió en defensa de los sindicalistas paradores. Vaya contradicción, el poder financiero internacional en defensa de los proletarios. Marx todavía está dando vueltas en su tumba de Highgate, y Moyano habrá dicho para sí, «no me ayudés más Paul Singer, no me ayudés más, plis an tenquiu». Más claro lo dice Bruschtein, «Antes se hacían paros contra los gobiernos que ataban al país a los organismos financieros internacionales. Ahora se hace un paro contra un gobierno de sentido opuesto, que se esfuerza por liberarse de esas ataduras. En los dos casos, eran paros. En el primero se expresaban contra la dependencia, pero el paro de esta semana coincidió con la ofensiva de los fondos buitre y operó objetivamente a favor de ella, en un momento en que el Gobierno estaba reclamando apoyo en contra de los planteos extorsivos de estos prestamistas.»
La cuestión es que a los «defensores» de los trabajadores les salió el tiro por la culata, porque la gente no come vidrio, y tiene buena memoria del pasado reciente. La burocracia y la «burrocracia» en este caso se aliaron, no puede interpretar los anhelos y las esperanzas de la gente de a pie, porque ellos no son parte de esa gente, el pueblo. Menos coloquialmente lo dijo el jefe de Gabinete Jorge Capitanich, «No fue ni un paro general ni un paro nacional, y el sistema productivo funcionó normalmente en la Argentina. El 75 por ciento de los gremios no participó de la medida de fuerza, y ése es un dato objetivo de la realidad».
El Secretario de Empleo del Ministerio de Trabajo, Matías Barroetaveña le respondió a la Agencia de Noticias Paco Urondo, «…el conjunto de la política nacional toma como principal variable al empleo, por eso se logró sostener y mejorar la cantidad y calidad del empleo a lo largo de estos años. En los años noventa, nueve de cada diez puestos de trabajo que se generaban eran no registrados, hoy nueve de cada diez son registrados. Pero además, cuando es necesario se aplican políticas contracíclicas. A través de políticas de ingreso como la AUH (Asignación Universal por Hijo), las jubilaciones y las paritarias, fortalecemos el mercado interno a través del consumo y así sostenemos los niveles de empleo.»
En cuanto a la situación actual de su cartera, Barroetaveña aclaró: «…el gobierno nacional responde con políticas contracíclicas y también con el programa PROEMPLEAR, que es una herramienta que viene a atender estas situaciones particulares. Por un lado, tenemos el programa REPRO que es un subsidio de $2000 hasta doce meses, que va directamente al trabajador cuando existe el riesgo de pérdida de empleo. Por otro lado, la posibilidad de un nuevo régimen laboral para las microempresas de hasta cinco empleados que rebaja las cargas hasta un 50% y le permite a aquellos que no podían registrar por una ecuación económica tengan esa posibilidad. Y también tenemos los incentivos para la inserción laboral que son de hasta $2700 por doce meses. Este conjunto de políticas permiten sostener el empleo y facilitar la inserción laboral.» Habría que preguntarse si los gobiernos de la Alianza, con ese campeón de la derrota, con ese titán de la resignación y la mediocridad, el Mariano Rajoy argentino, Fernando de la Rua, podrían pensarse estos beneficios para los sectores más vulnerables. Tampoco con el travesti de Carlos Menem, el de las relaciones carnales con la gran democracia del norte, o con Raúl Alfonsín que simplemente no pudo enfrentarse contra los poderes de facto, porque no le dio el cuero.
En cuanto a los sectores de la constucción y el automotriz, Barroetaveña dijo, «La UOCRA señala la pérdida de puestos de trabajo. Hay que pensar que el gremio tenía 70 mil trabajadores en el año 2003 y hoy está en 400 mil. Si hablamos de puestos de trabajo perdidos, si bien cada trabajo importa, no podemos dejar de lado que estamos en una situación muy distinta a la de la Argentina de hace diez años. De todas formas, la situación del sector de la construcción está siendo abordada con políticas contracíclicas como el PROCREAR (Programa de Crédito Argentino para la construcción de viviendas)». En cuanto al sector automotriz, aclaró: «El sector automotor ha llegado a un número de producción de un millón de autos por año, lo que es algo absolutamente excepcional. Si bien hubo una renovación del parque automotor muy importante en los últimos años, también hay que pensar que no son tantos los argentinos que cambian el auto todos los años.
Al mismo tiempo, el sector tiene una cadena de valor internacional, donde Brasil disminuyó mucho su crecimiento y bajó un 25% las posibilidades de exportación desde Argentina. Eso impacta en la industria del neumático, la metalúrgica, la metalmecánica y el plástico, en distintos niveles.
De todas formas, no han aumentado los despidos en esos sectores. Lo que sí ha habido son suspensiones, que están previstas en el marco de los convenios colectivos y están planificadas.» Sobre el tema de la industria automotriz, el representante de Volkswagen, Luis Enrique Merens, dijo a un medio informativo del grupo Clarín que «desde el momento en que se lanzó el PROCREAUTO (Programa de Crédito para la Compra de Automóviles 0 Km.) aumentaron las ventas un 40%».
En cuanto a los comportamientos de las dirigencias sindicales, Barroetaveña comentó: «Más allá de los porcentajes que a veces piden los dirigentes todos los comienzos de año, los sindicatos se sientan en la mesa a discutir y las partes negocian de acuerdo a las posibilidades de cada sector. Después hay un capítulo político de aquellos que tienen un proyecto político personal o de algún espacio. Hay algunos que ven sólo el reclamo por el impuesto a las ganancias, que es un reclamo legítimo, pero nosotros también vemos otras realidades. Por ejemplo, hoy (por el jueves 28 de agosto) estuvimos con el sector ladrillero, que son más de 170 mil familias donde la informalidad ronda el 85% y es necesario intervenir en la cadena de valor.»
Para comienzos de junio el plan PROCREAR llevaba 113 mil viviendas a tan solo 2 años de haber sido lanzado.
Según datos de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES) la Asignación Universal por Hijo (AUH) cubre actualmente a 1,9 millones de hogares, brindando prestaciones a 3,5 millones de niños y recibiendo cada grupo familiar una prestación media de $1062. El monto total actual de la AUH es de $460 mensuales por hijo (hasta 5 hijos) y $1500 en el caso de hijo con discapacidad.
En cuanto a la inversión educativa este gobierno desde el 2003 a la fecha lleva el record en construcción de escuelas, 1742 distribuidas en todo el territorio nacional. El Programa Nacional Más Escuelas comprende la construcción de un total de 2128 para mediados del año entrante. Ello supone un total de 10.258 aulas, con capacidad de albergar a 701.960 alumnos entre los niveles Inicial, Primario, Medio Técnica, Artística y Agraria, Especial e Institutos de Formación Docente. En los años del ajuste estructural menemista-fondo monetarista de 1989 a 1999 se construyeron solo siete, y durante los trágicos años de de la Rua, ninguna. Este ritmo de ejecución representa un promedio de una escuela terminada cada dos días durante el período 2003-2013.
Serán todos estas nimiedades, las que pasan por alto los «representantes» de los trabajadores, cuando declaran muy alegres un «paro nacional y general».
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